La Romantización de los Títulos Universitarios

"¿En qué universidad te recibiste?" "Necesitas un título de X universidad para postularte a este trabajo." "¿Tenés un título Superior? No te sirve para trabajar." Y como estos he leído y escuchado cientos de comentarios denostando la preparación y el esfuerzo de muchos profesionales por conseguir sus títulos o certificaciones. Pareciera que los años de estudio y experiencia en los distintos ámbitos en los que se desarrollan no valen nada a la hora de aplicar a un nuevo puesto laboral, y que si no son egresados de "universidades prestigiosas" no son "dignos" de un trabajo en tal o cual empresa.

La romantización de los títulos es algo que viene sucediendo en Argentina desde siempre, aunque vivamos en un siglo casi 100% tecnológico, donde el expertise y las habilidades que se tengan para desarrollar una actividad son más importantes que un pedazo de papel enmarcado en una pared. Esto no quiere decir que las carreras universitarios o superiores no sirvan, al contrario, son importantes, son necesarias, pero NO SON FUNDAMENTALES, ni nos definen como profesionales. Por ejemplo, ningún título ni carrera universitaria nos preparó para una pandemia y sus consecuencias, y así y todo pudimos sobrellevar la situación y salir adelante, adquiriendo nuevas skills, estudiando nuevas carreras, y obteniendo nuevos trabajos.

Entonces, las carreras no hacen a los profesionales, sino la experiencia y el conocimiento que tengan en su área de trabajo. Sin ir más lejos, he sido testigo de cómo dejaron de elegir a una docente con título superior por una con título universitario, para luego tener que retractarse y volver a contactar a la primera por que la egresada universitaria no pudo realizar las tareas que le fueron asignadas. También he podido observar cómo alguien que no estudió la carrera de programador, programa a la par de un profesional, debido a su pasión por su trabajo y sus deseos de aprender por su cuenta. Y como estos ejemplos hay miles, en distintas profesiones y en distintos ámbitos.

Por eso concluyo preguntándome, ¿Hasta cuando las empresas van a juzgar a sus postulantes por los "papeles" que poseen y no por las habilidades que han adquirido? La fórmula adecuada, y justa, debería ser: "título (opcional) + habilidades + desempeño = candidato ideal". Ojalá esta utopía que expreso aquí se vuelva realidad y todos seamos valorados por lo que somos y no por lo que tenemos como profesionales.