il dolce far niente...
No me gusta el Facebook. Este fin de semana entré a la red social y me quedé tres horas pegado al monitor y aunque me preguntaba innumerables veces “¡¿Qué estoy haciendo?!”
simplemente no me salía del face y seguía, culposo, hurgando con curiosidad de niño y ánimo de zombi.
Entre mortificado y curioso me acosté temprano rumiando una respuesta a la bendita pregunta del párrafo anterior. Ensayé ponerme en otros escenarios y el primero que apareció fue la oficina, luego la casa y de ahí la universidad… ¿Repetía yo ese patrón que me llevaba a la pregunta “¿qué hago aquí?” en alguno de estos lugares?.
Con sorpresa descubrí que sí y no con poca frecuencia
Gracias a la anécdota del Facebook pude identificar con claridad esa tenaz costumbre – mal hábito - de hacer mucho y avanzar muy poco (o nada) justificando la actividad por la actividad misma. Compartiendo esta experiencia con algunos amigos me comentaron que a ellos también les pasaba lo mismo algunas veces, más de las que quisieran.
En sencillo, estar haciendo cosas que conscientemente sabemos no conducen a concreciones relevantes e insistir en el intento.
En parte descubríamos una pérdida de foco en el objetivo por razones tan diversas como preocupaciones, falta de preparación, querer ser multitarea, presión por un lucir alto desempeño, etc. El hallazgo que más me sorprendió fue el que el siempre lúcido Gordo Carrión nos tiró en la consciencia: “Lo que pasa compadre es que ustedes no saben no hacer nada” - ¿?.
“No han oído hablar del dolce far niente de los italianos del sur?, el dulce hacer nada…” – y continuaba el Gordo- “No hacer nada también es hacer, pero hasta eso requiere de arte, saber descansar, saber tener sosiego en lo cotidiano. No es sólo reconocer la necesidad sino también saber cómo hacerlo. Tenemos que saber dónde empieza un camino y donde termina, de lo contrario te quedas en algún punto del viaje sin coordenadas, con lo cual tu destino es, ni más ni menos, cualquier lado”.
Improductividad, procrastinación, inercia negativa, desgaste, parálisis, falta de foco, distrés son parte de una larga serie de causas y efectos de esta compleja conducta que, de alguna manera, todos hemos tenido. Frente a este escenario quisiera ensayar con ustedes dos preguntas que considero clave para entendernos:
- Porqué hago lo que hago
- Cómo hago lo que hago
- ¿?
Los invito a completar la lista de preguntas que deberíamos hacernos para comprender mejor la razón por la cual no sabemos no hacer nada y como consecuencia nos perdemos en un hacer que podría perder o no tener sentido, para nosotros y los demás.
¿Qué pregunta me recomendarías tu que me haga?...
¿Qué consejo me darías?
Ricardo.
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