La irracionalidad del perfeccionismo

La irracionalidad del perfeccionismo

Los “debería” son nuestros dictadores internos disfrazados de cuidadores.

¿Cuántas veces en el día dices “debería”?

¿Sientes a veces que “debes” alcanzar objetivos exigentes para ser feliz y tener éxito? ¿Sientes que “debes” hacer el mejor trabajo; que debes seguir la rutina de ejercicios perfecta; que debes leer los 50 libros al año que recomiendan las personas exitosas?

Si es así es porque estás atascada en el círculo vicioso de los “debería”

“La creencia de que “debemos” cumplir de forma absoluta nuestros objetivos para alcanzar el éxito y la aprobación de los demás.”

En lugar de desear con pasión alcanzar un objetivo, nos exigimos conseguirlo.

Esta voz irracional y exigente en nuestra cabeza puede dificultar nuestro proceso de toma de decisiones al impedirnos considerar opciones alternativas.

Los “debería” pueden disuadirnos de “explorar” y “cuestionar” un mejor camino a seguir.

Los síntomas de los “debería”

Los “debería” te hacen sentir que debes esforzarte por alcanzar la perfección absoluta, o que las cosas deben suceder de la manera exacta que deseas.

Plantean exigencias perfeccionistas:

  • A sí mismos. Se ponen ansiosos cuando no consiguen lo que supuestamente deberían conseguir y se deprimen cuando no consiguen que se cumplan sus exigencias perfeccionistas.
  • A los demás. Insisten con frecuencia en que los demás deben tratarlos como esperan ser tratados, y se enfurecen cuando los demás no se comportan como ellos dictan.
  • Y a las condiciones de vida. Exigen: “¡Mi entorno debería ser de tal manera para que sea perfecto! Y, como cabría de esperar, tienen una baja tolerancia a la frustración y se deprimen cuando las condiciones son significativamente peores que las que ellos esperaban.

¿Qué sucede cuando sentimos que debemos ser perfectos, y por supuesto, no alcanzamos ese estándar imposible?

Nos volvemos ilusos. Encontramos excusas para explicar la diferencia entre la realidad y nuestras expectativas irracionales.

3 síntomas a los que hay que prestar atención:

  1. Autoengaño. Cuando existe una brecha entre el rendimiento perfecto que nos exigimos y la realidad -en la que las cosas no siempre salen según lo previsto-, podemos mentirnos a nosotros mismos para hacer frente a la disonancia cognitiva (la incomodidad que se produce cuando lo que pensamos se contradice con nuestros actos). Racionalizamos en exceso nuestros fracasos en lugar de aceptarlos. Por ejemplo: “Necesito tener contenido en una red social, una página web, un logo, y una acreditación para lanzar mi negocio, eso es lo que dicen las personas exitosas y profesionales”.
  2. Procrastinación. Para hacer frente a la brecha entre tus exigencias irracionales y lo que realmente está sucediendo, también puedes optar por procrastinar para no enfrentar el desafío que tienes delante. Podemos encontrar una puerta de salida en actividades distractoras. Procrastinar es fracasar por anticipado. Puede sonar contradictorio, pero si tienes que aspirar al trabajo perfecto o a nada, puede que acabes yendo por nada.
  3. Optimismo sin fundamentos. En lugar de ser más razonables en cuanto a nuestros objetivos, nos aferramos en confiar en un poder invisible para que nuestras exigencias se hagan realidad. Por ejemplo: “Sé intuitivamente que el universo me apoyará incondicionalmente”.

Estos síntomas pueden dibujar un panorama bastante desalentador sobre los “debería”, pero la buena noticia es que es absolutamente posible enfrentarse a ellos y cambiar nuestra mentalidad hacia una perspectiva más realista de la vida.

En lugar de vivir una vida basándonos en los “debería”, podemos desarrollar una mentalidad flexible para crear un mundo de posibilidades para nosotros mismos.

5 maneras de regular los “debería”

Aquí hay cinco de las prácticas que puedes empezar a aplicar hoy mismo si estás experimentando los “debería”.

  1. Actualiza tu lenguaje. En lugar de decir “debo”, di “quiero”, “lo intentaré”, “me gustaría” o cualquier otro término que deje la puerta abierta a la posibilidad de que las cosas no salgan según lo previsto.
  2. Reformula tu perspectiva. Cuando las cosas no salgan según lo previsto, intenta verlo como un inconveniente, en lugar de un resultado horrible y permanente. Puede que un proyecto no haya salido bien, pero puedes aprender de tus errores e intentar hacerlo mejor la próxima vez.
  3. No te lo tomes como algo personal. Si tenías un objetivo y no lo conseguiste, eso no te convierte en una persona inadecuada e incompetente. Todo el mundo comete errores; eso no dice nada de ti como persona.
  4. Haz las paces con los desafíos. Acepta que no puedes controlarlo todo, y que a veces la vida te va a pasar la factura. Pero sí puedes controlar tu reacción ante esos retos.
  5. Adopta una mentalidad flexibleAprende a fracasar como un científico. No te rindas solo porque no haya funcionado la primera vez, la segunda o la tercera vez. Considera cada intento como un experimento del que puedes aprender.

El perfeccionismo es la causa de la ansiedad y de mala toma de decisiones. Al hacernos sentir que “debemos” alcanzar la perfección o que las cosas “deben” suceder exactamente como deseamos.

Los “debería” tienen un gran impacto en tu vida, ya que cierran todas las puertas de las posibilidades que pueden emerger en tu vida. Además, vivir bajo una constante presión de autosaboteo hace que la vida no sea una experiencia grata.

Por suerte, puedes aplicar estrategias sencillas para cambiar tu mentalidad y optar por una mentalidad más flexible para disfrutar de la construcción de tu vida.

Y recuerda, no debes ser perfecto, puedes perseguir tus sueños y experimentar con aceptación la incertidumbre de la vida sin ningún problema.

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