La trampa de las almas gemelas

La madrastra de Blancanieves se miraba en el espejo cada mañana y preguntaba “Espejito, espejito: ¿Quién es la más bella del reino?”.

El espejo respondía “Tú eres la más bella del reino”.

Todo fue bien hasta el día en que el espejo no respondió lo que la madrastra deseaba y entonces ella furiosa, lo rompió en mil pedazos.

Escuchar sólo lo que queremos oír podría parecer algo que sólo pasaría en un cuento, pero no…

En las Universidades de Winnipeg (Canadá) e Illinois (EEUU) reclutaron a 200 personas a las que les dieron dos opciones de texto para leer. La temática del texto era la misma en ambos casos, pero el punto de vista sobre el que estaba redactado era el opuesto. Las personas tenían que elegir entre leer el texto redactado con el punto de vista con el que estaban de acuerdo o leer el texto escrito con el punto de vista opuesto al suyo.

Si leían el texto con cuya opinión estaban de acuerdo ganarían 7 dólares, y si elegían el texto con la opinión opuesta a la suya ganarían 10 dólares. (*1)

¿Qué crees que eligieron? Pues más de la mitad, en concreto el 63% prefirió leer el texto con cuya opinión estaban ya de acuerdo a pesar de ganar menos dinero.

Esto es lo que se llama “ignorancia motivada” y la mayoría de las personas suelen actuar así. La ignorancia motivada se da cuando elegimos no querer saber, no querer entender. Este tipo de postura es la que suele llevar a pensamientos extremos y nos convierte en extremadamente vulnerables, porque cuando no sabemos, otros pueden manipularnos más fácilmente.

Pero hay más formas de caer en la ignorancia motivada sin darnos apenas cuenta, por ejemplo, rodeándonos de los que son exactamente igual que nosotros, nos envolvemos en “ignorancia motivada”.

Si a tu alrededor tienes sólo personas que son como tú, ya te puede estar pasando.

Para comprobar si es tu caso haz la lista de las 10 personas de tu círculo de confianza que no pertenezcan a tu familia.

• ¿Cuántas tienen una diferencia de edad grande contigo?
• ¿Cuántas han nacido en otro país?
• ¿Cuántas son de otra raza?
• ¿Cuántas tienen un nivel educativo muy diferente al tuyo?
• ¿Cuántas tienen ideas políticas muy diferentes a las tuyas?
• …

Lo habitual es que la mayoría de las respuestas nos llevan a ver que los que forman parte de nuestro círculo de confianza son muy parecidos a nosotros.

Hoy todo el mundo quiere destacar, pero luego se rodea de iguales

Nos rodeamos de los que son y piensan como nosotros porque es más cómodo. Leemos el periódico de la línea política con la que concordamos mejor porque es más placentero asentir que disentir. Vemos las películas de los temas que nos gustan y escuchamos la música que nos hace sentir bien porque es más agradable que aquello que nos revuelve algo por dentro.

Consumimos lo que nos gusta y las empresas lo saben, y por eso nos ofrecen sólo eso. Hasta Netflix cambia la carátula de sus series según el usuario en base a los gustos que su algoritmo ha reconocido. Con cosas como esa entramos en un bucle sin fin de rodearnos de cosas que son afines a nosotros.

Y es normal, porque nos hace sentir bien y uno no puede estar retando continuamente sus valores y creencias porque resultaría agotador, pero cuando lo llevamos al extremo contrario de no querer saber nada más de lo que ya sabemos, nos quedamos en ese círculo de confort en el que se está muy bien pero que no se crece.

Las almas gemelas provocan ceguera

Rodeándonos de almas gemelas, acabamos convirtiéndonos en ciegos y sordos. Vemos lo que queremos ver y oímos lo que queremos oír. Nos volvemos ciegos y sordos, pero lamentablemente no mudos.

Aunque agradables, las almas gemelas producen miopía, con el tiempo pueden producir hasta ceguera.

En palabras del filósofo surcoreano Byung-Chul Han, “la expulsión de lo distinto pone en marcha un proceso destructivo: concretamente, la autodestrucción”. (*2)

En cambio, quienes son distintos a nosotros, aunque nos sacuden con nuevas ideas, también amplían nuestro horizonte, nuestra perspectiva.

La escucha activa como apertura al mundo

Pero para que así suceda debemos aprender a escuchar, a escuchar cosas que nos incomodan, cosas que no nos gustan y con las que de entrada no estamos de acuerdo.

Escuchar es un arte y requiere mucha práctica, para no interrumpir, para buscar la riqueza de lo que dice el otro, para borrar nuestros sesgos y no juzgar, … Escuchar no es un acto pasivo, es intencional, porque hay que silenciarse por fuera y por dentro, sobre todo cuando escuchamos cosas con las que no estamos de acuerdo, escuchar se convierte en un ejercicio de alta intensidad. Escuchar de verdad implica dejar de un lado nuestro ego, porque el ego no es capaz de escuchar.

Por eso este punto es especialmente importante en el trabajo donde además las habituales jerarquías creadas en el seno de la organización pueden acentuar aún más la sordera.

Y por eso los mejores líderes no sólo eligen a gente que piensa como ellos, buscan la riqueza de diferentes miradas y puntos de vista y generan climas de confianza para que les digan lo que piensan sus colaboradores, no lo que quieren oír, sino lo que piensan de verdad. (*3) Porque sólo así se consigue lo mejor de la diversidad y sólo así se desarrolla un pensamiento amplio. Rodearte de gente igual no enriquece lo que hacemos, decimos o pensamos.  Como tampoco sirve de nada rodearse de gente diferente si luego no les invitamos a que digan lo que piensan.

Si has visto Bohemian Rhapsody, recordarás la escena donde un Freddy Mercury vuelve arrepentido a ver al resto de la banda de Queen después de su intento fallido como solista. Lo que les dice ilustra muy bien como colaboradores brillantes pueden ser de poco valor si no pueden dar sus puntos de vista y expresarse libremente: “Contraté a los mejores músicos de Munich, y les dije exactamente lo que quería que hicieran, y el problema era que lo hacían. No ponían pegas, tampoco reescribían nada, ni me ponían caras raras, … “. Esta escena ilustra de forma clarísima como un líder que no escucha consigue colaboradores que no tienen nada que decirle. Pero escuchar no es fácil, mucho menos si eres el líder.

Vivimos en una sociedad que vive atropelladamente, por eso, y como el propio Byung-Chul Han dice, en el futuro perfectamente podría existir la profesión de “oyente”, gente que sepa escuchar en un mundo donde no habrá nadie que escuche ya. Porque para hablar, siempre hará falta alguien que escuche. El que escucha es el que convierte en cuerdo al que habla que de otra forma sería un loco que estaría hablando solo. El buen “escuchador” es el que es capaz de sacar cosas del que habla que no habría dicho si él no hubiera estado presente. El buen “escuchador” entiende que los silencios no suceden para ser rellenados, son espacios donde se da tiempo al otro para pensar.

Escuchar es una cualidad que está subestimada y que no tardará en estar dentro de las habilidades más demandadas en las empresas, porque ya casi no queda gente que sepa escuchar de verdad. Si escuchamos, es para contestar, para dar nuestra opinión, para hacer cambiar de opinión al de enfrente, para demostrar que tenemos algo que decir. Pero no para dejarnos convencer, para cambiar de opinión o para ampliar nuestro pensamiento.

Los que escuchan de verdad, crecen todos los días. Los que saben escuchar las verdades incómodas, mejoran cada día. Los que están dispuestos a escuchar opiniones diferentes, enriquecen la suya cada día.

La ignorancia motivada nace del miedo

Decidimos no saber porque tememos que las opiniones de los demás puedan desestabilizar la concepción que tenemos del mundo.

Lo que provoca el miedo a no querer saber es lo desconocido, lo extraño.

Ver posturas muy diferentes a la nuestra podría hacernos entrar en conflicto con nosotros mismos, nuestras creencias y nuestros valores. En cambio, lo igual, aunque es cómodo, nos aliena. Por eso preferimos ignorar lo que no está en línea con nuestro pensamiento.

La ignorancia motivada nos permite quedarnos en una cómoda zona de confort. Por eso nos convierte en el peor de los ignorantes, no el que no sabe, si no el que elige deliberadamente no saber.

Preferimos juzgar las ideas de los demás que poner a prueba nuestros valores y creencias. Lo que olvidamos es que cuando juzgamos a los demás ya lo estamos haciendo bajo el prisma de nuestros propios valores y creencias. Y en cierta manera es comprensible, nuestras creencias y valores son parte de lo que somos y cuando se sacuden, tardamos en recomponernos.

Ábrete a lo distinto, deja atrás la tiranía de lo igual

Por eso, si quieres desarrollar una mentalidad abierta y de crecimiento deja de rodearte sólo de gente que es como tú.

Cada cierto tiempo, aunque te requiera un poco de esfuerzo, lee cosas con las que creas que no vas a estar de acuerdo, mira cosas que sabes que te van a descolocar e interésate por lo desconocido. Rétate a ti mismo y permítete cambiar de opinión de vez en cuando, porque sólo los necios no cambian nunca de opinión.

Busca y escucha a los que son distintos, los que piensan diferente a ti. Y escúchalos de verdad, puede que tengan algo que decir que sea mejor que lo que pensabas antes de escucharlos.

Y si nada de eso es viable para ti, al menos toma consciencia de que estás rodeado de gente que piensa y vive como tú, y que puede haber otras realidades ahí fuera.

La inclusión, la capacidad de escucha y la tolerancia se dan cuando somos capaces de apreciar el espejito que no nos dice siempre lo que queremos oír.

Porque tener un espejo que te diga cada día lo que quieres oír resulta muy aburrido además de predecible…

#cultura #diversidad #DiversidadInclusiva #inclusión #LaPlumaGris #rrhh

Las opiniones expresadas son a título personal y no en nombre de Danone

Referencias:

(*1) Informe “Liberals and conservatives are similarly motivated to avoid exposure to one another’s opinions. Journal of Experimental Social Psychology, 72, 1-12.” - Frimer, J. , Skitka, L. J., & Motyl, M. (2017).  FSM2017.pdf (uic.edu)

(*2) Del libro “La expulsión de lo distinto” de Byung-Chul Han

(*3) Artículo publicado en la Harvard Business Review :“Los mejores líderes saben cómo escuchar de verdad” adaptado de “Listening Is an Overlooked Leadership Tool” de Melissa Daimler Listening Is an Overlooked Leadership Tool (hbr.org)