La estructura del grupo y su impacto en el liderazgo

Cuando hablamos de coaching ejecutivo, muchas veces nos enfocamos en mejorar habilidades de liderazgo o gestión. Sin embargo, hay un factor fundamental que a menudo se pasa por alto: las dinámicas grupales. Entender cómo un equipo funciona, más allá de los roles formales, puede transformar la forma en que un líder se relaciona con su equipo y toma decisiones. Para ello exploramos conceptos esenciales de Romero (2007) y Maisonneuve (2003), aplicados a los procesos uno a uno en el coaching ejecutivo.

La estructura observable del liderazgo: Lo que ves y lo que no ves

El liderazgo no solo se define por el título que alguien tiene, sino por cómo influye en su equipo en las interacciones cotidianas. Según la teoría de la estructura observable del grupo, los líderes se identifican tanto por las dinámicas visibles, como quién toma la palabra en reuniones o quién propone ideas que los demás siguen, como por lo que no es tan evidente a simple vista.

En una sesión de coaching, una buena práctica es analizar junto al ejecutivo cómo se perciben estas interacciones en su equipo. Preguntas como ¿Quién suele tomar la iniciativa cuando surge un problema? o ¿Cómo influyen tus decisiones en el ánimo del grupo? o ¿Quién suele proponer las ideas que son bien recibidas? ayudan a descubrir estos patrones. De este modo, el líder puede no solo entender mejor su propio rol, sino también aprovechar sus fortalezas y ajustar comportamientos que podrían estar afectando negativamente la dinámica del equipo. Esto le da herramientas para liderar de manera más efectiva y desde un lugar más consciente.

Vínculos afectivos y liderazgo: La importancia de las relaciones

En un proceso de coaching ejecutivo, es esencial identificar cómo el ejecutivo gestiona estos vínculos: ¿Establece relaciones basadas en la confianza y el respeto? ¿Cómo maneja los conflictos?

Cuando un líder no logra gestionar adecuadamente los lazos afectivos, puede generarse una desconexión que afecte el desempeño colectivo. Las relaciones entre las personas del equipo son esenciales para el buen funcionamiento del grupo. Las emociones juegan un papel fundamental en cómo nos relacionamos y trabajamos con otros.

Trabajar en el fortalecimiento de las relaciones interpersonales, promoviendo una comunicación abierta y sincera, puede hacer una gran diferencia. Esto no solo mejora el clima en el equipo, sino que también puede llevar a mejores resultados.

 Las hipótesis de Bion: Comprendiendo las conductas inconscientes del equipo

Bion, un destacado teórico de las dinámicas de grupo, desarrolló las hipótesis del comportamiento grupal, que nos permiten entender ciertos comportamientos comunes que adoptan los equipos. Las tres principales son: dependencia, lucha-huida y apareamiento. Aunque parezcan términos algo abstractos, son muy útiles para el coaching.

Por ejemplo, cuando un equipo está en modo de "dependencia", espera que alguien más, usualmente el líder, resuelva todos los problemas. En "lucha-huida", el equipo tiende a evitar los conflictos reales o se enfrenta entre sí para desviar la atención. Y en "apareamiento", el equipo pone todas sus expectativas en una solución futura, sin actuar en el presente.

Para un coach, identificar en qué "hipótesis" está atrapado el equipo de un líder es esencial, ya que permite diseñar intervenciones más efectivas. Si un equipo está evitando los problemas (lucha-huida), el coach puede trabajar con el ejecutivo para crear un espacio de conversación abierta, donde se puedan abordar los conflictos sin temor, favoreciendo una cultura de resolución activa de problemas.

Tipos de liderazgo: Conociendo tu estilo y creando un plan de acción

Todos tenemos un estilo de liderazgo que nos caracteriza, pero no siempre somos conscientes de cuál es. Algunos líderes son más autoritarios, otros más democráticos, y algunos son visionarios que inspiran grandes cambios. Cada estilo tiene sus ventajas y desafíos.

• Si un ejecutivo tiene un liderazgo autoritario, el coaching puede enfocarse en ayudarlo a delegar más y a abrir espacios para que otros puedan participar en la toma de decisiones.
• En un liderazgo democrático, el desafío es encontrar un equilibrio entre la participación y la toma de decisiones en momentos clave.
• Si el estilo es transformacional, es posible que el líder inspire mucho, pero también es importante ayudarlo a gestionar el día a día, sin perder de vista los objetivos a largo plazo.

Una vez que se identifica el estilo de liderazgo, el siguiente paso es crear un plan de acción. Este plan puede incluir:

• Dependiendo del estilo de liderazgo, trabajar en áreas como la delegación, la escucha activa o la toma de decisiones rápidas.
• Ayudar al líder a ser flexible y adaptar su estilo según las necesidades del equipo o las situaciones que enfrente.
• Fomentar una cultura de feedback tanto para el líder como para su equipo, lo que permite ajustes constantes y un liderazgo más efectivo.

Aplicaciones prácticas en el coaching ejecutivo

El análisis de la estructura de liderazgo y los vínculos afectivos en un grupo no es solo teoría. Estas observaciones pueden traducirse en acciones prácticas dentro del coaching ejecutivo:

1. Autoobservación: Invitar al ejecutivo a realizar un ejercicio de observación interna sobre su rol en el grupo. ¿Qué lidera y qué sigue? Esto puede ayudar a identificar áreas de mejora y consolidar habilidades de liderazgo.
2. Mapeo de relaciones: Pedir al coachee que realice un mapeo de sus relaciones dentro del equipo. ¿Con quiénes tiene relaciones de confianza? ¿Dónde percibe tensiones? Este ejercicio puede ser revelador para trabajar las áreas de conflicto o fomentar la colaboración.
3. Gestión emocional: Explorar las emociones que surgen en las interacciones dentro del equipo, y cómo estas afectan las decisiones y la efectividad del liderazgo. El coach puede acompañar al ejecutivo a gestionar mejor sus respuestas emocionales, aumentando su capacidad de influencia positiva.

Aplicar estos conceptos sobre las dinámicas grupales y los estilos de liderazgo en el coaching ejecutivo nos permite acompañar al ejecutivo en su autoconocimiento y desarrollo de habilidades, fortaleciendo tanto su capacidad para liderar como la cohesión de su equipo. Al ayudar a los líderes a reconocer sus patrones de comportamiento, gestionar mejor las emociones de su equipo y adaptar su estilo de liderazgo, estamos creando un impacto positivo tanto a nivel individual como organizacional.