Las batallitas del abuelo
¿Sabes esos momentos cuando estás en familia o con amigos en los que uno empieza a contar anécdotas con el "te acuerdas cuando..."? Cuando eres pequeño son tus mayores (principalmente los abuelos) los que empiezan a compartir contigo cómo eran a tu edad, lo que se hacía y ahora no... y vas descubriendo y aprendiendo un montón de cosas a través de ellos.
También nos ocurre entre adultos cuando nos juntamos con los amigos del "insti" o de la "facul" y empiezan a salir lo que ocurrió en tal viaje, las bromas que se gastaban, novietes, ligues y alguna que otra puyita que ahora recuerdas casi con cariño.
En esos momentos se produce una especie de magia en la que todos entran en conexión porque han tenido una vivencia juntos y, al recordarla, sienten como si volvieran a vivirla, sobre todo si se trata de algo divertido. Ese clic que salta en la cabeza de todos hace que estén en la misma sintonía e incluso que estén más unidos, aunque siempre hay algún despistado que dice "Pues yo no me acuerdo". Entonces, entre todos le ayudáis a rascar en la memoria, le hacéis recordar y volver a sentirse parte del grupo.
Eso es storytelling.
Pero no solo vale para volver a disfrutar de nuestras batallitas y pasar una tarde de buen rollo. También sirve para subir los ánimos, limar asperezas, convencer a los demás para volver a tener una experiencia juntos que sirva para seguir creando recuerdos... Y a los nuevos integrantes de la familia o los amigos les hace querer pertenecer a esa unidad, a no sentirse excluidos y a enriquecer al grupo porque al final todos cuentan.
Esto mismo es lo que puedes llegar a conseguir si lo aplicas al relato de tu marca frente a futuros clientes, de tus informes frente a tu equipo o el resto de la empresa, etc. Por eso el storytelling es tan efectivo.
Lógicamente, tienes que adaptarlo porque las batallitas del último examen de 5º curso no son relevantes en sí mismas, aunque el aprendizaje de cómo resolviste la situación puede que si porque te ha servido para aplicarlo en otras ocasiones con éxito en otras facetas, incluida la profesional.
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Todo tiene que ser en su justa medida.
Quizás pienses que solo unos privilegiados son capaces de hacer eso y atrapar la atención de todos, pero en realidad es solo cuestión de trabajo y práctica, y no soltar al tuntún lo primero que se te pase por la cabeza.
Como en todo camino, primero tienes saber en dónde estás, a dónde quieres llegar y de qué manera. Y, cuando lo tengas todo hecho, testear con alguien ajeno a eso para saber hasta qué punto has logrado tus objetivos y ha captado y comprendido de la manera que tú querías tu mensaje.
Piensa en los grandes monologuistas, antes de salir por la tele y ser súper estrellas de la comedia, primero han tenido que torear en muchas plazas probando sus monólogos, realizando cambios y ajustes según el tipo de público y su reacción. Y no darse por vencido, porque aquello que te pueda parecer un chascarrillo improvisado, en realidad, ha llevado muchas horas de trabajo y esfuerzo para suene natural.
Por eso, cuando se trata de utilizar el storytelling para vender ya sea un producto, un servicio o una idea a tu equipo, muchos fracasan porque no tienen trabajado e interiorizado su discurso y suena robótico y falso. Eso es todo lo contrario a cuando te reúnes con los amigos y echáis la vista atrás.
Recuerda, una mente conectada es una mente abierta, y el storytelling es la llave maestras para conseguirlo.