La verdad os hará libres. Pero, ¿y el trabajo?

La verdad os hará libres. Pero, ¿y el trabajo?

Soy un inconformista, lo reconozco. Me gusta defender aquello en lo que creo y me gusta la libertad de poder hacerlo.

Mi búsqueda de lo que creo cierto y ético me ha llevado a ser arrestado, despedido y apartado. Pero jamás he dejado de serlo.

Creo que nacemos libres, y que parte del malestar de la sociedad en que vivimos es que nos condenamos voluntariamente, como la rana que se hierve en agua fría, a la esclavitud de "lo normal", "lo que hay que hacer".

De esta manera tenemos que estudiar, madurar, conseguir un trabajo, comprar una casa, un coche, unas vacaciones a ser posible en el extranjero. Vivir hacia afuera, sin mirar hacia adentro.

Nos autoimponemos esta esclavitud sin pensar, sin dudar, siguiendo lo normativo, que no lo normal. Porque lo normal sería buscar tiempo para nosotros, para nuestros seres queridos, para nuestro crecimiento.

Hoy mi hija María me ha dicho "creo que 8 horas al dia de trabajo es muchísimo trabajo. Si haces un promedio de 40 años de trabajo, al final ¿cuántas horas dedicas al trabajo que no te dejan hacer nada más, ni descansar, estar con la familia y los amigos?"

Y es cierto, invertimos nuestra vida en el trabajo, y mientras la sociedad no cambie (y no tiene visos de cambiar) será en el trabajo donde tengamos que seguir buscando muchas cosas personales, mentales, emocionales que influyen en y configuran nuestro bienestar.

Y la libertad que el trabajo nos secuestra, porque la cedemos a cambio de un salario, tenemos que volver aquellas personas que tenemos responsabilidades para con otras personas en las organizaciones.

Y no me estoy refiriendo a los departamentos de Personas. Me estoy refiriendo a todo el ecosistema que es una empresa, con todos sus miembros involucrados en la supervivencia del mismo y en la consecución de la tan ansiada libertad.


Las libertades que todos buscamos en el trabajo

Cuatro son las libertades que todos buscamos en el trabajo:

  • La libertad de ser (autenticidad). Continuamente escuchamos que es importante ser nosotros mismos en el entorno laboral. Que "encajar" supone que tenemos que hacer un esfuerzo permanente por dejar fuera ciertas partes de nosotros mismos para formar parte de una compañía. Pero piensa una cosa, ¿desde qué posición en donde no puedes ser tu mismo podrás trabajar y colaborar abiertamente con otras personas? Y si no lo haces, o tu equipo no lo hace, ¿hasta qué punto crees que la tan deseada DEI y cada vez más necesitada a medida que los equipos vayan interiorizando la necesidad de integrar personas de otros países, religiones, razas, ideas, etc., para incluir a la nueva fuerza laboral que cada vez más vamos a necesitar conseguirán realizarlo? Sólo podemos integrar a aquellos que dejamos ser ellos mismos.
  • La libertad de llegar a ser (crecimiento). VUCA. BANI. Da igual cómo lo nombres, la realidad es que este mundo y el mundo laboral en especial requiere cada vez más rápidamente (no creo que más que en otras épocas, dado que en "mi época" hemos tenido que adaptarnos a la aparición de internet, del correo electrónico, del teléfono móvil, del teletrabajo y de la IA, y aquí seguimos) nuestro aprendizaje para tener las herramientas para poder adaptarnos a los cambios al mismo tiempo que se producen. Una vez más las compañías siguen utilizando el mismo rasero de hace décadas: mejor que vengan de fuera con ello puesto. Es más barato. De ahí que la Generación de Plata (por nuestro pelo cano) cada vez nos veamos más y más expuestos al ostracismo, porque es más barato y rápido incorporar a alguien que se ha estado pagando su propia formación que hacer el esfuerzo de formar a quienes componen las compañías.
  • La libertad de retroceder (cuidado personal). Mucho se habla en estos días dentro del bienestar mental de tener un psicólogo, un coach, un programa 24x7 para que te mantengas ahí donde estás, que es sinceramente donde la compañía te quiere y necesita (al menos aquellas que no trabajan desde el bienestar). Pero la verdadera salud mental y emocional parte de mi libertad para poder dar un paso atrás, o dos, e incluso retirarme si lo considero necesario sin que los discursos engañosos y vacíos de los "expertos" se harten de decirme que lo importante es seguir adelante, levantarte una vez más, seguir luchando. No, no es verdad. No lo compro. Mi libertad de retirarme para cuidarme o que me cuiden, para quitarme de primera linea sin que esto tenga consecuencias en mi trabajo es fundamental para poder desarrollar realmente mi bienestar.
  • La libertad de fallar (arriesgarnos). Arriesgarnos y probar cosas nuevas es fundamental en un entorno en que todo va cada vez más rápido, y fallar es inherente a probar. Fallar en liderar un equipo, fallar en no aprender a la velocidad necesaria, fallar a la hora de responder o proponer. El ser humano ha avanzado y evolucionado a base de fallos, de reflexiones de esos fallos, de otros más expertos que nos dejaban fallar y nos enseñaban en qué fallábamos, de aquellos que nos apoyaron cuando caímos desde el amor y la comprensión para que pudiéramos elegir nuestro ritmo de recuperación para volver a intentarlo. Concederme la libertad del fallo sin la libertad de la reflexión y el aprendizaje no es libertad, es una falsa libertad.

Cuidado con que en tu empresa estés cambiando libertades por falsas libertades, no vaya a ser que también tu tengas que grabar en la entrada "El trabajo os hará libres"


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Karen Paola A.

Senior Consultant in Organizational Transformation🚀| Talent Development and Training Strategist | Specialist in Organizational Culture, Climate, and Well-being ☀️| Expert in Change Management

3 meses

Hola Javier, me gustó mucho el artículo que creaste, comparto tu forma de pensar y de trascender el trabajo desde tu propósito personal. Yo también soy de esos rebeldes y confío en que poco a poco podremos generar un cambio. ¡Saludos!

Todos queremos ser libres en nuestra vida, que nadie nos controle, pero muy pocos estamos dispuestos a "pagar" el precio que ello conlleva. Estamos desarrollándonos en donde todo lo puedo exigir por "derecho", confundiendo el derecho con la obligación. Y sobre todo dejando de lado la capacidad de esfuerzo personal necesaria para ser feliz, dentro y fuera del trabajo.

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