Julación y vida

Quizá porque ya me voy acercando progresivamente al final de mis funciones como profesional de la medicina y veo más próxima mi jubilación, es por lo que hoy me apetece hacer unas reflexiones sobre la misma.

La jubilación es una transición que implica el abandono de un rol laboral y, por consiguiente, esto requiere la capacidad de reestructurar el sistema de funciones y actividades personales.

La jubilación es diferente a otras transiciones que impliquen el abandono laboral, como también la salida de una carrera o trabajo. La jubilación se considera, a menudo, un evento caracterizado por la perdida del trabajo, de la remuneración y de la identidad. Por ello, jubilarse supone una importante reestructuración de las funciones que definen el espacio de la vida de una persona y, por consiguiente, requiere flexibilidad y capacidad de adaptación a las nuevas condiciones.

Desde el punto de vista psicológico, el efecto de la pérdida de la función laboral se vincula a dos factores: la importancia de la función laboral en la definición de la identidad personal, y la presencia de otras importantes funciones sociales en la definición de sí mismo, que pueden sustituir satisfactoriamente la función laboral. El apego al trabajo puede dificultar la adaptación a la jubilación.

Por otra parte, la adaptación a la nueva situación puede ser especialmente difícil para aquellos que muestran una escasa inversión en los papeles extra laborales en lo que respecta a las relaciones familiares, de pareja, a la amistad, a la participación en alguna organización y a la dedicación de actividades de esparcimiento que pueden sustituir el papel del trabajo abandonado.

Según he observado, la persona jubilada parece pasar por una serie de fases:

Generalmente, al principio la persona suele sentirse feliz de estar jubilado y con tiempo libre, por lo que realiza múltiples planes con expectativas muy elevadas.

Pasadas una semanas o pocos meses, puede que las cosas no sean como esperábamos ( no podemos llevar a cabo todos los planes que habíamos hecho. Nos hacemos consciente de la merma económica que supone jubilarse. Sentimos nostalgia de nuestro trabajo. Nos enfrentamos con nuestro " nuevo yo"...) produciéndonos un gran desencanto.

Es entonces cuando pueden aparecer síntomas de ansiedad, estrés o depresión ( fruto de la decepción o la frustración); contrarrestándose, en algunas ocasiones, con hiperactividad, y en otras, abandonándose las actividades habituales.

Todo esto nos obliga a buscar nuevas expectativas, más realistas y ajustadas a la nueva situación. Es decir, reorientamos nuestra vida hasta que nos estabilizamos y nos adaptamos a estar jubilados, aceptando nuestro nuevo estatus y alcanzando un equilibrio entre las posibilidades y los recursos.

Para llegar a esta situación ideal para el jubilado, es fundamental el apoyo y la ayuda de los hijos y de la familia, que reduce el temor de la pérdida de identidad social. También es importante el apoyo que el jubilado recibe de sus amigos, pues restructura las actividades de ocio y las relaciones sociales, disminuyendo la ansiedad y la exclusión social. En ti está la solución que resuelve la mayoría de tus problemas.

Con la jubilación nos llega esa etapa de nuestra vida madura en la que tendremos mucho tiempo para invertir y repartir con la familia y los amigos. Pero sobre todo para estar con nosotros mismos, para conocernos mejor, para repasar nuestra vida y lo que a merecido la pena o no de ella, para seguir creciendo a nivel personal en todos los aspectos, para seguir siendo útiles a los demás y para seguir sintiéndonos vivos. Quizá ese tiempo no pudimos dedicárnoslos antes debido al trabajo y las prisas habituales de estos tiempos que vivimos.

Ahora atardece en el salón de mi casa. A través del ventanal veo el sol que se esconde en el horizonte embelleciendo el cielo con tonos rosas y anaranjados, mientras unas nubes de bordes plateados se desplazan en la dirección del viento. Es mi hora preferida. Cada persona debería elegir su momento ideal o preferido

Posiblemente, este sea también el momento de abrir ese cofre secreto que todos guardamos dentro. En el mío he intentado guardar momentos únicos e imborrables. Quizá dentro encuentre las pruebas de que muchos días me inundó la dicha hasta limites inimaginables. Otros días, los menos, donde el sufrimiento, la decepción, la enfermedad, el sufrimiento y la pérdida de seres queridos, me afectaron profundamente hasta poder resurgir de nuevo, como el Ave Fénix, levantarme con más ganas y seguir adelante en mi profesión y en la vida personal... Todos tenemos ese libro de placeres y sufrimientos dentro del corazón y del alma.

En esta, mi hora única, esos instantes de culminación en que alguien nos envolvió con su amor y su gozo de tal forma que quedaría grabado para siempre en el alma... Siempre estará esos instantes inundándome de nostalgia y alegría. Superemos los momentos de tristeza y decepción y sigamos adelante con más ganas, más energía y más fuerza, si cabe. Es nuestra obligación y compromiso con nosotros mismos y con la vida.

Sigo dejando escapar el contenido de ese cofre derramándose en mi memoria. Ahora con más madurez, con más tiempo, con más experiencia y con mas sabiduría, para analizarlo, apreciarlo y darle el valor que realmente tiene y que antes no pudimos ver ni analizar.

Analicemos el contenido, pero no para anclarnos en el pasado, no para recompensarnos de una mirada, ni al brillo y al calor ya extinguidos, sino para revivirlos, para sentirnos vivos...

Reconstruyamos lentamente, llenos de gratitud e intensidad, esos regalos que nos dio la vida. Así aprenderemos a agradecer y a amar el presente, a acoger con más fuerza las cosas buenas de cada instante de la vida, a recibir con júbilo las alegrías futuras y a no olvidarlas nunca, nunca, sino a mostrarlas ante nuestros ojos cada dia.

Muchas veces habremos pensado: "Cuántos momentos perdidos. Cómo se han descolorido las fotos antiguas, cómo amarillea las páginas de la libreta donde escribimos algo privado: una carta, un poema. Cómo ha perdido intensidad la tinta que habíamos usado... y también el tono de esa voz que nos susurraba al oído cosas agradables"...

¿Y nuestra pasión e intensidad?. ¿Dónde está. Por qué se fue?. ¿Dónde quedan esos momentos únicos de cuando nos sentimos profundamente amados. Imprescindibles y necesarios para todos?. ¿Y cómo reaccionamos ante aquellas palabras que a través del oído nos llegan al corazón y al alma, ante aquella mirada deslumbrante que mira fijamente a nuestros ojos, ante la sonrisa morbosa de unos labios sensuales o ante una carta o poema de amor que nos escribieron?...

Esos momentos y escenas no han pasado: basta desempolvarlos de nuestra memoria y de nuestro corazón para traerlos al presente... Algo hizo, en algún momento, que nuestras piernas nos temblaran y casi no pudieran sostenernos, que nos temblaran también los labios sin pronunciar palabras y que la pasión, el amor y el deseo subiera desde nuestro pecho a nuestra boca hasta depositarlos en otros labios que igualmente lo esperaban... Como una forma de dar las gracias por todo lo vivido.

¿De verdad supimos entregarnos en esos momentos?. ¿Supimos en ese instante que eran únicos?, que nunca acabarían, que terminarían antes otros momentos más llamativos, en que quizá el deseo nos consumió y otra piel comprimía la nuestra?. ¿Cuánto después supimos que habíamos vivido los mejores momentos de nuestras vidas?

Hoy, más cercano a mi jubilación, en esta tarde primaveral con su espectacular ocaso; con mis manos vacías, rememoro todo aquello que me sostuvo, aquello que me hizo vivir, no sobrevivir, aquello que me consoló realmente hasta hoy.

De ese preciado tesoro que llevamos dentro hemos vivido tanto... Por eso penetramos en él, adentrándonos en aquellos momentos. Hoy sucede todo como ayer: entremos en aquella habitación en penumbra con los ojos cerrados. Sentémonos en aquel sillón o sofá o echémonos en aquella cama donde nos sentimos en otra dimensión... Todo estuvo bien. No hay arrepentimiento, no hay dolor ni olvido.

No es fantasía lo que las personas necesitan, sino amor: Un amor de hoy que vuelva la cara al de ayer, sin compararse con ningún otro, ni con celos, sino maduro, entregado y sentido sin límites

Que equivocación más grande el intentar olvidarse, de la tristeza y de los momentos felices. Imaginemos la felicidad pasada en medio de otra felicidad o en medio de otra tristeza. sin temor y sin odio... No han pasado los años si se nos acerca un persona deseada con las manos tendidas y con el alma desnuda para nosotros.

Es el milagro del gozo y del amor. Un milagro que surge del destino o la casualidad, que no se termina nunca. Aquel amor y esos gozos escribieron palabras, dibujaron escenas, esbozaron gestos, susurraron y sintieron emociones imborrables.

Lo evoco en voz alta en esta tarde de primavera, con la luz ténue de este ocaso de hoy, que admiro desde mi ventana del salón, con la Giralda al fondo... Ningún amor es fútil, ningún sentimiento que nos estremeció fue inútil y ninguna dicha fue baldía. Ninguna vivencia perdida

No ignoremos nunca la intensidad y el motor que nos dio de vivir. El mundo, bullicioso o silencioso, fue testigo de aquellos momentos inolvidables en que llegamos a tocar el cielo con nuestras manos y en que participamos del triunfo de la vida. No invalidemos ni ensombrezcamos la luz que nos deslumbró de dentro afuera. El amor y el gozo de ayer son las guías, presentes e invisibles, calladas y fuertes, que nos conduce al gozo y al amor de hoy, o a la ausencia de los dos.

Porque somos los mismos que ayer fuimos y nuestras historias tienen capítulos hermosos y únicos. Capítulos que nos enorgullecen de ser quienes somos, y que deben ser revividos, no solo recordados. Ellos son los que nos prolongan, ellos son los que nos reviven, ellos los que nos quedan por vivir.

La jubilación no es sinónimo de enfermedad, de invalidez o inutilidad, de deterioro psicofísico o de muerte. El jubilado es una persona con su dignidad, con sus necesidades, con sus sentimientos, emociones y bastantes años de vida por delante, al que todos deberíamos admirar por: su entrega, su trabajo, su esfuerzo y su colaboración en construir una sociedad mas rica, más prospera y más libre para las generaciones futuras

Esta sociedad hedonista, consumista y de culto sólo a lo joven y nuevo, debe tener muy en cuenta a los jubilados. Los políticos solo se acuerdan e ellos a la hora de que les vote. Pero estas personas tributan a la hacienda publica, y hacen una labor incalculable y no reconocida: ayudan con sus pensiones a sus hijos y cuidan de sus nietos, ya que éstos tienen sueldos de miseria que no les dan para vivir dignamente, y hacen que la vida de ambos sea un poco mas llevadera y amable. Deberíamos ser mas justos y comprensivos con ellos y dotarles de todos los medios y herramientas para hacerles una vida más sencilla, fácil, cómoda y feliz... Se lo han ganado con su trabajo, esfuerzo y entrega a lo largo de los muchos años de vida laboral. Nadie les ha regalado nada.

Asumamos esta etapa que nos tocará vivir o estamos viviendo con naturalidad. Como personas adultas y maduras debemos sacar lo mejor de cada día y de cada instante. No nos encerremos en nosotros mismos. Démonos permiso para seguir viviendo, para sentirnos vivos y seguir coleccionando momentos que merezcan la pena de ser catalogados como únicos... Antes hemos vivido para trabajar. En esta nueva etapa de jubilados, trabajemos para vivir.

PD: Desde aquí, todo mi respeto, mi apoyo, mi admiración y mi gratitud a todas las personas jubiladas y las que pronto se jubilarán. Ellos son sólo pasado en su trabajo habitual, pero son presente y guía, con su experiencia, su sabiduría, su templanza y sus ganas de vivir, para generaciones futuras de éxito, que harán mejor, más humano y más justo el mundo en que vivimos.

Ana N.

Monitora de Manualidades en Ayuntamiento de La Palma del Condado

2 años

Cómo escribes Pichardo, desgraciadamente muchas personas afrontan muy mal su jubilación, se abandonan, no tienen hobbys que les llenen su tiempo, se encierran en sí mismos ,hablan poco, les cambia el carácter y todo eso a veces deriva en depresión, un saludo

CARMEN DIAZ RAMOS

DELEGADA COMERCIAL IGROBE RODAR

2 años

Es maravilloso este artículo 💎

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