Irse no siempre es alejarse

Llegué en 2007. Trabajé siete años y hace 10 que me fui. Fue una decisión difícil. Ahí me sentía como en casa, aún me sucede. La semana pasada llegué a la celebración un poco tarde y apurada, pues yo era anfitriona en otro evento, el mismo día y a la misma hora. Pero no podía dejar de ir. Hay lugares y personas así. Se quedan y van con una por el resto del camino.

La velada fue memorable y profundamente emotiva. ¿Será que cuando las fiestas no son parte de tu cotidianidad y decides celebrar algo, como tu aniversario número 30, las emociones afloran con mayor intensidad? O quizás sea que reunir a cada una de las personas que son parte de tu historia, con sus afectos, todos juntos, genera una alegría mayor. Talvez sea la suma de todo.

El caso es que ahí estaban varios de mis ex compañeros/as, con quienes pasaba ocho, diez horas por día; con algunos hicimos viajes, compartimos confidencias, fiestas, nacimientos de hijos, fallecimientos, matrimonios, divorcios, navidades. También disgustos, adolescencias, desavenencias, errores y malas decisiones. ¿Que si creamos vínculos? Vaya que sí.

A fin de cuentas, ¿de qué se trata pasar por una organización, además de trabajar y ganar un salario? Para mí, de cultivar esos vínculos con el mayor cariño y respeto, pues eso es lo que nos llevamos. El puesto y el pago tienen su importancia, pero la conexión con las personas es lo que verdaderamente trasciende. Es una energía que perdura y se alimenta de la manera en que tratamos a los demás.

En Panamerican Securities S.A. nos unían varios principios, uno de ellos era la vocación por la excelencia, por el trabajo prolijo y por los resultados brillantes. Éramos un equipo orgulloso de sus logros y sé que aún lo es. Siguen creciendo, buscando nuevas y mejores maneras de hacer las cosas y construyendo relaciones que perduran. ¡Felicidades queridos colegas, les deseo lo mejor, hoy y siempre!