LA CULTURA DE LA IRRACIONALIDAD Y LA UNIVERSALIDAD DE LA PACHAMAMA
Para Confucio, el filósofo más influente en la China actual, el concepto “Cielo” estaba más próximo a la idea de la naturaleza: ''El Cielo no habla con palabras. Habla a través de la alternancia de las cuatro estaciones y del desarrollo de todos los seres''. La naturaleza no simplemente como un mecanismo sin vida ajeno a los humanos, sino como el gran mundo de la vida y del proceso de creación. La vida humana formaba parte de la naturaleza como un todo.
A este principio se lo calificó como ''virtud del Cielo''. Así, El Libro de los Cambios afirma: ''La gran virtud del Cielo y de la Tierra es crear vida''. En este proceso natural de creación se contiene el propósito interno del Cielo, crear todos los seres, protegerlos y mejorar sus condiciones de vida. El Cielo da nacimiento a la humanidad y los seres humanos están obligados a cumplir dicho propósito. En otras palabras, en los humanos existe un sentido innato de ''misión celestial''; éste es el significado de la vida.
El Cielo confuciano posee también un cierto componente sagrado, relacionado con el hecho de ser origen de toda vida. Por ello Confucio reclama reverencia de todos hacia el Cielo. Según él, toda persona de virtud debe ''respetar su misión celestial'', escuchar y vivir el objetivo determinado por el Cielo, cuidando y mejorando la existencia.
Confucio influyó en los chinos de la antigüedad, quienes desarrollaron un sentimiento de reverencia y fe en el Cielo. Para ellos el Cielo es el ser sagrado supremo, envuelto en un profundo misterio inescrutable para los mortales. No es tanto una deidad personificada, sobrenatural, cuanto este mundo de vida en continua regeneración. Siendo el más inteligente de todos los seres, el ser humano debe aplicarse en la voluntad del Cielo, protegiendo la vida. Todo aquel que ''ignore y no obedezca su propia misión celestial'', eliminando o dañando vidas, puede ser castigado por el Cielo. Afirma Confucio: ''Quien ofende al Cielo no tiene a nadie más a quien rogarle''. El respeto y la fe de Confucio en el Cielo muestran la espiritualidad religiosa de los antiguos chinos.
En el siglo XXI la sentencia confuciana de ''ser reverente con las órdenes del Cielo'', mantiene su vigencia y se demuestra cómo hoy ha comenzado a prestarse una mayor atención hacia la cultura ecológica. Por ello los seres humanos debemos escuchar la voz de la naturaleza, respetándola y amándola por ser generadora de vida. Esta es nuestra misión sagrada, la que le da valor a la existencia humana.
Este concepto es importante para los peruanos, porque sustancialmente no es diferente de la “pachamama” andina como la fuente de todos los seres vivos y el origen de todos los valores. la Pachamama viene a simbolizar el espacio, el tiempo y los cuatro elementos importantes de la vida, el aire, el fuego, la tierra y el agua, combinados todos ellos representa la naturaleza.
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"La Pachamama tiene un significado profundo porque es el inicio del barbecho, el limpiado de los canales de riego, la poda de las plantas, y el barbecho. La Pachamama no está aislada, está inserta en la época de la abundancia, lo que hoy se ha visibilizado como el qhapaq raymi, la época de la abundancia, con el ritual de darle de comer a la Pachamama porque es un ser vivo. No es algo ajeno a nosotros, no es la ecología, no es el medioambiente. Hay una forma de pensar en lo andino que es la crianza recíproca: yo crío mis animales, me crío junto a ellos, junto a un montón de vicisitudes, aventuras y desventuras que tengo en ese tiempo mientras voy criando los animales, mientras voy sembrando; cuando cosecho, cuando comparto esa comida, cuando guardo maíz para la Pachamama del año siguiente, entonces hay una convivencia continúa con el territorio.
Ponemos en relieve estos conceptos de la filosofía andina, para decir, que no está aislada del pensamiento ancestral de los pueblos, seguramente en otras civilizaciones como la china de Confucio, existe el entendimiento de que la naturaleza en el lugar donde se genera la vida. Debemos reconocer que esos conceptos, no se enseñan en la escuela y tampoco están en la cabeza de los empresarios gananciosos. Pensamos que la tierra y las aguas así como el aire son solamente recursos naturales inagotables y deben ser explotados para felicidad de los hombres.
Aparecen los virus, hogos y bacterias dañinos para la salud y la vida, vivímos en equilibrio precario. Los cambios climáticos provocados por la irracionalidad del hombre, generan deshielos, quemas de bosques, empobrecimiento de las tierras, envenenamiento de las aguas, polución del aire, el desaparecimiento de las especies vivas, especialmente de los controladores biológicos. No sin razón se ha establecido que las pandemias que ocurren con mayor frecuencia, masividad y virulencia, son consecuencia del maltrato al medio ambiente. Estamos llegando a un punto sin retorno. Siendo así, no habrá el “sálvense quien pueda” porque no habrá dónde.
El pensamiento andino de la Pachamama, no excluye la posibilidad del uso productivo de la naturaleza, pero nos dice, que es un ser vivo que se cansa, se agota y destruye por el maltrato y el abuso de los seres humanos. Por ello es imperativo cuidarla, retribuirla y prodigarle amor. Hoy tenemos en el Perú, gobernantes y gestores de la cultura andina. Los contenidos educativos deben ser revisados, la cultura andina valorizada, la actividad productiva con respeto a la naturaleza practicada y difundida y los que producen el efecto carbono, sean juzgados y castigados. Esperemos que el culto a la Pachamama, ahora como nunca, se haga realidad en los actos del gobierno.