HUMAN IN THE LOOP: ¿SÍ, NO, POR CUÁNTO TIEMPO?

HUMAN IN THE LOOP: ¿SÍ, NO, POR CUÁNTO TIEMPO?

Imaginemos un futuro en el que la gran mayoría de las actividades humanas actuales han sido automatizadas (salvo aquellas de “alto riesgo”). En ese futuro, cada persona cuenta con el apoyo físico y virtual de un agente de Inteligencia Artificial General (“IAG”). Hemos logrado, como especie, sobrevivir y generar un estado de bienestar general que, asumiendo una estabilidad planetaria, nos permite lanzarnos al sueño de conocer y colonizar el universo, dedicándonos al mismo tiempo al desarrollo espiritual y a actividades humanísticas y artísticas.

En una ligera variación de ese futuro, nos hemos convertido en los personajes de la película "Wall-E".

En un grado adicional de variación, estamos en un escenario tipo "Matrix" u otro similar.

¿Qué tan "futuristas" son estos escenarios?

Hace menos de 50 años nos maravillábamos con y agradecíamos la comercialización de máquinas de escribir electrónicas. Hoy, el lanzamiento de una nueva herramienta de IA ya no sorprende, y discutimos sobre cómo alcanzar la IAG (si con LLMs, World Models, u otros).

Cincuenta años parecen muchos, y al mismo tiempo, no lo son. ¿Alguien duda que tengamos IAG en 100 o en 150 años? Seguramente, a estas alturas, son pocos.

El tema de fondo, por lo tanto, no es si como especie viviremos alguno de los escenarios descritos al inicio. Lo más probable es que, si sobrevivimos a otros riesgos, sí experimentemos alguno de ellos.

El verdadero tema, entonces, es cómo caminamos hacia aquél futuro. Porque, si bien alguno de esos posibles futuros llegará, no lo hará de golpe, y en el proceso se tendrán que dar adaptaciones y surgirán necesidades no sólo derivadas de la búsqueda de la eficiencia.

Aunque este no necesariamente es el espacio tradicional para plantear estas inquietudes, en mi opinión es responsabilidad de quienes lideramos organizaciones plantearnos la pregunta que trasciende a la de la preocupación por el resultado del ejercicio económico anual: ¿Estamos considerando las implicaciones éticas y humanas (en nuestras organizaciones y en la sociedad en su conjunto) de este camino hacia la automatización total?

Miremos nuevamente atrás por un instante. Hace poco más de 30 años, los abogados dictaban sus cartas y escritos a secretarias que usaban taquigrafía para tomar notas que luego transcribían mecanográficamente a una versión final utilizando papel carbón para tener dos ejemplares idénticos.

Hace poco más de 25 años, los abogados corporativos se demoraban días o semanas en elaborar opiniones y rara vez salían de sus oficinas, acondicionadas para recibir la visita de sus clientes. Las opiniones legales muchas veces se valoraban según el número de páginas que tenían.

Treinta años atrás no es mucho tiempo y, desde otra perspectiva, sí lo es. Hoy, esa imagen del pasado resultará incomprensible para muchos lectores acostumbrados a contestar consultas legales por email o WhatsApp.

Lo importante a advertir es que, en gran medida, el cambio en la forma de prestar el servicio obedeció al desarrollo tecnológico y a la adopción que los clientes hicieron del mismo en la búsqueda de mayores eficiencias en sus procesos internos.

Actualmente, las empresas empiezan a automatizar procesos no solo productivos. Debido a su facilidad de uso, bajos costos y rapidez en los desarrollos e iteraciones, las automatizaciones están llegando a las unidades de soporte del negocio; esto es, entre otros, a los departamentos legales.

Con el desarrollo de las herramientas de IA, lo más probable es que este proceso solo se acelere en los próximos años. Pero las empresas no son las únicas esta vez. Muchos estudios de abogados y firmas de servicios estamos en la misma línea, habiendo aprendido las lecciones del pasado y utilizando incluso la innovación en nuestras prácticas como herramienta no solo de eficiencia sino también de diferenciación.

La pregunta, por lo tanto, mientras vamos impulsándonos hacia algunos de los futuros posibles, no puede ni debe dejarse de lado: ¿cómo automatizar y cómo adaptarnos?

Por un lado, están los requerimientos y demandas de los clientes y el mercado. Por otro, las necesidades de nuestras firmas y las exigencias propias del ejercicio de nuestra profesión. Pero considero que igualmente relevante es la necesidad de reflexionar sobre nuestra postura y posición filosófica al respecto.

¿"Human in the loop”, sí o no, y cuánto? ¿Es posible que adoptemos una respuesta a esta pregunta que permita reconciliar las necesidades de los clientes y el mercado (potencialmente la búsqueda de la máxima eficiencia, celeridad y ahorro) con una visión que cuide la relevancia del factor humano dentro de las organizaciones? ¿Por cuánto tiempo?

Y en todo caso, si vamos a transitar esa ruta, ¿no deberíamos adoptar políticas y protocolos que reflejen esta postura y decisión, procurando acompañar todo proceso de automatización con capacitaciones (upskilling, reskilling) adecuadas para nuestro equipo?

Preguntémonos si al reducir la intervención humana por completo en todas las actividades en las que ello sea posible tan pronto como sea posible, no estamos acelerando nuestro viaje hacia el autocumplimiento de la profecía de los escenarios distópicos que mencionamos al inicio. Aunque pareciera que todas estas preguntas sean meramente académicas, las respuestas que demos tendrán sin duda aplicación práctica desde la forma de entrenar la IA hasta cómo hacer uso de ella en el día a día de nuestras organizaciones.

¿O es que acaso lo que nos toca es resignarnos a actuar como el trío de cuerdas de la película "Titanic": tocar una melodía alegre hasta el último e inevitable instante?

Aunque he abordado este tema anteriormente, considero esencial que, al menos, los que lideramos equipos y trabajamos con tecnología, nos detengamos y reflexionemos unos instantes sobre el rumbo que estamos tomando y cómo podemos adoptar las decisiones que nos acerquen a una versión del futuro en la que se preserve lo que valoramos como esencialmente humano.

Walter Erich Burga Aranguren

B&D Quality Consulting, Consultor Senior en Nuevas Tecnologías y Excelencia Empresarial

1 mes

Estimado José Excelente reflexión, en lineas generales la sociedad actual no está preparada para convivivir con esta nurve era tecnológica Tal vez las nuevas generaciones las comprendan mejor, Buen fin de semana!

Javier Vera Sembler

Socio en Vera Sembler | Consultor en Comunicación Estratégica | Especialista en reputación y comunicación para el sector legal | Experto en el sistema judicial chileno | Te invito a conectar con mis valores | #VS

1 mes

He leído atentamente vuestras reflexiones y al igual que lo que te ha ocurrido, probablemente tengo más preguntas que respuestas. También estoy viviendo y participando de ese cambio y al menos en Chile creo que el sector legal está aún muy pasmado esperando a ver qué sucede (o tratando de entenderlo). Pensemos por ejemplo en la reputación digital de abogados y abogadas, que podría volverse completamente automatizada (con tasas ya altas respecto de otros sectores en LinkedIn).¿Le vamos a creer, sabiendo que prácticamente no ha habido intervención humana?

Jose Antonio Delmar, la automatización presenta desafíos y oportunidades. Es crucial encontrar un equilibrio que respete la labor humana y la eficiencia tecnológica.

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