INNOVACIÓN: TRABAJARLA SERIAMENTE PARA GENERAR VALOR
Durante la última década he tenido la oportunidad de dialogar con personas y organizaciones que innovan en el verdadero sentido de la palabra. De igual manera, intercambiando opiniones con algunos colegas en Francia, México, Guatemala, Costa Rica y Colombia, se identifican acciones recurrentes cuando de lograr obtener recursos para financiar proyectos se refiere y, que de una manera inadecuada los promueven como proyectos innovadores.
En varios informes y artículos desarrollados por centros de investigación y prestigiosas universidades se advierte sobre la imprudencia en la utilización del concepto innovación [1]–[5]. Cuando innovación representa oportunidad, su utilización e interpretación inadecuada formará parte del mapa de riesgos de las organizaciones.
Leyendo el artículo El lado oscuro de la innovación: humo, mucho humo, y pocos hechos que publica Sintetia en su sitio web. Con una argumentación clara y contundente muestra las tipologías de CEO que forman parte de organizaciones que tienen una “visión genuina por la innovación y otras que no ven la necesidad de invertir en ella” [6]. No solamente sucede en las organizaciones, en la academia si se revisa los contenidos de los cursos, talleres, seminarios y hasta postgrados relacionados con innovación se evidencia que se repiten los mismos conceptos, se utilizan los mismos ejemplos, el principal error de esta situación radica en la falta de experiencia en proyectos reales de innovación. Abordar la temática de innovación exige un conjunto de competencias y capacidades que se desarrolla trabajando directamente en ésta temática, aprendiendo de los éxitos y fracasos, utilizando y desarrollando nuevas metodologías y métricas que permitan dar una opinión concreta respecto a las posibilidades de una idea o un concepto más elaborado de innovación cualquiera que sea su tipología. Agregar valor en este caso significa sugerir avanzar o abandonar a tiempo un proyecto, invitar a stakeholders a participar en el proyecto, blindar el proyecto ante visitantes irrespetuosos que todo lo ven, todo lo copian.
Innovar es un tema serio, exige responsabilidad por parte del innovador y su equipo de trabajo y saber prudencial por parte de los consultores en el momento de realizar un diagnóstico o acompañamiento durante todo el ciclo y espiral de innovación. Innovar no significa especular, existen muchas definiciones en ninguna de ellas ni siquiera se alude a contemplar posibilidades inexistentes o falsas ilusiones. Para el innovador, emprender un proyecto representa esfuerzo, tiempo y capital. Exige el desarrollo de competencias para gestión de innovación, más que el afán de constituir una empresa; en ocasiones las innovaciones pueden permitir convertir a esta persona en un Think Tank de clase mundial.
En la parte final del artículo enuncia: “Muchos CEOs no perciben como algo realmente crítico realizar los cambios necesarios para innovar de verdad. Creen que es suficiente espolvorear con polvo de hadas a sus equipos y que, de la nada, serán más innovadores y harán con ello más felices a sus clientes” [6]. Agregaría que no son solamente CEOs sino también políticos y empleados del sector público ávidos de llamar la atención. Para este grupo de personas el principal problema radica en la escasa visión de lo que sucede alrededor, de lo que está por venir, de los crecimientos exponenciales de la tecnología [7], de la cuarta revolución industrial [8], de la transformación digital de empresas [1], [2], [9]–[14], de la reinvención de modelos de negocios [9], [15]–[19] y de la ola disruptiva [4], [20] que llega para cambiar absolutamente todo.
Efectivamente, en el afán de utilizar el concepto innovación en agendas de trabajo se denotan los intereses para unos pocos y no el resultado real que representa una innovación bien gestionada.
Referencias
[1] Accenture, “Amplyfyou Technology for people. The era of the intellente enterprise,” New York, 2017.
[2] BBVA, Reinventar la empresa en la era digital. Madrid, 2015.
[3] Deloitte Consulting, Tech Trends 2016. Innovating in the digital era. London, 2016.
[4] Ernst & Young, “Las ventajas de la disrupción,” México D.F., 2016.
[5] Fundación Innovación Bankinter, Tecnología y desigualdad Por un mundo más justo y próspero. Madrid, 2016.
[6] J. M. Puerta, “El lado oscuro de la innovación: humo, mucho humo, y pocos hechos,” www.sintetia.com, 2017. .
[7] R. Kurzweil, The Singularity is Near. When humans trascend biology. New York: Viking Penguin, 2010.
[8] K. Schwab, The Fourth Industrial Revolution. Davos, 2016.
[9] Accenture, The Technology Vision 2016 - People First: The Primacy of People in a Digital Age. New York, 2016.
[10] Banco Mundial, Dividendos digitales. Panorama general. Nueva York, 2016.
[11] CENTIC, “Nuevos modelos de negocio en la Industria conectada,” Murcia, 2016.
[12] Deloitte, “Tech Trends 2015. The fusion of business and IT,” New York, 2015.
[13] EOI, Economía Digital. Madrid: Fundación EOI, 2010.
[14] P. Cerezo, C. Magro, and J. Salvatella, “10 Claves para el debate sobre la transformación digital y su Impacto socioeconómico,” Madrid, 2014.
[15] Arbonies & Asociados, “Modelos de Negocio 4.0,” Barcelona, 2016.
[16] F. Laloux, Reinventing Organizations: A Guide to Creating Organizations Inspired by the Next Stage of Human Consciousness. Brucelas: Nelson Parker, 2014.
[17] A. Osterwalder, Y. Pigneur, G. Bernarda, and A. Smith, Value Proposition Design. New Jersey, 2015.
[18] M. J. Rojas, E. Yuste, J. A. Vázquez, and J. Celaya, New Business Models in the Digital Age. Madrid, 2004.
[19] C. Zott, R. Amit, and L. Massa, “The Business Model: Recent Developments and Future Research,” J. Manag. Vol. 37 No. 4 , 5, vol. Vol 37, no. No. 4, 5, pp. 1–24, 2011.
[20] KPMG, “Éxito en tiempos de disrupción,” Madrid, 2017.