LA NIÑA DE CERRO AZUL
Ya me lo decía el periodista y escritor Antonio Ramos, más conocido como 'el poeta de Cerro Azul', segundos antes de interpretar con su guitarra el hit de Luis Miguel 'Cuando calienta el sol'. Levantando su copa de pisco de chacra, dijo: Jota Jota, Necesitamos poner en valor nuestra cultura, ¿qué podemos hacer para que los medios se interesen en Cerro Azul?
Un pequeño pueblo bendito con un mar de ensueño al sur de Lima, donde uno llega a compartir olas con delfines, un muelle histórico e incluso inspiración para una de las canciones más populares de los Beach Boys ('Surfing Safari'), lugar ideal para aprender a surfear y practicar eso que ahora le llaman turismo vivencial, porque también tiene huacas y restos arqueológicos de la época incaica, cultura llamada El Huarco y habiendo sido fortaleza religiosa (se puede ver la película documental 'Pacificum' en Netflix sobre la costa peruana y la importancia de El Huarco).
Además, la playa de Cerro Azul fue lugar del primer desembarco de japoneses en el Perú. Y así un sinfín de bondades que podrían hacer de este pueblito maravilloso en un foco de desarrollo turístico y deportivo.
Una tradición histórica que en las últimas décadas fue decayendo. En agosto, que se celebra el aniversario del distrito, usualmente el lugar es casi fantasma. Salvo la fecha central que la plaza de armas se vuelve una feria y es poblada por pescadores cotidianos, empleadas y empleados de balnearios exclusivos, choferes, músicos criollos, todos padres jóvenes de tres o cuatro hijos, mujer ama de casa y dependiente del jefe que usualmente está relojeando en la esquina de la plaza con la mototaxi por horas, esperando a esos turistas que casi nunca o jamás llegan.
El nivel de pobreza en Cerro Azul no es tan alarmante como la dejadez social que los invade.
Este año, por el aniversario, un acostumbrado concierto gratuito de una importante orquesta de cumbia peruana llenó una loza deportiva frente al mar de Cerro Azul.
Todo pagado por la Alcaldía, obviamente. Y sobre todo este año que en unos meses habrá elecciones municipales. Por eso la inversión tenía que ser a billetera abierta, no se diga más.
En lo que no se invirtió, y que debió ser prioridad, es en el ornato del distrito, pues era sabido por todos los pobladores que la plaza de armas de tenía tres buzones de agua sin tapar, como también tenía una pileta apoteósica que no brotaba ni un chorro de líquido y más bien el sistema de agua mantenía una poza nauseabunda en el subsuelo.
Pero son cosas que en los días de celebraciones ya no son importantes. Todos habían comenzado a convivir con esas falencias con alegría. Todos lo sabían menos los niños.
Xohanita, una niña de tres años, jugaba en la plaza de armas de Cerro Azul la noche siguiente al fiestón de aniversario. El parque estaba iluminado pero sin un sistema de cámaras. De pronto desapareció del lugar.
A la mañana siguiente, el viernes 17 de agosto de 2018, Xohanita fue reportada como desaparecida en todos los medios a nivel nacional. Entonces el despliegue de periodistas fue tan rápido que las autoridades no tuvieron tiempo de curar su resaca, pues la plaza central tiene al frente tanto a la comisaría como la sede central del distrito.
En las narices de la autoridades de Cerro Azul desapareció una niña de tres años, sin contar con un registro fílmico, se logró ver por medio de una cámara de una botica cercana a la niña minutos antes de su desaparición. Se le ve jugando y saltando hasta que ya no se le ve más.
A quien sí se le vio en el video es a un hombre que directamente fue sindicado como el raptor de la niña de Cerro Azul.
De inmediato, desde Lima llegaron CIENTO TREINTA policías, especialistas en secuestros e investigadores de inteligencia. Mientras las madres de Cerro Azul protestaban en el centro de la plaza de armas, clamando justicia frente a cámaras en transmisión a nivel nacional.
Cerro Azul fue portada de todos los periódicos. La policía luego de haber barrido la zona contaba con los siguientes sospechosos: el papá (según la policía se contradijo en su manifestación, siendo considerado también posible autor del hecho delictivo), el individuo que aparece en el video que fue sindicado como el 'amante' de la mamá de la niña, la tercera detenida fue la pareja del amante, entonces armándose un triángulo amoroso donde se especulaba que la pareja (el amante y su pareja 'oficial') habría tramado un rapto en venganza. Pulpa para la prensa.
El cuarto detenido fue un nigeriano que por no hablar español inmediatamente fue llevado por la policía peruana, haciendo gala de que prima aún en el país muchos sesgos culturales que nos impiden ver más allá de lo evidente. Para cualquier compatriota esta escena ya la habíamos visto décadas atrás con 'el monstruo de Armendariz' y parecía que íbamos a tropezar con la misma piedra.
¿Han buscado en los pozos de agua?, fue la pregunta que hizo un pescador al comandante que no supo responder. Entonces trajeron unos buzos de la policía de un exclusivo balneario del sur de Lima y dieron con el pequeño cuerpo flotando. Eso fue el sábado en la mañana, casi 32 horas después de su desaparición. Nunca se había ido de la plaza, había caído al pozo que estaba tapado de forma simbólica porque todos los pobladores lo sabían y aprendieron a convivir así, con la basura debajo de la alfombra. Con la niña debajo del pueblo indignado y las autoridades sin poder despabilarse.
Mientras los especialistas de la policía de investigaciones hacían un show mediático con caravanas de carros que iban de aquí para allá en alta velocidad, con la prensa exponiendo la miseria de un drama familiar en prime time y las madres alzando su voz de protesta en la plaza de armas, la niña de Cerro Azul flotaba en agua empozada.
Un fiel reflejo de la sociedad que somos. Hubiese querido que esta historia fuera ficción, pero nos toca vivir la triste realidad.