La década que viviremos en peligro

La década que viviremos en peligro

La década que viene no será tranquila. Entre los problemas geopolíticos pateados para adelante, las dificultades de productividad barridas bajo la alfombra y los enredos políticos maquillados con acido hialurónico, las deudas acumuladas comenzarán a hacerse visibles, en un contexto tecnológico de armas autónomas en aire, mar y tierra, conducidas a mucha distancia por soldados especializados.

Las guerras del siglo XXI

Michel Foucault dice que los orígenes (ursprung) de los eventos históricos son en realidad invenciones (erfindum) que dependen de quien los defina.

Como sea, el origen más reciente de esta guerra de Rusia contra Ucrania puede ubicarse en el Memorándum de Budapest, el 5 de diciembre de 1994, cuando la muy joven república autónoma de Ucrania entregó su tercer arsenal nuclear del mundo a los rusos, a cambio de lograr el compromiso de Rusia, Estados Unidos, Reino Unido, Francia y China, de respetar las fronteras ucranianas reconocidas en la independencia de la desaparecida Unión Soviética.

La guerra de Rusia contra Ucrania va mal. Va mal para todos. Todos los gobiernos involucrados directa, indirectamente o como daño colateral, se perciben cada vez más incómodos en una situación de frazada corta donde ninguna solución es buena.

La atención que los europeos le han otorgado a la OTAN ha sido tan ambigua como un matrimonio por conveniencia forzado de mala gana, que se cumple apenas para salvar las apariencias.

El más elemental sentido común asegura que es imposible financiar una fuerza armada propia y otra cuota parte de una fuerza armada comunitaria. No es que los europeos invierten poco en la OTAN; la verdad es que no han resignado contar con sus fuerzas armadas nacionales exclusivas.

Desde las armas de destrucción masiva que George Bush juraba y perjuraba que Saddam Hussein fabricaba en Irak, los informes de inteligencia norteamericanos sobre amenazas externas deben recibir un prudente doble clic de verificación.

Un nuevo informe publicado por la Comisión Helsinki de Estados Unidos encontró alrededor de 150 casos de sabotaje y otras acciones híbridas que se asegura que Rusia llevó a cabo en territorio de la OTAN desde que comenzó la guerra entre Rusia y Ucrania en febrero de 2022.

El informe no agrega nada que no sepan los europeos.

La guerra híbrida de los rusos contra Europa abarca desde ciberataques a estaciones de tren que causan retrasos en los horarios hasta intentos de asesinato y complots terroristas, dijo la comisión.


Vehículo terrestre no tripulado THeMIS de Milrem, desarrollado en Estonia

Las costas europeas vienen siendo visitadas por barcos rusos “civiles” desde hace años sobre el recorrido de los cables subterráneos de comunicaciones, y actualmente varios barcos rusos de gran porte navegan el área con el ancla extendida “accidentalmente”, rompiendo los cables de fibra óptica esenciales para las comunicaciones intercontinentales.

Un centro de espionaje ruso ubicado en una casa de huéspedes de Great Yarmouth, Norfolk, en el sureste del Reino Unido, dirigida por Orlin Roussev, confirma que el Kremlin ha aumentado significativamente sus esfuerzos financieros y logísticos utilizados en lo mejor de la guerra fría para sacudir a Europa.

La red Norfolk incluía agentes búlgaros y vínculos con la inteligencia china, empleaba “trampas de miel” (seductoras mujeres u hombres cariñosos), equipos de vigilancia avanzados y planes para secuestrar a periodistas de alto perfil.

Junto a esto, las actividades de espionaje rusas más amplias incluían ciberataques a los sistemas de defensa ucranianos, infiltración política en Lituania y reclutamiento dentro de la diáspora rusa.

El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, dijo el jueves en un discurso en Bruselas que los aliados necesitan adoptar una “mentalidad de guerra” y aumentar las inversiones militares para contrarrestar las acciones agresivas de Rusia. “Las acciones hostiles contra los países aliados son reales y se están acelerando”, afirmó Rutte. “Estos ataques no son solo incidentes aislados. Son el resultado de una campaña coordinada para desestabilizar nuestras sociedades y disuadirnos de apoyar a Ucrania”.

Rutte sabe lo que dice. Hoy mismo la OTAN es una alianza militar con la estructura de las fuerzas armadas convencionales, absolutamente inútil para enfrentar las amenazas híbridas como las denunciadas por la Comisión Helsinki.

El ridículo público que hicieron los franceses movilizándose fuera de Francia para participar en un ejercicio conjunto de la OTAN, al que no pudieron llegar porque no lograron atravesar las barreras viales de algunos países socios, muestra claramente la escasa funcionalidad de una organización comunitaria creada en 1949.

Para colmo de males, los norteamericanos que ocupan a Ucrania como mesa de saldos fuera de temporada, anuncian mucho más de lo que cumplen y han impedido que Ucrania pueda lograr un abastecimiento militar adecuado a las exigencias del desafío ruso. Los insumos bélicos han llegado poco, tarde y mal (sin mencionar los insumos que figuran entregados a Ucrania pero desaparecieron en el camino).


El dron Revolver 860 puede llevar hasta 8 morteros de 60 milímetros. (Dronesvision)

¿Por qué la Casa Blanca actuó de un modo tan alejado de lo que predicaba públicamente? Como ninguna decisión geopolítica tiene una única causa, podríamos ensayar tres hipótesis:

Una es que Biden & Cía. se adueñaron de la guerra, ante la anomia de la UE y la OTAN, resignados a la paternidad norteamericana y alérgicos a involucrarse en negociaciones de socios adultos. De esta manera, los norteamericanos gestionaron la guerra como suelen hacerlo; mal.

Otra causa probable de la gestión norteamericana bipolar de la guerra ucraniana es que sus equipos de inteligencia no han logrado algún grado de control sobre las consecuencias de la caída de Putin que provocaría una derrota rusa.

En todo escenario mafioso que parece homogéneo desde el exterior, intervienen múltiples grupos que frente al caos suelen salir a revalidar sus títulos y honores para conservar o ganar espacio, a la vez que otros grupos no invitados intentan reclamar sus derechos frente al desparramo de la incertidumbre.

Para evitar quedar mal parados en el desguace ruso, las fuerzas innombrables tal vez hayan preferido demorar todo, tanto tiempo como fuera posible, hasta lograr un panorama más claro del futuro ruso sin Putin.

La tercera causa podría ser la ingenuidad del gobierno ucraniano, creyendo que la única manera de obtener altas calificaciones era hacer buena letra. Zelenskyy pecó de cándido ante Putin imaginando que podría convencerlo para evitar la invasión o que se invadiría solo el Donbás, sin advertir que el objetivo del Kremlin era mucho más amplio.

Zelenskyy también creyó que los Estados Unidos serían su respaldo más firme por la fuerte intervención de capitales norteamericanos en la reconstrucción de postguerra, pero los intereses financieros, militares y políticos suelen seguir caminos a veces paralelos, a veces convergentes y en ocasiones divergentes.

Para ser justos, es cierto que Zelenskyy trató de catalizar el hartazgo de los ucranianos frente a la corrupción postulando a la presidencia, pero nunca se imaginó cabalgando el conflicto geopolítico mundial más crítico del siglo XXI, ni calculó hace tres años que el señor de los negocios volvería a la sala oval de la casa blanca.

Como sea, el presidente ucraniano perdió la voz repitiendo que necesitaba protección antiaérea o licencia para producirla en Ucrania y no logró ninguna de las dos cosas.


El famoso dron-misil ucraniano Palianytsia

El ajedrez vertiginoso

Lo cierto es que hoy existe consenso en los países desarrollados, sobre que Ucrania no es la estación de destino del Kremlin; Kyiv es el punto de transbordo para varias otras plazas donde los silovikis intentan recuperar su lugar de influencia internacional, perdido en 1991 por su economía improductiva y su retórica de expansión internacional tan veloz como el Covid.

El equipo de Trump ha caído en la cuenta de que la solución fácil de entregarle las tierras ucranianas ocupadas a Moscú no soluciona nada, patea el problema para adelante y deja un tendal de temas críticos sin resolver (niños ucranianos secuestrados, población ucraniana atrapada bajo el dominio invasor, daños ucranianos de una guerra de tierra arrasada, crímenes de guerra, etc., etc., etc.).

En realidad, la avanzada de los herederos capitalistas de Stalin va mucho más allá de Europa.

China apoya a Putin comercialmente y también entregando bienes de doble uso (civil y militar), aunque en los últimos meses algunos bancos chinos comenzaron a evitar negocios con Moscú para no entrar en las sanciones bancarias de los Estados Unidos y recientemente Xi Jinping descartó de plano en uso de energía nuclear bélica por parte de los rusos, para calmar las aguas.

La asociación militar de Rusia con Corea del Norte e Irán moviliza tensiones en Corea del Sur y el Mar del Japón además de potenciar los enfrentamientos en Oriente Medio; el renovado interés del Kremlin en el sudeste asiático intenta forzar un nuevo equilibrio en esa zona, mientras la influencia de Moscú en Venezuela, Nicaragua y Bolivia no se detiene, sin olvidar sus movimientos de ocupación en el Ártico.

Si algún latinoamericano cree que la guerra de Rusia, Irán y Corea del Norte contra Ucrania está muy lejos, debiera recordar los atentados a la embajada de Israel y a la mutual judía AMIA de Buenos Aires en 1992 y 1994, que provocaron 107 muertes y más de 300 heridos, como prólogo al asesinato del fiscal especial Alberto Nisman, un día antes de acusar públicamente ante el Congreso a Cristina Fernández de Kirchner por encubrimiento y varios delitos relacionados con los atentados atribuidos a Irán y Líbano, causa por la que será juzgada en juicio oral y público en 2025.

“Rusia ha prestado apoyo a actores rebeldes en toda la región del Sahel en África, distribuyendo material y respaldo diplomático que permitieron a los oficiales militares tomar por la fuerza el poder en Mali en 2021, en Burkina Faso en 2022 y en Níger en 2023 para cortar lazos con Occidente, y también está enviando armas a Sudán y ha prestado apoyo a las milicias hutíes en Yemen” sintetizan en un reciente artículo Kendall Taylor y Kofman.

La reciente salida rusa de Siria solo es un traspié para su influencia en África, aunque hasta hoy el Kremlin sigue manteniendo bases militares en el territorio sirio.


Mapa de influencias occidentales y de Rusia, China, Irán y Corea del Norte

El huevo de la serpiente

Las personalidades psicopáticas no tienen remedio psicológico, porque la falta del mecanismo regulador de la culpa les facilita expandirse tanto como se les permita, sin necesitar del alivio del arrepentimiento.

Un psicópata en todas sus letras vive en una realidad paralela que no tiene puentes con la realidad social que perciben los demás.

Cuando Putin dice que “todo va según lo planificado” lo cree realmente, no miente.

Cuando dice que se está defendiendo porque es perseguido -siendo el perseguidor-, tampoco miente.

Cuando asegura que la economía rusa está fuerte, es así como la entiende, eligiendo los pocos indicadores de falsa fortaleza que le quedan.


Misil de crucero ucraniano “Infierno”

¿Entonces su mente está fallando? Sí y no. Su mente funciona lógicamente, con la emocionalidad desconectada, para organizar puntillosamente un mundo paralelo que controla minuciosamente.

Los psicópatas enloquecen racionalmente, su mundo paralelo es muy lógico, mientras que los que no encajan en ese mundo pueden ser eliminados fácilmente, cayendo de una ventana alta, comiendo algo tóxico o siendo bombardeados en un hospital o un centro maternal, porque el psicópata no genera ninguna conexión emocional con sus víctimas o sus aliados traidores.

Cuando el asesino serial es detenido, no interpreta su aislamiento como un fracaso, sino como un éxito de su superioridad sobre los demás, que le permitirá seguir maquinando en el encierro.

Los psicópatas no temen, no dudan, su discurso es razonable, sus respuestas son siempre adecuadas, su lógica es convincente como la de un robot que nunca se altera.

Putin nunca se rendirá, nunca se arrepentirá, su mente no admite el error, el fracaso, la derrota, y cualquier situación limitante será reinterpretada como un ajuste conveniente de su trayectoria exitosa.

El ex KGB reorientó su “operación militar especial” cuando el general ucraniano Valerii Zaluzhnyi logró abortar las acciones de pinzas imaginadas por los estrategas rusos para ocupar Kyiv, decidiendo concentrar la invasión en el sudeste ucraniano sin que se le moviera ni un pelo, ni a él ni a ninguno de sus dobles oficiales.

Todo lo que siguió desde ese momento fue una extensión de su exitoso plan de tres semanas que pronto cumplirá tres años, creando la ilusión internacional de que un fallo prolongado durante mucho tiempo puede parecer algún tipo de éxito.

La solución que encontró el Kremlin para la debilidad de la economía rusa fue transformar a todo el país en una enorme fábrica militar.

Producir todo lo posible en tres turnos y pagando sueldos siderales para aumentar las dotaciones, es un fenómeno ruso más raro que la perra Laika, enviada al espacio en la Sputnik II, el 3 de noviembre de 1957.

Bajo esta iniciativa para mantener viva la producción nacional, el fin de la guerra con Ucrania es más un problema que una solución.

¿Qué producirá la industria bélica rusa sin guerra? ¿Quién les dará trabajo a los rusos manteniendo los salarios que hoy ganan fabricando todo tipo de insumos bélicos?

Moscú necesita una economía de guerra por varios años más. Si no será la guerra con Ucrania, Putin necesita inventar otro conflicto bélico, que no le consuma 1.500 hombres por día pero que le permita mantener a la sociedad rusa tan ocupada como ahora.

Según el prestigioso Institute for Study of Ward (ISW), “El presidente ruso, Vladimir Putin, continúa expandiendo la red de programas de educación militar-patriótica para jóvenes en Rusia y la Ucrania ocupada de cara al próximo Año del Defensor de la Patria del Kremlin en 2025.

Putin aprobó una lista de cuatro instrucciones para el gobierno ruso el 20 de diciembre, que incluyen órdenes para:

I.      Establecer y desarrollar una red de campamentos deportivos militares para promover el alistamiento en el ejército entre los jóvenes;

II.    Expandir el programa Caminos de la Victoria del Kremlin. El programa Caminos de la Victoria del Kremlin tiene como objetivo fomentar sentimientos patrióticos en niños y jóvenes modernos y ofrece excursiones gratuitas a sitios culturales e históricos rusos de gloria militar para niños y jóvenes rusos (incluyendo ucranianos de zonas invadidas);

III.  Crear una plataforma en línea para organizar programas de educación militar-patriótica para jóvenes rusos y

IV. Transferir un campamento de salud para niños a operaciones durante todo el año.


UGV ucraniano "Protector" con armamento integrado

Además, está aprovechando su programa Tiempo de Héroes para colocar a veteranos de la guerra en Ucrania en puestos gubernamentales y militarizar la sociedad rusa en general”.

Edward Lucas explicó en un reciente artículo que “La maquinaria bélica del Kremlin no se detendrá en Ucrania. El próximo objetivo es la OTAN, probablemente en los países bálticos.

Gracias a un excelente trabajo de investigación realizado por periodistas polacos, lituanos y estonios, ahora tenemos una mejor idea de lo que está ocurriendo. Los periodistas utilizaron imágenes satelitales de código abierto para construir un panorama de las bases militares rusas en la región y han interrogado a los líderes militares actuales y anteriores para que interpreten los resultados.

En la región del mar Báltico, la investigación revela noticias alarmantes, en particular varios lugares en Kaliningrado donde Rusia ha estado desarrollando "infraestructura de inteligencia, sabotaje y ataque", destacando el 561º Punto de Inteligencia Naval de Propósito Especial con base en Parusnoye, donde las fuerzas especiales rusas se entrenan para operaciones en la costa del mar Báltico.

Siguiendo el patrón de reacción occidental que por temor a una escalada paralizó a Ucrania, el mismo razonamiento aplicado al Báltico dictaría que un ataque limitado debería ameritar sólo una respuesta limitada.

En cualquier caso, una respuesta limitada sería el fin de la OTAN. Incluso una pequeña incursión simbólica rusa en territorio de la OTAN que quede impune marcará el fin de la garantía de seguridad colectiva. Ese será el triunfo definitivo de Putin” afirma Lucas en su explicación.

Pero si algo de atractivo tiene la geopolítica, es que se trata de un póker con bluff del bluff, que nunca lleva a la verdad.

Los informes de inteligencia sugieren que se han reunido cerca de 10.000 tropas de asalto en la región de Kherson, junto con unas 300 lanchas rápidas, para asaltar el río Dnipro en una acción que llevaría a la muerte a la mayor parte de los invasores.

Tal es la desesperación de los soldados rusos que según los partisanos ucranianos están saboteando sus propias barcas para hundirlas y evitar la loca travesía.

Los comandantes rusos se niegan a enviar sus tropas a una muerte segura pero también intentan sobrevivir a la purga que ocasionaría la demora del ataque.

No son los primeros generales rusos que envían a sus hombres a la muerte sin ninguna utilidad táctica, solo para evitarse los castigos del Kremlin y, seguramente, no serán los últimos.

El dron submarino ucraniano Toloka TLK-150 puede permanecer en estado de alerta por más de tres meses.

El chivo emisario

No importa lo que pase en el futuro Ucrania siempre será culpada por alguna parte del concierto europeo, de manera abierta o disimulada, ya sea porque pide mucho, porque no hace lo que se le ordena o porque intenta comportarse en el barrio Occidente como si fuera un vecino fundador y es apenas el recién llegado.

El limbo en el que se encuentra Ucrania después de más de 30 años de su última independencia, es una clara muestra del rol que Occidente le asignó en el reparto de cartas durante la implosión de la URSS.

Mientras para Rusia Ucrania siempre fue error de tipografía en los mapas, para Occidente Ucrania debía funcionar como un buffer o amortiguador de Rusia, que mantuviera a Moscú suficientemente alejado para que los rusos no contaminen el barrio con su estilo rudo, pero suficientemente cerca para poder comprarle commodities baratos y venderle productos sofisticados.

La situación ambigua de Ucrania es en sí misma una denuncia pública de todos los problemas mal resueltos en Europa, de toda la corrupción occidental, de todos los temas pendientes que por comodidad o falta de visión global de los políticos locales, se dejaron para que los resuelvan los próximos que ocuparán los cargos comunitarios.

Se nota esta asignación de culpas cuando se le pide a Ucrania que "negocie" siendo la parte agredida, se le exige a Ucrania que baje la edad de reclutamiento pero no se le entregan armas, se condicionan sus planes militares que luego su enemigo conoce, se le pide que se defienda en condiciones de vulnerabilidad que ninguno de sus aliados aceptaría, se define cada ataque ucraniano como "escalada" y cada bombardeo ruso a los civiles ucranianos como parte natural de una guerra.

La historia juzgará las responsabilidades occidentales de tanto martirio ucraniano. Poco a poco se conocerán (siempre se conocen) las escandalosas decisiones e indecisiones de quienes suelen mostrarse como líderes de intereses ajenos.

De todos modos los ucranianos son necesarios en el barrio, por su minería, su siderurgia, su industria bélica, su experiencia militar, sus campos, sus alimentos, su tecnología, pero es mejor que no lo sepan porque ya son suficientemente vanidosos de su identidad eslava occidental. ©


NOTA: Este material ha sido producido tomando como referencias fuentes abiertas.

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