¿La culpa es del estudiantado?
Marcha con presencia de parte del estudiantado peruano el 2011. Si la memoria no me falla, la captura fotográfica la hizo Victor Idrogo.

¿La culpa es del estudiantado?

En estos días, escuché a un presentador lanzar un comentario desafiante hacia el estudiantado universitario del Perú. Mientras hablaba sobre los campamentos y las protestas universitarias mundiales contra el genocidio en Palestina, expresó sorpresa de que el estudiantado peruano no estuviera levantando la voz ni siquiera por los problemas de su propio país.

Esta observación me llevó a reflexionar sobre mi experiencia como docente nivel universitario y preuniversitario, lo que eso me llevo a conocer de la juventud universitaria en el Perú y por qué puede parecer que no están tan activos como al presentador que escuché hace unos días, le gustaría.

Enseño en aulas universitarias y pre-universitarias desde el 2012 por lo que he sido testigo de una amplia gama de situaciones. He visto a estudiantes indígenas luchando contra condiciones de vida precarias, caminando bajo el sol abrasador de Iquitos durante 40 minutos hasta la universidad sin haber almorzado porque no tenían dinero. Pero también he vivido y sido testigo de episodios tristemente desconcertantes entre estudiantes con muchos más privilegios.

Se dice que el pensamiento crítico está en declive en las aulas, pero yo no lo creo así. Creo que cuando se establecen espacios seguros (especialmente para mujeres y población LGTBIQ+) y se fomentan dinámicas interactivas, el espíritu y pensamiento crítico se muestran o, al menos, se movilizan. Sin embargo, son pocos los espacios con esas características y a ello se suman las circunstancias políticas, sociales y económicas del Perú que agobian las mentes de los/las/les jóvenes del país.

Perú está al borde de una dictadura congresal, y el camino hasta ahí no comenzó ayer. Igualmente, la aparente apatía política de la juventud universitaria peruana no es culpa suya y no comenzó a manifestarse en esta generación.

El sistema neoliberal -del que también son parte las universidades, especialmente desde los 90-; el conservadurismo; y la corrupción están muy relacionados con la observación hecha por el presentador del que hablé al inicio de este texto. Existen universidades donde los estudiantes no pueden asociarse so pena de expulsión y donde los sindicatos son perseguidos. Asimismo, existen universidades tan politizadas y burocratizadas que parece imposible egresar (y en algún caso, efectivamente, no se egresa).

Este sistema, vigente durante décadas, no ha tomado en serio a la población universitaria peruana ni le ha permitido desarrollar todo su potencial; los ha visto solo como medios para conseguir dinero y producir dinero luego, aprovechándose del valor que las familias peruanas le dan a la educación como medio de movilidad social. Considero que es más productivo dejar de señalar al estudiantado universitario peruano como apático y reconocerlo como víctima de un sistema que los ha marginado y hasta ha estafado a sus familias durante más de 30 años.

El estudiantado universitario peruano, al cual recuerdo siempre con agradecimiento, está atrapado en un sistema que no le permite ser ni hacer casi nada. Pedirles que se levanten y hagan algo "como los demás" es como pedirle a alguien amordazado y atado de manos y pies que grite y corra una maratón.

Por último, me gustaría resaltar que con frecuencia se tiende a considerar al estudiantado universitario de Lima como representativo de todo el país, mientras que se presta poca atención a lo que ocurre en las universidades de otras regiones del Perú. Sin embargo, según mi experiencia; la curiosidad, el ímpetu, la solidaridad y la creatividad -cualidades que parecen ser casi inherentes a la juventud- no conocen límites de raza, clase o ubicación geográfica.


Is it the students' fault?

These days, I have heard a presenter make a challenging comment about university students in Peru. While discussing the worldwide university camps and protests against the genocide in Palestine, he expressed surprise that the Peruvian students were not raising their voices even for the issues of their own country.

This observation led me to reflect on my experience as a university and pre-university level educator, what that taught me about the university youth in Peru, and why it may seem that they are not as active as the presenter I heard a few days ago would like.

I have taught in university and pre-university classrooms since 2012, so I have witnessed many situations. I have seen indigenous students struggling against precarious living conditions, walking under the scorching sun of Iquitos for 40 minutes to the university without having lunch because they had no money. But I have also witnessed sadly perplexing episodes among students with much more privilege.

It is said that critical thinking is declining in classrooms, but I do not believe so. I believe that when safe spaces (especially for women and LGBTQ+ individuals) are established, and interactive dynamics are fostered, critical spirit and thinking are shown or at least mobilized. However, few spaces have such characteristics, and to this are added the political, social, and economic circumstances of Peru that burden the minds of the country's youth.

Peru is on the verge of a congressional dictatorship, and the road there did not start yesterday. Likewise, the apparent political apathy of Peruvian university youth is not their fault and did not begin to manifest in this generation.

The neoliberal system—of which universities have also been a part, especially since the 1990s—conservadurism, and corruption are closely related to the observation made by the presenter I mentioned at the beginning of this text. There are universities where students cannot associate under penalty of expulsion and where unions are persecuted. Likewise, some universities are so politicized and bureaucratized that graduating seems impossible (and in some cases, indeed, it is impossible).

This system, in force for decades, has not taken the Peruvian university population seriously or allowed them to develop their full potential; it has seen them only as a means to make money and produce money later, taking advantage of the value that Peruvian families give to education as a means of social mobility. I consider it more productive to stop pointing to the Peruvian university students as apathetic and recognize them as victims of a system that has marginalized them and even defrauded their families for more than 30 years.

The Peruvian university students, whom I always remember with gratitude, are trapped in a system that does not allow them to be or do almost anything. Asking them to stand up and do something "like everyone else" is like asking someone gagged and bound in hands and feet to shout and run a marathon.

Finally, I would like to highlight that university students from Lima are often considered representative of the entire country. At the same time, little attention is paid to what happens in universities in other regions of Peru. However, in my experience; curiosity, drive, solidarity, and creativity - qualities that seem almost inherent to youth - know no bounds of race, class, or geographical location.

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