La radio en transformación
Fragmento personal del artículo aportado al libro "La transformación digital de la radio", editado por José Mª García Lastra y Luis M. Pedrero, publicado por Ed. Tirant lo Blanch
La tarea del programador en el nuevo espacio digital del audio.
El objetivo sigue siendo conseguir una marca sonora identificativa que cumpla criterios editoriales, con unos medios determinados, sin olvidar audiencias y resultados. Sabiendo que no eres el único habitante de un ecosistema sonoro que no ha parado de poblarse, y que trabajas en un medio en el que la línea temporal se ha modificado y es posible producir contenidos segmentables, más sencillos de buscar en la Red, que abren la posibilidad de experimentar con nuevas narrativas.
La experiencia acumulada en narración sonora se refuerza ahora con la capacidad de conocer a tu audiencia como nunca y responder a sus intereses de la forma más individualizada posible gracias al análisis de datos con intereses programáticos. En suma, se trata de convertir los pequeños cambios en profundas transformaciones… y atreverse a pensar la radio de nuevo.
El oyente en el centro: atención a sus expectativas y preferencias
La radio que hemos conocido desde la década de los años 80 del siglo XX, cuyas señas de identidad han pervivido durante cuatro décadas, presenta evidentes signos de fatiga que necesariamente habrá que superar. Si la radio quiere seguir siendo un medio de comunicación querido, cercano y respetado en el entorno digital, lo primero que debe hacer es asumir que el receptor ha adquirido un peso inimaginable hace un par de lustros. El oyente está en el centro y los contenidos a su servicio, organizados pensando en sus hábitos y en dos modelos claros de producción radiofónica: la lineal y la que se hace para ser consumida a la carta. En el contexto de la economía de la atención, cambia la manera de concebir, planificar, producir y distribuir. Las parrillas de ayer están dejando de servir. Las nuevas se basarán más en contenidos que en programas y reclamarán mejoras en calidad de textos, ideas, voces y realización sonora.
La persona responsable de programar se encuentra ante varios escenarios y debe atender a la audiencia más fiel y veterana, que se ha ido incorporando al consumo en red o digital poco a poco, sin dejar de prestar atención a los requerimientos de las nuevas generaciones de oyentes nativos digitales, habituados a la multitarea, y entre los que prima el uso del teléfono móvil, que no acaban de engancharse a la radio. Sin duda, captar la atención de estos últimos es uno de sus principales retos.
Quizá sea por eso por lo que la británica BBC, la corporación pública que ofrece la oferta más completa a nivel mundial de producto sonoro basado en radio, está centrando sus esfuerzos por responder a los gustos del público más joven, persuadida de que esta labor dará sus frutos. De hecho, no solo sigue haciendo radio cada día, sino que, además, sus profesionales investigan y prueban nuevas ideas constantemente porque entienden la innovación como una obligación para que su servicio público siga siendo vigente y necesario.
El contenido, marca siempre
Junto al oyente, o porque toda la atención y la actividad deben girar en torno a él, no se puede perder de vista la importancia del contenido, su ADN, que en el caso de la radio es sonoro y, por tanto, marcadamente emocional. La fortaleza está así en el testimonio, la experiencia, la historia, etc.; a lo que hay que sumar otras posibilidades que brinda el desarrollo tecnológico. Con productos así, se han de construir las nuevas parrillas.
No cabe duda de que la radio ha de persistir en sorprender, y que será profesional, fiable y auténtica… o no será. Los altavoces inteligentes, los teléfonos móviles o la inteligencia artificial aplicada en buscadores y plataformas son solo herramientas. Lo que verdaderamente importa es, como siempre, qué se quiere hacer con ellas.