Innovación en la tributación
En el marco del pedido de delegación de facultades tributarias, más allá de discutir sobre la conveniencia o no de aumentar tasas o crear nuevos impuestos, un elemento primordial a tomar en cuenta es la falta de incentivos para su pago, lo que refleja las actuales altas tasas de evasión.
Y mucho de esto viene por la percepción de la gente sobre la legitimidad del cobro de impuestos. Según un artículo de Punto Medio, la mayoría de peruanos percibe que el dinero recaudado no es usado adecuadamente y no los beneficia. Y esto, sin duda, no se da solo en Perú, sino que es recurrente en muchos otros países.
¿Qué propuestas se pueden plantear para mejorar esto?
Sin lugar a duda, mejorar la gestión pública es el tema de fondo, así como una política de transparencia absoluta. Vale decir, ejecutar lo recaudado en forma eficiente, y en obras y servicios que brinden utilidad y beneficios a la ciudadanía. Pero también tener una política de apertura donde se pueda ver cómo se gasta al detalle y a todo nivel.
Pero existen otras aproximaciones también interesantes, como la que nos brinda la economía conductual o economía del comportamiento.
Por ejemplo, comparto un muy interesante estudio del Centro de Estudios en Administración Tributaria de la Universidad de Buenos Aires, que describe la experiencia chilena de informar en forma detallada a sus contribuyentes la forma en que fueron gastados e invertidos sus impuestos, describiendo las potenciales virtudes de este sistema para transparentar el gasto público.
Según el estudio, entre las principales causas de la evasión tributaria en Argentina se encuentra la falta de transparencia en el gasto público. De acuerdo con una encuesta del 2020, 61.7% de los contribuyentes encuestados perciben un bajo grado de devolución de servicios por parte del Estado, mientras que un 89.5% de Pymes considera que los altos niveles de corrupción desalientan el cumplimiento tributario.
Es en esta coyuntura que el estudio analiza el caso de Chile, que en mayo de 2020 implementó el reporte informativo online “¿Cómo se usaron mis impuestos?”, a fin de transparentar el gasto público y dar a conocer en detalle el destino de los impuestos abonados por los contribuyentes, procurando de esta forma incrementar la conciencia y el cumplimiento tributario. Este reporte fue enviado al correo electrónico de todos los contribuyentes.
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Asimismo, el sistema permite que cualquier persona (así no sea contribuyente) pueda acceder libremente a un reporte con una estimación teórica, una especie de “calculadora” que le permita ensayar su reporte en caso pague sus impuestos.
Así, gracias a este reporte informativo, el Estado chileno pretende que cada contribuyente puede relacionar en forma clara y directa en qué se utiliza lo que paga en impuestos, y se logra dar una clara y contundente señal a la población sobre la importancia de sus aportes a las arcas fiscales.
Y así como el caso chileno, existen varios ejemplos más en el mundo, siendo el de Australia uno emblemático, por su profunda cultura de transparencia en el gasto y el destino de los fondos públicos.
Así, la agencia tributaria australiana informa públicamente tanto los ingresos como los impuestos pagados por las empresas más grandes del país, lo que favorece el cumplimiento voluntario por parte de los contribuyentes más pequeños, ya que el pago de impuestos por parte de las grandes empresas da una clara señal al resto de los contribuyentes respecto de la equidad del sistema, fundamental para la transparencia.
Asimismo, la agencia también le brinda a cada contribuyente un recibo de impuestos, el cual contiene una tabla con el detalle de cómo se han asignado sus impuestos (en forma particular) a las diferentes categorías de gastos públicos, de una forma muy similar al reporte chileno. Además, este recibo incluye información sobre los montos de deuda pública del Estado. De esta forma, Australia también pretende aumentar la transparencia sobre cómo se gastan los fondos aportados por los contribuyentes.
Como para pensar implementar algo similar en el Perú.