La promesa de valor y el valor de la promesa

¡Cuánto nos han hablado en marketing sobre la promesa de valor! Esa declaración que acoge una marca y repite en campañas y discursos de venta para atraer nuevos clientes y por supuesto diferenciarse de la competencia. La cuestión con ella es que a veces se vuelve una frase paisaje que poco se aplica y de la que nadie se acuerda, ni siquiera los dueños. Grave error, porque así como sucede con las personas, cuando alguien "promete" algo, todos esperan que lo cumpla.

Aquí es donde entra entonces el valor de la promesa, este juego de palabras que he construido para que empecemos a pensar un poco en el valor que le damos a las cosas que decimos sobre nuestras marcas; para que pongamos en la mesa la COHERENCIA: ser y hacer lo que decimos que somos y hacemos. Porque no tiene sentido una promesa de valor que no vale nada.

¿Qué sucede cuándo dos marcas tienen la misma promesa de valor? Uno de los factores que puede ayudar a diferenciarlas es la coherencia. Y para explicar mejor mi planteamiento les traigo un ejemplo de dos empresas de fumigación o eliminación de plagas. Llamemos a la empresa 1: Chao cucarachón Fumigación y a la empresa 2: El Gato Suárez Fumigadores.

Sara tiene en su casa una plaga de cucarachas y hormigas, así que se comunica con varias empresas de eliminación de plagas, entre ellas: Chao Cucarachón. Este es su discurso:

Luego de varias preguntas, se cierra el trato y al día siguiente van a realizar el servicio a casa de Sara... hasta ahí: todo bien. ¿Pero qué pasa cuando a los 4 meses vuelven a salir las hormigas y Sara pregunta por la garantía? ¡Nunca le responden!

En vista de que Sara necesitaba volver a fumigar y que nunca le contestaron, se comunica con la empresa El Gato Suárez Fumigadores y esto es lo que le dicen:

¿Qué pasó antes de que se cumpliera el mes de haberse realizado el servicio? Cumplieron.

¿A quién creen que va a llamar Sara cuando tenga que volver a fumigar o cuando un amigo le pida que le recomiende una empresa de este tipo? La respuesta está de más. Este es el error que cometen muchas empresas en el afán de conseguir nuevos "clientes" que solo ven como transacciones o números verdes en su flujo de caja. Empresas que tal vez desconocen el potencial que tiene la fidelización.

A veces la coherencia aporta más que cualquier campaña publicitaria o estrategia de marketing digital. Más que una simple transacción, construimos relaciones a largo plazo basadas en la confianza y el valor real. Cuando cumplimos nuestra promesa de valor, no solo generamos lealtad, sino que cultivamos verdaderos embajadores de marca que nos recomiendan con entusiasmo y nos defienden en el mercado. Invertir en coherencia es invertir en un activo intangible invaluable: la credibilidad. Y en un mundo saturado de opciones, la credibilidad es la moneda más fuerte para destacar, conectar y perpetuar el éxito.