La mitad de la mochila

El domingo pasado volví a llegar andando a Santiago de Compostela. Con dos amigos habíamos recorrido los últimos kilómetros del Camino Francés. Yo ya soy veterano en estos asuntos, pero ellos eran novatos. Lo primero que hicimos nada más encontrarnos en el tren que nos llevaba hacia Galicia fue pesar las mochilas del otro.

Cuando me preparaba para mi primer Camino, un capuchino aragonés, experto peregrino, me dijo: “Tú prepara todo lo que te quieras llevar. Lo metes en la mochila. Después lo sacas todo, y de eso, te llevas sólo la mitad. Esa será la forma en la que podrás cargar sin problemas con ella durante todo el Camino”.

Cuentan que un país padecía una crisis económica brutal y había gran escasez. La gente estaba muy deprimida y descontenta. Hasta que un día se les apareció un ángel y les prometió concederles un deseo para que pudieran estar contentos.

Un grupo de personas le pidieron la capacidad de satisfacer todas las necesidades que tuvieran. Y el ángel se lo concedió. Adquirieron y tuvieron de todo, pero como sus necesidades y aspiraciones iban en aumento nunca estuvieron contentos.

Otro grupo de gente pidió al ángel que les diera la capacidad para disminuir sus necesidades. Y el ángel se lo concedió. Vivieron austeramente y sin lujos, pero fueron felices.

¡Cuántas necesidades –materiales, emocionales, afectivas…- nos creamos innecesariamente a lo largo de la vida! ¡Cuántas! Nos apegamos demasiado a demasiadas cosas. Y eso nos impide caminar alegremente, con brío, con el empuje y la fuerza necesarios para seguir avanzando y seguir mejorando.

En la vida podemos optar por consumir indefinidamente para satisfacer todas nuestras necesidades que seguirán creciendo indefinidamente o aprender a disminuir las “necesidades” innecesarias.

¿Por qué no decides vaciar la mitad de tu mochila este fin de semana?

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