La psicología del "transmi" y su relación con el liderazgo
"Señora, por favor, tome asiento."
"No te afanes, quédate sentado."
"De ninguna manera, el asiento es para usted."
Inmediatamente, la mujer de pantalones rotos y camisa Florida dio un paso victorioso hacia la silla roja, esa misma dura y estrecha pero tan deseada y maltratada por el ajetreo de los viajes “terra náuticos”. Con mesura, casi en cámara lenta, se sentó y abrió un libro para entretenerse durante los 45 minutos de viaje. En la próxima estación, y en otras donde paraba, el patrón se repetía. La gente parecía como si la noche anterior hubiesen leído la cita bíblica de "Ama a tu prójimo como a ti mismo", e incluso algunos parecían dispuestos a poner su mejilla para salvar al otro. Por un instante, me sentí casi en un sueño, o tal vez en un programa de cámara escondida. La compasión y la empatía eran tan palpables que cuatro estaciones más adelante, fue inevitable no levantarme y competir con otros pasajeros para ceder mi silla a los nuevos aventureros.
El reloj marcaba las 11 a.m. Ni siquiera percibí la distancia ni el tiempo. Cuando llegué a la estación de destino, sentí la absurda sensación de atrapar ese momento, subirme de nuevo y experimentar algo que jamás había sentido. De repente, como cuando los rayos del sol en plena madrugada te atrapan dormido, mis ojos vieron a un vendedor en la calle con un ramillete de calendarios. Justo la fecha de ese día estaba marcada en negrilla, la desgracia que terminaría con mi película; Era un sábado bien temprano, donde el tráfico no era recurrente.
¿Qué habría pasado si esas mismas personas se hubieran enfrentado al misil rojo del transporte público un viernes por la noche, en hora pico? Tal vez la historia habría sido más del tipo drama, pasando a la acción y la violencia, y menos romántica. Los mismos personajes, pero en una situación distinta.
Todos los seres humanos forjamos una personalidad con el paso del tiempo. Desde que nacemos hasta que morimos, nos estamos reinventando todos los días, casi automáticamente. Los genes, la gente, la cultura, un sinfín de variables, todos influyen. Pero hay algo particular en las situaciones. Pueden haber circunstancias que saquen lo peor y lo mejor de nosotros mismos. Quizás sea parte de un sendero desconocido que nos sorprenderá, o nos volcará a lo cotidiano.
El transmi es solo un ejemplo de la presión circunstancial que puede influenciar determinados comportamientos. No es una generalización. Quizá el papa o el presidente, si tuvieran que subir, estarían más o menos vetados a pelear y casi obligados a ceder el asiento, independientemente del día, debido a otro fenómeno social llamado autoridad y ejemplo. Pero hay circunstancias donde el ser humano siente una especie de magnetismo ante cierto tipo de comportamientos. Los ejemplos son infinitos: un ateo dudoso en una iglesia donde ve milagros inexplicables, hasta que se convierte. Un hombre en una calle con botes de basura en cada esquina, tentado a mantenerla limpia.
Recomendado por LinkedIn
¿Por qué no pensar en las crisis de liderazgos y gobernanzas? Desde una familia, una empresa, o un estado; la personalidad nos sostiene, pero las circunstancias nos pueden inundar.
Es aquí donde quiero llegar. No todo el mundo tiene control sobre las circunstancias, y si hay algo con lo que las circunstancias se relacionan, son con las estructuras de poder.
Comparto mucho la filosofía de que la actitud guarda una influencia poderosa sobre la realidad, como en la historia de redención de aquellos prisioneros de guerra que nunca perdieron la esperanza de salir libres. ¿Pero no es mejor evitar la guerra a toda costa? Si las soluciones sobre las situaciones son imposibles, lo único que nos queda es la última libertad humana, que es la actitud, como decía Víctor Frankl. Pero, si podemos contribuir a cambiar las circunstancias, las condiciones, y/o las situaciones de cualquier estructura social que contribuya a tener personas más plenas y más felices, ¿por qué no hacerlo?
Así como el estado es responsable de planear mejor la urbanización, la creación de más y mejores carreteras y alternativas de transporte público, todas las personas que ostentamos de líderes en algún punto de nuestra vida, en alguna medida, también somos responsables de ayudar a contribuir con la creación de situaciones y circunstancias que contribuyan a sacar lo mejor de las personas.
¿Cómo hacerlo? Bueno, empezar a escuchar, observar, y sobre todo, mantener una intención genuina de ayudar será un buen inicio para que esas múltiples personalidades se fortalezcan y no se desborden en el caos.
Aunque algunos fenómenos sociales parecen obvios, como en el caso de una masa social peleando por obtener una silla en un transporte público en hora pico, no siempre se explican por la personalidad, los malos hábitos o la intención de las personas. Hay que ir más allá, a esas estructuras que, entre copas o decretos, deciden las circunstancias, las situaciones, y las condiciones sociales que, en alguna medida, moldearán la forma de la realidad.
El Liderazgo Humano hoy mas que nunca es fundamental para crear situaciones que produzcan resultados sinérgicos, ayuden a ordenar el caos y permitan convertir las crisis en grandes oportunidades.
Founder & CEO LinkedUp | Te invito a SEGUIRME 👉 158k | Mentor en Marca Personal & Liderazgo | Speaker & Autor | +25 años creando empresas y negocios digitales | Comunidad Profesionales Elite ⚡️
9 meses¡Totalmente de acuerdo! 👏 Daniel Yamid D.