Inteligencia emocional: ¿cómo influye a nivel profesional?
Actualmente, vivimos en una era plenamente virtual, donde la mayoría de los procesos que realizamos a nivel cotidiano se han automatizado, reportando a las personas una mayor comodidad y rapidez a la hora de realizar sus tareas. Para contrarrestar esta impersonalización, las personas se han visto en la necesidad de desarrollar nuevas competencias, de entre la cuáles se ha popularizado la inteligencia emocional.
Habitualmente, los estudios de psicología se han centrado en el análisis de la capacidad de razonamiento del ser humano, con el objetivo de determinar su personalidad. Sin embargo, la evolución ha demostrado que la racionalidad de las personas es limitada y que esta está notablemente influenciada por las emociones.
Uno de los principales indicadores que tradicionalmente se usaba para determinar el nivel de inteligencia y, por tanto, probabilidad de éxito en la vida es el coeficiente intelectual. No obstante, se ha demostrado en numerosas ocasiones que el análisis de las habilidades cognitivas básicas es insuficiente, ya que estas deben de estar debidamente equilibradas con habilidades emocionales.
En este contexto, nace el término de inteligencia emocional, que hace referencia a la capacidad que tienen algunas personas de gestionar adecuadamente sus emociones, de manera que estas, que suelen ser altamente subconscientes e impulsivas, no afecten en exceso a la toma de decisiones, así como a las relaciones con el resto de personas.
De hecho, la inteligencia emocional es una capacidad que se atribuye directamente a las habilidades para ejercer un buen liderazgo. Para llegar a ser líder de un grupo de trabajo a nivel profesional, será importante tanto gestionar las propias emociones para no dejar que aquellas negativas influyan en la toma de decisiones y poder analizar las situaciones con la mayor racionalidad posible, así como saber reconocer las emociones latentes en el grupo de trabajo, tanto a nivel colectivo como individual, para poder solucionar posibles conflictos u orientar estas hacia la obtención de una mayor eficacia.
En resumen, de poco sirve poseer grandes conocimientos a nivel técnico sobre una profesión en cuestión, si las habilidades sociales y emocionales son limitadas, ya que se verán reducidas las posibilidades de promoción. A pesar de su carácter subjetivo, la inteligencia emocional puede ser trabajada y potenciada a través de una correcta formación, como puede ser el master en inteligencia emocional que ofrece Euroinnova Business School, muy recomendable para aquellos profesionales del área de recursos humanos empresariales.