Un país a la deriva, pero no yo.

Un país a la deriva, pero no yo.

¿Puede una persona en inminente peligro de ser despedida de manera deshonrosa de su trabajo, tener muy altas probabilidades de ir a prisión y terminar sus días ahí, perder gran parte o todo su patrimonio personal estar en capacidad de dirigir, gerenciar o gobernar?. Y de ser capaz, ¿hacerlo bien?. La respuesta es un no tajante.

El presidente del Perú, Sr. Pedro Pablo Kuczynski, se encuentra en la situación descrita en el párrafo anterior, por lo tanto, ¿Quién está gobernando el Perú?.

El poder ejecutivo se encuentra jaqueado desde un inicio por un poder legislativo con una mayoría que ha lucido los peores atributos de la especie humana. Venganza, odio, brutalidad, egoísmo, engaño, codicia y una larga lista de vicios e inconductas. Y para coronar el drama, coprotagoniza la obra un poder judicial que tiene menos prestigio que un lupanar de puerto.

El bien gobernar es de sabios, dice Platón. Si le hacemos caso al filósofo griego tendríamos que llegar a la conclusión de que la ignorancia, en su sentido más amplio, nos ha tomado de rehenes y no tiene ninguna pretensión de liberarnos.

¿Cuándo nos tomaron prisioneros?,¿cuándo olvidamos que éramos rehenes? . Seguimos anquilosados frente al dilema Vargasllosiano que nos escupe en la cara todos los días el acertijo del origen de nuestras miserias: “¿En qué momento se jodió el Perú?”. Todos tenemos a nuestro Zavalita bien adentro, acojudado, haciéndose la misma pregunta todos los días, recibiendo con la misma frecuencia la misma respuesta: Ninguna.

He dejado de preguntarme “cuándo” y he empezado a cuestionarme “hasta cuándo”. Hasta cuándo seguiré acostumbrándome a los olores del festín de la rapiña, a vivir salpicado de sangre de muertos, a los gritos sordos y los llantos secos de peruanitos que todos los días dejan de ser inocentes. Hasta cuándo nos seguiremos graduando en esta escuela de cinismo y cobardía, instituida bajo la soberanía de la bajeza y el doblez.

No tengo idea de cómo esto puede cambiar y que puedo aportar yo. Sólo sé que ya no soporto más la ausencia de caridad, de honor, de belleza, de ideales, de combates nobles, de adversarios dignos. Por lo pronto empezaré por mi.

Y por enésima vez, recordando a Hurtado Miller, que Dios nos ayude.

Ricardo Torres Oliva.

Falta amor por la patria!!!!!

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