LA LUCHA ROBÓTICA POR EL EMPLEO.
Seguramente han escuchado la ya manida frase relacionada con los jóvenes actuales en edades de preparación escolar: estudiarán carreras que no se han creado, y trabajarán en empleos que aún no se inventan. A esas frases quizás tenemos que agregar una tercera: perderán su empleo por culpa de alguien que todavía no existe.
¿Es tan desoladora la desventaja laboral de una persona, en relación a un robot o una Inteligencia Artificial? El arribo de ciertos inventos “inteligentes” del mundo tecnológico provocó una respuesta inmediata en sectores educativos norteamericanos, en aras de que el Chat de IA GPT de la empresa Openai no le “fabrique” las tareas a los usuarios inscritos a su servicio. Por citar un solo ejemplo.
Pero el Chat GPT de Openai es tan solo el hermano mayor, con esteroides digitales incluidos, de una larga lista de chatboots apoyados en preinteligencia artificial que ahora cumplen con ofrecer el mismo servicio que antes hacían asesores telefónicos y personal de servicio al cliente: Watson Assistant, Rulai, Inbenta, Smartloop y otros ya ofrecen ese producto a muchas empresas, con la consecuencia de un costo laboral mucho menor. Claro, habrá que despedir a los operadores que tenemos en este momento.
Empleos de bajo nivel de pago y alta repetición se desplazan a estos inventos, y quizás la irrupción de estos estamentos traiga el invento o la generación de unos pocos puestos laborales de mucha mayor preparación y elevado nivel técnico. Eso dice la teoría, y parece confirmarse con las evidencias de los últimos treinta años. Las grandes tecnológicas están despidiendo trabajadores, pero su inversión en desarrollos de IA y similares no disminuye. ¿Suena sospechoso?
Si ese es el escenario laboral de México, estamos fritos. Esta batalla la ganarán las grandes empresas, que preferirán invertir en tecnología, domar al cliente para acostumbrarlo a ser atendido por un chatboot o una IA, y terminar por despedir o no contratar tanto personal de piso o de atención primera al cliente, ante su deficiente preparación profesional o las quejas, válidas o no, de explotación laboral.
En el caso de un servidor, trabajo primordialmente en educación de jóvenes. No me imagino todavía con un robot como compañero de trabajo. Parece que el sector salud y el educativo serán los que tengan las últimas sustituciones de humano por robot. O de asesor por inteligencia artificial. En un escenario de educación remota, en línea, está la brecha. El miedo a la obsolescencia laboral con el arribo de la tecnología está bien fundamentado, aunque será menos trágico de lo que algunos pretenden. Depende del sector y del nivel de evolución local.
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Lustros atrás se hablaba del reemplazo acelerado de camareros, teleoperadores, choferes o vigilantes por sistemas inteligentes o robots. Ese escenario en realidad no ha ocurrido todavía, de manera plena. Más bien tenemos un escenario híbrido donde los robots o dichos sistemas se convierten en una herramienta imprescindible para los trabajadores. Tiemblo ante el chofer de Uber que mira fijamente el celular, con el fin de identificar la ruta para llegar al destino que solicité. Porque no lo conoce. Prefiero orientarlo de viva voz. Eso sí, el chofer que conoce la ciudad de memoria, y sólo se apoya en el mapa de reojo, es perfecto para brindar el servicio y convertirse en acompañante de diálogo: inteligencia y chat al mismo tiempo.
En el ámbito de las armadoras de automóviles, empresas proveedoras del sector metal-mecánico, y asistencia al cliente, robots y boots han entrado con fuerza; es verdad que han reemplazado a muchas personas en los empleos que existían. Pero también es cierto que se reducen los accidentes laborales, la exposición de un humano a situaciones riesgosas e incidentes de enojo de teleoperadores cuando atienden un cliente insufrible.
Tengo la convicción de que los trabajadores que apuesten por la actualización del conocimiento, y se instruyan o capaciten en ese escenario, permanecerán en el mercado laboral sin ser sustituidos. La inteligencia artificial puede destruir puestos de trabajo de baja cualificación, pero al mismo tiempo necesitará posiciones relacionadas con la observación, resolución de errores y programación.
En un sistema educativo mexicano donde los egresados de secundaria – y de bachillerato, y de universidad- cada vez saben menos que sus antecesores, esta realidad se convierte, entonces sí, en un problema de proporciones mayúsculas. Nuestro sistema educativo se puede convertir en el culpable de que quienes pasaron por sus aulas realmente no estén preparados para competir por los empleos, mismos que son ocupados ahora por máquinas o sistemas que saben sumar, restar, cancelar compras y cobrar. Pensamiento matemático y toma de decisiones.
Continuamente se nos habla de que México está en una oportunidad histórica: por la moda del nearshoring, por su cercanía con Estados Unidos, por su bono demográfico, y por su nivel de vida que facilita salarios competitivos a nivel global. Pero no se nos habla de las deficiencias educativas persistentes, de la alta rotación laboral que prevalece a nivel país, de las desigualdades económicas que acompañan a las desigualdades educativas, y de que los gobiernos tienen solo un pensamiento sexenal, no estratégico.
La evolución tecnológica no se puede detener. Quizás se puede modificar su velocidad. Pero un país con niveles educativos bajos y títulos de papel puede ser sobrepasado por dicha revolución. Y la consecuencia será desempleo, rotación permanente, y alta dependencia de subsidios o programas de apoyo del gobierno a ciudadanos incapaces de ser productivos. Ojalá esa no sea la apuesta.
¡Te ayudo a combatir la desinformación! Production Manager at Hogarth | Conductor/productor de Noticias de Tecnología Express | Gerente de archivo audiovisual | Analista de medios | @LinkedIn Creator
1 añoMuy buen texto, Eduardo. Veo que en muchos lados se buscan detalles como regulaciones o limitantes ante algo que se va a implementar en mayores escalas a futuro. En el caso de educación, como ya van algunos examenes "aprobados" por estos Grandes Modelos de Lenguajes como ChatGPT, más bien lo que se debe de evaluar es la manera en que se hacen exámenes, ya que esto está evidenciando que una herramienta tan imperfecta como la de OpenAI puede pasarlos. Y definitivamente soy anti ChatGPT, no por que no sirva para muchas cosas, sino por que sigue presentando demasiadas inexactitudes que afirma con toda la confianza del mundo. Estamos en una nueva etapa de guerra de desinformación, en donde ahora hasta las máquinas dan "verdades falsas". Para eso ya tenemos demasiados humanos.