La ciencia como herramienta para la paz y el desarrollo
Naciones Unidas, UNESCO, la Organización del Tratado del Atlántico Norte, y otras organizaciones internacionales, cuyo rol principal es luchar por el bienestar de todas las personas, independientemente del país donde vivan, de dónde provengan o a qué grupos sociales pertenezcan, celebró en los últimos días el Día de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo. Una fecha que para muchos pasa desapercibida, pero cuya importancia es inmensurable, especialmente en 2020.
Este año, durante una época en la que el mundo se enfrenta a los desafíos de la pandemia global por COVID-19, el enfoque de esta celebración se centra en acercar a los miembros de la comunidad científica a las personas que conforman el resto de la sociedad. Esto con el fin de ayudarnos a entender que la inversión, el apoyo a la ciencia y el mantener conversaciones activas sobre el tema, son acciones indispensables para superar este obstáculo, y todos aquellos a los que nos hemos enfrentado en la historia de la humanidad.
En los últimos años, se han publicado algunos estudios que demuestran que la presencia de relevantes actores y comunidades científicas en países con conflictos bélicos, políticos, o simplemente en vías de desarrollo, pueden ayudar a encaminar dicha zona hacia la paz, dando fe de como la ciencia puede funcionar no sólo para el progreso tecnológico del mundo, sino también como un factor clave en la prosperidad de las sociedades desde una perspectiva humana, armoniosa y solidaria.
Por ello en MAPFRE nos unimos a esta celebración, pues tenemos muy claro que se trata de un evento que merece nuestro completo reconocimiento, ya que una causa tan noble como la ciencia en beneficio de las futuras generaciones siempre será digna de ser compartida.