Las amenazas a la ciberseguridad son actos realizados por individuos con intenciones dañinas, cuyo objetivo es robar datos e interrumpir los sistemas informáticos. Entre las categorías más comunes de ciberamenazas se incluyen el malware, la ingeniería social, los ataques Man-in-the-middle (MitM), la denegación de servicio (DoS) y los ataques de inyección. Y ahora, con la llegada de más herramientas que usan Inteligencia Artificial, es preocupante ver cómo atacantes disponen de más recursos que nunca -muchos de ellos automatizados- y los utilizan para llevar a cabo ataques cada vez más complejos y costosos.
Las ciberamenazas pueden proceder de diversas fuentes, maneras, etc. y evolucionan rápidamente. En este contexto, en Imperva creemos que es importante que las empresas conozcan las tendencias en ciberseguridad para poder prepararse, ir un paso por delante para garantizar la integridad de su infraestructura y salvaguardar sus aplicaciones y datos.
Las 5 fuentes comunes de ciberamenazas contra las organizaciones:
Estados-nación-países hostiles pueden lanzar ciberataques contra empresas e instituciones locales, con el objetivo de interferir en las comunicaciones, causar desórdenes e infligir daños.
- Organizaciones terroristas: los terroristas llevan a cabo ciberataques con el objetivo de destruir o abusar de infraestructuras críticas, amenazar la seguridad nacional, perturbar la economía y causar daños físicos a los ciudadanos.
- Grupos delictivos: grupos organizados de hackers informáticos cuyo objetivo es penetrar en los sistemas informáticos para obtener beneficios económicos. Estos grupos utilizan métodos como el phishing, spam, spyware y malware para extorsionar, robar información privada y realizar estafas en línea.
- Hackers: los hackers individuales atacan a las organizaciones utilizando diversas técnicas. Suelen estar motivados por el lucro personal, la venganza, el beneficio económico o la actividad política. Suelen desarrollar nuevas amenazas para mejorar su capacidad delictiva y su posición en la comunidad de cibercriminales.
- Insiders maliciosos: un empleado que tiene acceso legítimo a los activos de la empresa y abusa de sus privilegios para robar información o dañar los sistemas informáticos en beneficio económico o personal. Pueden ser colaboradores, contratistas, proveedores o socios de la organización objetivo. También pueden ser intrusos que han comprometido una cuenta privilegiada y se hacen pasar por su propietario.
Tipos de amenazas a la ciberseguridad
Uno de los ataques con mayor crecimiento es el malware, que es la abreviatura de “software malicioso” y se infiltra en un sistema, normalmente a través de un enlace en un sitio web o correo electrónico no fiable, o una descarga de software no deseada. Se despliega en el sistema objetivo, recopila datos confidenciales, manipula y bloquea el acceso a los componentes de la red, y puede destruir datos o apagar el sistema por completo.
Estos son algunos de los principales tipos de ataques de malware:
- Virus: un fragmento de código se inyecta en una aplicación. Cuando la aplicación se ejecuta, lo hace el código malicioso.
- Gusanos: malware que aprovecha las vulnerabilidades y puertas traseras del software para acceder a un sistema operativo.Una vez instalado en la red, el gusano puede llevar a cabo ataques como la denegación de servicio distribuida (DDoS).
- Troyanos: código o software malicioso que se hace pasar por un programa inocente, oculto en aplicaciones, juegos o archivos adjuntos de correo electrónico. Un usuario desprevenido descarga el troyano, lo que le permite hacerse con el control de su dispositivo.
- Ransomware: se deniega a un usuario u organización el acceso a sus propios sistemas o datos mediante cifrado. El atacante suele exigir el pago de un rescate a cambio de una clave de descifrado para restaurar el acceso, pero no hay garantía de que el pago del rescate restaure realmente el acceso completo o la funcionalidad.
- Cryptojacking: los atacantes despliegan un software en el dispositivo de la víctima y comienzan a utilizar sus recursos informáticos para generar criptomonedas sin su conocimiento. Los sistemas afectados pueden volverse lentos y los kits de cryptojacking pueden afectar a la estabilidad del sistema.
- Spyware: un actor malicioso obtiene acceso a los datos de un usuario, incluida información confidencial como contraseñas y datos de pago. El spyware puede afectar a navegadores de escritorio, teléfonos móviles y aplicaciones de escritorio.
- Adware: se rastrea la actividad de navegación del usuario para determinar patrones de comportamiento e intereses, lo que permite a los anunciantes enviarle publicidad dirigida. El adware está relacionado con el spyware, pero no implica la instalación de software en el dispositivo del usuario y no se utiliza necesariamente con fines maliciosos, pero puede utilizarse sin el consentimiento del usuario y comprometer su privacidad.
- Malware sin archivos: no se instala software en el sistema operativo. Se editan archivos nativos como WMI y PowerShell para habilitar funciones maliciosas. Esta forma sigilosa de ataque es difícil de detectar (los antivirus no pueden identificarla), porque los archivos comprometidos se reconocen como legítimos.
- Rootkits: se inyecta software en aplicaciones, firmware, kernels de sistemas operativos o hipervisores, proporcionando acceso administrativo remoto a un ordenador. El atacante puede iniciar el sistema operativo dentro de un entorno comprometido, obtener el control total del ordenador y distribuir malware adicional.
Incremento de tipos de ciberataques con la Inteligencia Artificial.
Aparte de los tipos de ataques más comunes mencionados, ahora no hay que subestimar el impacto de la IA generativa en la ciberseguridad. Las organizaciones deben permanecer proactivas en sus defensas y protección. Esto incluye invertir en herramientas innovadoras de ciberseguridad, fomentar una cultura de concienciación sobre la protección, colaborar con expertos del sector y comprometerse con los organismos reguladores para garantizar un panorama digital más sólido y seguro.