“LA LÓGICA INFLACIONARIA”


 

“Gran parte de la inflación es autoconstruida, está en la cabeza de la gente; la gente ve en el diario que va a subir el combustible y entonces empieza a aumentar por las dudas…La inflación es como que a uno le impide proyectar el futuro y, por lo tanto, es todo más difícil, y es cierto que lamentablemente los argentinos somos casi expertos en proyectar el futuro con la inflación y lo que tenemos que hacer es erradicar la lógica inflacionaria” (“eso” a un diario de Brasil)

A esta altura de la vida las declaraciones de “eso” constituyen un agravio a la inteligencia y una burla de muy pésimo gusto a la sociedad.

La causa de la inflación es la emisión sin fin para pagar gastos y es lo que ha provocado que, en solo 20 años, nuestra moneda se haya devaluado el diez mil por ciento.

Desde 1968 a la fecha nuestra moneda perdió 13 ceros.

No fue casualidad...

Esta pérdida de ceros y el porcentaje de devaluación, no responden a una “autoconstrucción”, sino a una destrucción de la moneda causada por los gobiernos que se han venido sucediendo desde aquel 1968 en que se creó el “peso ley”.

En uno de los diarios oficialistas –PAGINA 12- se consideró que, la inflación está generada por una puja distributiva por el ingreso o bien por la supuesta dolarización de nuestra economía; “…los sucesivos gobiernos, de diferente signo, han huido de una cuestión central: la necesaria desdolarización de la economía, dado el papel relevante que juega en la generación y reproducción inflacionaria. En cambio, y en el mejor de los casos, han implementado normas efímeras de restricción de acceso al mercado cambiario que jugaron como vectores de creación de alternativas legales e ilegales.”

En el portal de Horacio Verbitsky podemos leer que: “…La Argentina es un país bifronte, por un lado, un sector extractivista, agropecuario y financiero que se beneficia, merced a una economía que cuenta con recursos naturales de los que se han apropiado y, por otro lado, la mayor parte de la población que vive en pesos y que por ende sufre el deterioro de su poder adquisitivo por la internacionalización de los precios de los bienes que consumimos…”.

Detrás de las declaraciones de “eso”, existe una concepción de la economía colectivista y estatal, un concepto equivalente con relación a los precios que, se expresa en medios periodísticos que convierten a la inflación en una cuestión política, pero usando una parte de la verdad.

Es cierto, la inflación es una enfermedad de la economía, que se manifiesta en la pérdida de valor constante de nuestra moneda, pero esa enfermedad está causada por los gobiernos que no saben administrar o creen que, en la economía argentina, los recursos son infinitos y “gratuitos”.

En última instancia es la política, su mala praxis, la causa eficiente de los procesos inflacionarios.

Yo diría que, los niveles de inflación, miden más que el deterioro de la moneda, la falta de idoneidad de los políticos y la mala calidad de sus decisiones.

Precisamente la economía se “dolariza” porque no tenemos moneda, unidad de medida de lo que cuestan o valen las cosas, por tanto, no sirve como denominador común de valores y menos como patrón de pagos diferidos, como enseñaba Arthur Nussbaum.

Por esta razón la gente, nosotros nos vemos compelidos a usar el “dólar” medida de valor, de donde mientras exista este nivel brutal de inflación, la economía no se podrá “desdolarizar”.

El dólar es una suerte de asilo económico de la gente.

Nos asilamos en el dólar.

Es un grave error político esa idea de concretar proyectos necesarios sin un programa financiero que lo haga posible, es criminal conceder derechos financiándolos con emisión o deuda, cuando hay capacidad crediticia, y que en la actualidad no nos prestan ni siquiera los países compañeros de ruta, porque nadie confía en nuestra voluntad de pago.

Estas ideas que, merecen respeto, creo que son expuestas con la mejor buena fe, son la expresión de ideas ya superadas, pero que, en la Argentina, perduran con el valor de verdades dogmáticas hasta diría con una intensidad religiosa que nos convierte en herejes a los que tenemos otras ideas.

Será muy difícil encontrar puntos de consenso entre estas antinomias, porque debemos también reconocer que no son dos o tres los que piensan asi, es casi la mitad de la sociedad.

La dificultad está más que nada, en que la antinomia se da entre una visión o forma de pensar que parte de premisas falsas, pero permite formalizar un esquema paradójicamente racional. Diría está sustentada en ideas abstractas desprovista de los hechos concretos de cada día, por eso en su vacuidad, radica su atractivo. En definitiva, traslada la “cuestión”.

Se trata de encontrar al culpable de nuestra larga saga de fracasos.

La otra visión, parte de realidades, la Argentina viene fracasando, la causa del fracaso está en “nosotros”, en los unos y en los otros, pero no hay disposición para “diseccionar” nuestro presente, en definitiva, nuestra gran “cuestión” no deja de ser esencialmente cultural.

Para decir verdad es lógico que tengamos inflación, es lógico que tratemos de defendernos ante ella y es mucho más lógico que pensemos “en dólares”.

No masticamos vidrio…que sería pensar en “…pesos…”

Imposible, ¿verdad?

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