La comunicación como base del éxito empresarial
A menudo recibimos información sobre la importancia de la comunicación en las empresas, como herramienta fundamental para la cohesión de equipo y desarrollo de la estrategia. En un esfuerzo por parte de las áreas de recursos humanos, comunicaciones y consultores externos, y mediante talleres o diferentes fuentes, nos llevamos los mensajes más importantes para aplicar en nuestro día a día empresarial. Sin embargo, el "éxtasis" de aplicar estas herramientas y consideraciones en las relaciones con pares de desvanecer en el tiempo y nos convertimos nuevamente la consecuencia del día a día laboral. Entonces ¿cómo realmente se transforma ese mensaje en el ADN de las compañías? Quizás una probable salida es convertir esos mensajes en el día a día empresarial. Al inicio de la jornada y durante reuniones de proyectos, negocios o seguimiento, poner en primera plana la comunicación de nuestras ideas, pensamientos, riesgos, temores u temores antes de avanzar. ¿Cuántos proyectos o iniciativas se han desvanecido por una mala comunicación? Sin duda la comunicación debe ser abierta y generada por el líder, que debe estar en la capacidad de escuchar, de una manera abierta, honesta y transparente, es decir, una comunicación incluyente. A partir de allí se fortalece la gestión del conocimiento, trabajo en equipo, confianza, productividad y sobre todo la alineación estratégica.
Según Peter Drucker (1967) en su libro El Ejecutivo Eficaz, “El 60% de los problemas empresariales son consecuencia de una mala comunicación”. Sin embargo, estos problemas por parte de la comunicación no se pueden aislar de la forma en que los líderes de las organizaciones intentan transmitir sus ideas o confrontar situaciones incómodas o con personas del equipo con los cuales no tenga mucha afinidad. Evitar de cierta manera las situaciones de discusión o aclaración de ciertos temas, pueden conllevar a que se amplíen los comentarios de pasillo, lo que conlleva a una afectación del clima laboral. Los voceros o evangelizadores por naturaleza de las compañías son los empleados, por tal motivo el desafío es generar una fuerte comunicación interna respetando el mensaje corporativo global. La consecuencia de la poca o mala comunicación es más frecuente en compañías pequeñas o emprendimientos. A menudo, los líderes o socios fundadores de estas se comunican mediante círculos cerrados que no permiten conocer a sus empleados y ni siquiera a sus clientes de forma clara, cúal es su visión o estrategia hacia el futuro y lo que quieren conseguir. Allí, el rol del líder se hace más que indispensable, al deber mediante sus actos, compromisos y construcción de compañía, reflejar los valores y el tipo de compañía que desea construir y evitar de paso, verse como una persona alejada de los procesos de generación de valor. Los empleados de las compañías tienen un poder otorgado por las redes sociales para comentar a favor u en contra de ciertos comportamientos o personas de la organización, influenciado la reputación de la misma y en algunos casos afectando su valoración de mercado o percepción negativa a la hora de atraer talento.
Debido a la pandemia, la virtualidad se acomodó como estilo único de trabajo, y por ende la comunicación en persona y la construcción colectiva de una organización disminuyó dramáticamente. Ahora más que nunca, debemos tender los puentes para que los canales de comunicación existan, los líderes expresen y reflejen la estrategia de la compañía en los momentos oportunos, y de esta manera los mensajes aporten a la sostenibilidad de todos los interesados. Es nuestro deber como líderes, entender el ecosistema de las compañías y adaptar nuestros mensajes a estos nichos dentro de la organización. Una buena comunicación empresarial, sin importar su tamaño, es indispensable en nuestra era digital.