¿Innovar en la comunicación o comunicar la innovación?
Piedad Marcela Valencia, Alumni MCPC’08
Ambas, siempre ambas. La comunicación y la innovación tienen un papel transversal en las organizaciones y en todo cuanto nos sucede en el día a día. Aun así, pocos profesionales somos conscientes de ello y logramos desarrollar ciertas habilidades que puedan fusionar una correcta comunicación escrita, hablada e inclusive no verbal, con la capacidad creativa y estratégica para apalancar procesos de cambio.
Así como la comunicación es un ejercicio de evolución constante, la voluntad de transformar y mejorar es precisamente lo que sustenta a la innovación. Ambos tienen en común su nacimiento con la misma humanidad: la necesidad de comunicar y la de cambiar para mejorar nuestro estilo y calidad de vida, han sido una constante en la historia.
La introducción de novedades en las organizaciones o en la sociedad, modifica y, en algunos casos, destruye las viejas estructuras, para dar paso a nuevas formas de interacción y comunicación. Como nos ha demostrado la Ley de Moore desde hace varias décadas, estos cambios son y serán cada vez más acelerados, con hitos más relevantes y con capacidades más asombrosas, asequible y accesible a todos.
Sin embargo, el camino de la construcción de procesos en torno a las innovaciones requiere de un acompañamiento que solamente la comunicación estratégica puede apalancar, entre muchas otras necesidades, pues de nada sirve tener una gran plataforma, desarrollar una maravillosa app, crear un producto disruptivo, o mejorar un producto, servicio o proceso con tecnología, si no somos capaces de transmitir con la comunicación qué hace, para qué sirve o por qué se debería adoptar su cambio. Y qué decir de los canales que debemos seleccionar para ello, pues no es lo mismo explicar una compleja tecnología de Inteligencia Artificial a un experto ingeniero, que hacerlo a un adulto mayor sin conocimientos tecnológicos.
En la actualidad, las revoluciones tecnológicas han amplificado y acelerado los procesos de innovación en todos los campos del saber y en todas las estructuras, causando cambios radicales en la sociedad y en los procesos de producción y consumo que deben ser gestionados adecuadamente para aprovechar al máximo las posibilidades que brinda la innovación, y al mismo tiempo, evitar los efectos adversos que pueden llegar a representar los cambios en las organizaciones.
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Todas ellas han tenido que innovar, en los últimos años, en la forma como comunican su estrategia de negocios, y su relación con los clientes, proveedores y ciudadanos para mejorar sus procesos. La adopción de las nuevas tecnologías y algunas coyunturas especiales, como fue el caso de la Pandemia, han permitido acelerar el proceso en el que cada vez más seres humanos interactúan, generan, comparten y consumen en distintos canales y formas de contenido.
Todas las organizaciones, y gran parte de las personas que tienen acceso a dispositivos y conectividad en la actualidad, tienen presencia en el mundo digital y deben cuidar de su posicionamiento en las redes de información y poder, en línea con su reputación y para que sus metas prosperen. De esta forma, fortalecer y mejorar sus estrategias de comunicación es parte del proceso de innovación que ayudará al cumplimiento de sus objetivos, y que a su vez, permitirá idear nuevas y mejores formas de captar, colaborar, contribuir y cosechar a esos grupos de interés que sirven a sus objetivos.
La generación de comunidades vía redes sociales, la interacción en espacios de relacionamiento como eventos o coworkings, la imperiosa necesidad de tener aliados y prescriptores, cada vez más supone un esfuerzo permanente de generación de contenido y de ejercicios de prueba y error que permitan comprender el mejor canal y el mejor mensaje que se ajuste al perfil de la contraparte. Esto es también un ejercicio constante de innovación, que nos permite además garantizar la relevancia y la sostenibilidad de su ejecución, puesto que la competencia es cada vez más dura.
Hacia adentro, la innovación solo es posible cuando sucede a partir del conocimiento, la intención y la experiencia de las personas que lideran las organizaciones. Por ello, es importante comunicar la innovación para lograr la participación activa de todos los actores, que conocen las oportunidades de mejora y las prioridades que deberían tenerse en cuenta al momento de innovar. La innovación debe ser una constante en las organizaciones, que han de contar con políticas y proyectos que destinen recursos y comuniquen adecuadamente las prioridades de la organización en la mejora continua de los procesos.
Hacia afuera, ejercicios de innovación abierta y estrategias basadas en relacionamiento, alianzas y cocreación, pueden ser la clave de mejorar, aprender y construir mejores productos, servicios o procesos que puedan aportar a las organizaciones y la sociedad.
La comunicación y la innovación van de la mano constantemente. Son un dúo maravilla que puede garantizar el éxito con su buena planeación o ejecución, o que puede complicar en cualquier momento la permanencia, reputación y fidelización de nuestros grupos de interés. Así como difícilmente podemos comunicar sin innovar, también será muy complejo innovar sin saber comunicar.
CTO & Founder at 100Digital. Estamos transformando las empresas desde la automatización de sus procesos generando beneficios económicos de alto impacto. RPA| IOT| Cloud| PMP|Scrum| MBA
8 mesesExcelente reflexión PIEDAD MARCELA VALENCIA TELLO Comunicar las innovaciones es uno de los retos más difíciles para emprendedor. Competimos con miedos, con mitos, con redes sociales que confunden y con desconocimiento de algunos temas técnicos. Lograr transmitir como agregamos valor con la innovación se ha convertido en el primer paso para vender la idea. Muchas gracias por compartir