La mentalidad "todo"​ o "nada"​: Un aspecto de la productividad tóxica.

La mentalidad "todo" o "nada": Un aspecto de la productividad tóxica.

El poder de una mentalidad más flexible para regular la ansiedad en una era frenética

A lo largo de mi vida he visto a personas, y me incluyo, procrastinar sus mayores sueños.

Como ya sabemos, la mayoría de las veces dejamos nuestros sueños de lado debido al miedo a fracasar. Preferimos abandonar y fracasar por anticipado, antes de intentarlo y enfrentar la incomodidad de la incertidumbre.

Muchos de mis clientes llegan a mí para cambiar sus hábitos productivos tóxicos por hábitos productivos más amables y alegres. Desean hacer el proceso de sus emprendimientos, una experiencia más placentera.

La constante impaciencia y frustración que generan en sí mismos al querer tenerlo todo resuelto lo más rápido posible, y el auto saboteo que ocurre cuando estas expectativas no son realizadas, son algunos de los hábitos productivos tóxicos más perjudiciales.

Muchas veces utilizamos la productividad tóxica para evitar fracasar. La productividad robótica sin frenos, la cual se enfoca en hacer más sin un propósito.

El problema con esta productividad es que no refleja el funcionamiento real de la vida humana.

La vida es incierta. Las cosas salen mal.

La constancia rígida es contraria a la naturaleza, a la vida. Las únicas personas completamente constantes son los muertos.

Aunque hoy en día hay mucho conocimiento para vivir una vida más “productiva”, creo que todo se reduce a adoptar una “mentalidad flexible”.

La “mentalidad flexible” consiste en combinar la planificación proactiva con la adaptación reactiva, de modo que puedas hacer progresos significativos a largo plazo y honrar tus objetivos.

La mentalidad flexible

En lugar de tener una mentalidad fija del tipo “todo o nada”, en el que cada fracaso o acontecimiento inesperado puede afectar tu vida de forma extrema, la “mentalidad flexible” ofrece un conjunto de principios para vivir una vida de forma amable y resiliente.

  • Planifica para la incertidumbre. No puedes esperar predecir todos los acontecimientos que ocurran en tu vida, pero puedes crear un plan de contingencia para que no te veas afectada por la frustración que generan las interrupciones y las circunstancias impredecibles. Por ejemplo, en mi calendario cada día tengo un espacio de una o dos horas vacías para tener flexibilidad durante el día (utiliza este espacio solo para casos excepcionales y no como un comodín para procrastinar). Y si tu objetivo es obtener un nuevo hábito, quédate tranquila: las investigaciones demuestran que “fracasar en una acción no afecta a la formación de un hábito”.

“El significado que tiene una meta es sobre quién tienes que convertirte para lograrla”. Se trata de cómo te conviertes en alguien que puede realizar “acciones imperfectas” de forma constante y flexible para alcanzar un objetivo deseado. No se trata de correr 30 minutos todos los días, se trata de crear el hábito de mover tu cuerpo cuando te digas que lo harás aunque no tengas las ganas. Se trata de la relación que estás construyendo contigo mismo, el compromiso de honrar tu propia vida”.

  • Fracasa como un científico. El aprendizaje es un experimento que nunca termina. Siempre que las cosas no salgan según lo previsto, velo como una oportunidad de crecimiento personal.
  • Reduce la meta. A largo plazo, es más importante cumplir con tus planes que intentar hacer las cosas de forma perfecta. A menudo nos centramos en un objetivo específico, y nos ponemos metas inalcanzables. Por ejemplo, meditar durante una hora, cuando recién estás comenzando o correr diez kilómetros o escribir mil palabras para una publicación. Reduce la meta, pero mantén tu compromiso con tus planes. Cuando estés planificando tu día, sé amable contigo misma, y recuerda que tú serás quién tendrá que llevar a cabo cada uno de tus planes. Por ejemplo, si no tienes tiempo para escribir un artículo de mil palabras, limítate a publicar uno de 250. Si no tienes energía para correr diez kilómetros, corre tres. Ser flexible y reducir la meta hará que te sea más fácil honrar tus planes y sentir que tu día ha sido un éxito.

No todos los días serán perfectos, hay días que sientes que todo va tal como lo habías planificado y hay días que no.

Tener una “mentalidad flexible” es lo que me ha ayudado a ser más amable conmigo mismo y con mi sensibilidad.

Bloqueo de tiempo consciente

Una de las mejores herramientas para practicar la “mentalidad flexible” es gestionar tu tiempo en bloques. No se trata de llenar todo tu calendario con bloques, sino que de mantener espacios vacíos de contingencia y para descansar, y bloques de tiempo para trabajar en las actividades que consideras verdaderamente importantes.

Es crucial ser flexible. Los bloques pueden moverse o acortarse. Lo ideal es no borrar nunca un bloque. Es por eso que hay que ser muy selectivo y priorizar los bloques de tiempo que pongas en tu calendario.

Por ejemplo, si surge algo inesperado, puedes:

  • Mover el bloque. Intenta encontrar otra hora que funcione, ya sea en el mismo día o en otro.
  • Acortar el bloque. ¿Solo dispones de 30 minutos en lugar de una hora debido a una situación inesperada? No pasa nada, acorta el bloque y reduce la meta para ese día.
  • Eliminar el bloque. Trata de evitar eliminar bloques, pero también puede ser una opción. En mi caso, solo elimino bloques de mi calendario cuando mi salud mental o física están siendo comprometidas.

No pasa nada cuando las cosas no salen exactamente como las habías planeado. El éxito a largo plazo no proviene del resultado perfecto de cada actividad que hagas, ya que es imposible. El éxito a largo plazo proviene del resultado de mostrarse consistente con una “mentalidad flexible” a lo largo del tiempo. Y eso solo es posible si aceptamos y entendemos el funcionamiento real de la vida humana.

Inicia sesión para ver o añadir un comentario.

Más artículos de Pab Rodríguez

Otros usuarios han visto

Ver temas