La sociedad del cansancio
Es un hecho: actualmente las personas sienten que deben cumplir con las tareas que les exige la vida lo mejor que pueden, pero no hay una sensación de satisfacción ni de plenitud. ¿A qué crees que se deba esto? Te invito a reflexionar sobre el tema
“Me encuentro muy cansado, tanto que me empiezo a preguntar si quizá estoy deprimido”.
Un(a) profesionista, que cubre un jornada laboral completa, se encuentra agotado al llegar a su casa por las noches. En el trabajo se esfuerza por cumplir los objetivos que se le exigen. Siempre tiene presente que la situación económica actual es difícil, también está consciente de las evaluaciones de desempeño a las que es sometido. Durante los momentos con más estrés, añora el fin de semana para darse un respiro, un descanso, relajarse… pero cuando éste llega, está cansado, tanto que realiza pocas o ninguna actividad. Se recrimina esta pasividad. Piensa que debe intentarlo, que debe recuperarse; a veces logra salir con amigos o con la familia, pero cada vez es más común pasar el fin de semana viendo series o la temporada de la NFL o de algún otro deporte. La realidad es que no tiene energía para elaborar nuevos proyectos, ni para imaginarlos. Lo peor es que el cansancio no sólo lo atrapa al final del día, cada mañana le es más difícil levantarse, necesita varias tazas de café para lograr la proeza de salir de casa y estar concentrado en reuniones… Ése era su remedio hasta que el doctor se lo prohibió debido a la acidez o reflujo.
Las madres pasan por lo propio. Algunas son profesionistas que buscan tener éxito, traen y llevan a los niños a sus clases y terapias, pasan tiempo con ellos pero éste tiene que ser de calidad, así que atienden juntas de evaluaciones en las escuelas, acuden a las reuniones de padres para firma de boletas, celebran a sus hijos en festivales… por si fuera poco, apoyan a todos los miembros de la familia y operan efectivamente la casa. Además, buscan estar sanas, hacer ejercicio, llevar una buena alimentación y, por supuesto, lucir bien. También buscan la paz mental porque como dicen los gurús: “La realidad es la que tú creas en tu mente”, así que cuando se encuentran desbordadas o irritables se sienten culpables por no estar más tranquilas para poder sobrellevar cabalmente las tareas cotidianas.
La exigencia es monstruosa. Los individuos sienten que deben cumplir con todas las tareas que les exige la vida lo mejor que pueden, pero no hay una sensación de satisfacción ni de plenitud.
Para entender esta sensación, reflexionemos acerca de lo que el filósofo coreano Byung Chul Han ha definido como la “Sociedad del Cansancio” a la que trata de explicar en libro homónimo. Existe en el pensamiento actual un exceso de positivismo, una “violencia de la positividad, que resulta de la superproducción, el superrendimiento”, este superrendimiento tiene que ver con la posibilidad de hacer cosas, de salir adelante, de trabajar los talentos a fondo, de aprovechar todas las oportunidades que se te presenten porque en eso constituye estirar la vida al máximo. Vivimos en una sociedad esclava del “querer es poder”. No más peleas con un jefe, sino que las posibilidades se encuentran limitadas por lo que el sujeto mismo puede hacer.
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El resultado es una sensación de tristeza, un aplanamiento de las emociones. Se tiene tan poca energía para realizar nuevos proyectos que en ocasiones la sensación de fracaso aflora.
El problema es complejo porque se puede tratar de un problema interno, un tema propio de la psicoterapia o un problema de origen externo provocado por las exigencias de la sociedad. Por eso se dice que la depresión es el trastorno del mundo actual. Nos encontramos frente a uno de los momentos más complicados en términos de la “sobrevivencia de la salud mental”.
A veces esta sensación aplasta y se confunde con depresión. No, se trata de la Sociedad del Cansancio, que también es un problema de salud que tiene que ser trabajado… pero, ¿sabe cada uno en cuál de las dos se encuentra?
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