La magia detrás de nuestros productos: ¡El envasado! (Parte 3)
Cuando hablamos de aceite, nos gusta hacer referencia a siglos de historia y tradición. Si hay algo que represente una de las identidades de nuestra cultura gastronómica, es el aceite, pilar fundamental de la dieta mexicana. Para Ragasa es primordial conservar la excelencia de cada uno de nuestros productos, así que con el tiempo todos nuestros procesos han ido evolucionando, adaptándose y mejorando para que nuestros clientes y consumidores, reciban un producto de gran calidad.
Todas las acciones realizadas para elaborar el aceite, desde la recolección de la soya traída del campo hasta la molienda de las semillas, para proceder con un refinado y así obtener un producto final, culminan en el último eslabón: el envasado, el cuál contribuye a que el aceite se conserve en las mejores condiciones posibles.
Una vez que el aceite se refinó en el área de RBD y está listo para su envasado, primero se realiza un análisis en nuestros laboratorios donde se revisan sus propiedades físicas-químicas acorde a los estándares específicos que se deben cumplir.
¿Y cómo se realiza entonces el proceso de envasado? Bueno, para empezar, en Ragasa producimos nuestras propias botellas desde cero. Contamos con 4 líneas donde elaboramos botellas de PET por medio del proceso de inyección. La resina de PET se funde y forma algo llamado preforma (una forma previa a la botella final), después por medio del soplado, estas preformas se convierten en la botella final.
Y ahora te preguntarás ¿qué es el soplado? Este es un proceso donde se utilizan unas máquinas donde la preforma se calienta y se le inyecta aire comprimido a alta velocidad, de aquí se hace un molde y es así como van saliendo las botellas.
Posterior al soplado cada botella es llenada de forma individual de acuerdo al contenido deseado y a la marca. Después del llenado viene la colocación de la tapa, que también fabricamos por medio de inyección y está hecha de material polietileno. A continuación, cada botella llena y con tapa, pasa por el etiquetado, en donde se coloca la marca. Estas botellas ya etiquetadas pasan por un codificado en donde a través de un láser se les coloca el número de lote, el día que se produjo, la hora, la línea en la que se produjeron y el consumo preferente. Ya que pasaron por estos procesos, las botellas se empacan en cajas de cartón. Al final estas cajas son acomodas en tarima, se emplayan con plástico y pasan al almacén para posteriormente ser distribuidas por todo el país.
¿Por qué es tan importante la etapa de envasado? Porque la imagen, el tamaño, la forma e incluso las sensaciones que transmite el envase junto con el etiquetado; son detalles que juegan un papel realmente importante en la percepción de los clientes a la hora de adquirir el producto.
Es por ello, que en Ragasa prestamos atención hasta el último detalle, desde la estética, una tapa funcional (que no gotee), hasta la practicidad del producto. Y por todo esto queremos seguirte ofreciendo un producto exquisito y de la mejor calidad.