La indiferencia de las normas
La incapacidad de realizar inversiones adecuadas en costo y oportunidad en el norte del país, para estar preparados para los impactos de un nuevo fenómeno climatológico, ha mostrado un grado de ineficiencia inaceptable de parte de las autoridades publicas en todos los niveles. Desde los alcaldes locales que ahora se quejan pero poco hicieron antes, hasta los ministros que sugieren que “hay plata, pero los responsables no saben gastar”.
Como en muchas otras oportunidades: ¡el problema son los demás! Y nadie o casi nadie, hace un mea culpa y propone una solución para hacer que nuestro Estado fallido empiece a cambiar y a centrarse en el ciudadano y no en las normas como prioridad.
No se trata de plantear un incumplimiento de las normas, pero si de lograr el fin de la insensibilidad y la indiferencia como parte de las características de políticos y funcionarios que por éstas, entre otras razones, son aborrecidos y despreciados por la ciudadanía casi tan pronto como juran en el cargo.
Nuestro modelo normativo, como país, aparentemente está basado en considerar a todos malversadores (sino ladrones) y por lo tanto hay tantas trabas para lograr avanzar con una aprobación de trámites u obras que finalmente muchas autoridades, para ejecutar en tiempos razonables se exponen a la contraloría o a una acusación fiscal.
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Esta perversa circunstancia, genera que los “caminos cortos” o los “proveedores conocidos” que saben conseguir los permisos rápido, sean adoptados por quienes deben hacer una obra en el afán de poder mostrar resultados. Y si tienen un problema o los denuncian en una localidad, se van a otra y siguen ofreciendo sus capacidades.
Las normas no están pensadas para resolver una necesidad sino establecidas por la burocracia para evitar que quienes deben promover y lograr las soluciones que necesita la ciudadanía - y no lo hacen- tengan castigo por su indiferencia.
Si no empezamos a dinamizar nuestras instituciones y eliminar barreras burocráticas y absurdas normas que hacen lentas o imposible las obras necesarias, nunca podremos poner un punto de inflexión al deterioro de la ciudad.
Basta con ver la demora de la línea 2 del metro, la ampliación de la vía expresa, la construcción del puente para el nuevo acceso al aeropuerto o simplemente la ampliación de la cobertura con agua potable para más personas. Problemas para los cuales se han dictado múltiples normas indiferentes al objetivo de hacerlas realidad.
HR Consultant. Consultor en Cultura Organizacional y Gestion de Personas y Mentor de Carrera. HR4Agile, Agile4HR, EX, OKR, Gestion Continua del Desempeño.
1 añoMuy interesantes reflexiones. El Control es necesario pero no puede convertirse en una barrera, gestionar con control concurrente en forma rápida es un desafio en la gestión pública. La contraloria tiene que reinventarse, incorporar tecnología, ser agil y eficiente en su labor.