"No hay razón suficiente que justifique una sociedad para desarrollar tecnología que la sacrifique"

Decidimos un día empezar con el proyecto humano: la evolución de nuestros esquemas sociales frente a un horizonte de desarrollo continuo que buscaba la promesa del infinito. Con el pasar del tiempo, fuimos reconociendo que nos cuesta encontrar espacios de conciliación y diálogo, porque donde hay intereses existe siempre algo que negociar. Así empieza todo juego de guerra, sin o con sangre; la partida de ajedrez que mueve humanos e ideales. El estancamiento de los mismos se transforma en una repetición, tal vez desnaturalizada, de conceptos primordiales ajustados a intereses individuales y disfrazados de bienes sociales; todo esto en busca del cambio. ¿Pero qué cambia?

El cambio, le dicen. Siempre fue este el pretexto de tácticas absurdas para convencer a corazones frívolos y mentes perturbadas, con éxitos efímeros como su tiempo en la historia. El cambio, que ha sufrido transformaciones amparadas en la ilustración de las personas y en la promesa de la evolución. ¿Somos acaso suficientemente ilustrados para afrontar el presente que avanza a la velocidad que lo hace? ¿Tenemos la capacidad de adaptarnos lo suficientemente rápido? Kant planteó en 1784 que la Ilustración era la liberación del hombre de su culpable incapacidad, y desarrolla esta incapacidad no como falta de inteligencia, sino de decisión; concretando el inicio de esta idea con la frase que le funcionaría como lema: "¡Sapere Aude!" Ten el valor de servirte de tu propia razón.

Luego, claro, fracasa la razón de Kant cuando perdemos el valor de decidir usarla como una herramienta de evolución. Convertimos el desarrollo tecnológico en el gobierno del sometimiento del mundo. Guerras libradas con armas sin pulso, sin traumas, sin miedo. No hay culpas detrás de una pantalla o una orden, o al menos no pesan tanto como cuando se viven de frente. No hay razón suficiente que justifique que una sociedad desarrolle tecnología que la sacrifique.

Tal vez estoy divagando un poco porque no tengo la experiencia suficiente para contrastar los datos necesarios; sin embargo, ahora que el mundo y el tiempo pasan, me gustaría creer que aún tenemos algo de tiempo para pausar, refrescar la mente y cuestionar si en algún momento de la historia hemos tenido razón.