LAS COSAS QUE NOS DECIMOS A NOSOTROS MISMOS
Sin cesar dialogamos por dentro con otro yo que no es real, pero ahí está y, además, nunca calla. Es un monólogo o un diálogo que trata sobre lo que nos pasa y sobre lo que consideramos acerca de lo que sucede y hacen los demás.
Para explicar este hecho que nos afecta a todos y es una experiencia común. habría que saber bastante teoría del conocimiento; pero los humanos corrientes debemos conformarnos con detectar este fenómeno para controlarlo mejor..
Este 2º yo puede ser cruel; también tolerante, amable, comprensivo,
amigo de la humanidad.
Lo interesante es que el 2º yo puede ser educado por el 1º -el real y verdadero- para que sea bueno y benévolo, comprensivo.
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No lo podemos despachar, pero sí domesticar para que no sea perverso con uno mismo, ya que a veces dice: “eres un desastre”, “siempre te equivocas, “todo lo haces mal”, “no tienes remedio”. Ninguna de estas afirmaciones, tan generales y rotundas, es verdad: nadie es un desastre completo, es imposible que uno haga todo mal, equivocarse siempre es imposible. Sin embargo, si el 2º yo nos convence de estas cosas, caemos en un pozo: tristeza. desánimo, depresión, pasividad, pesimismo. Cuando el 2º yo nos dice estas cosas conviene enfrentarse a él, rebatirle y decirle; “no es verdad lo que me dices, mientes, yo no doy así”.
También, el 2º yo nos habla de los demás. a veces: dice cosas así “ese tío es imbécil”, “esa gorda es insoportable”, etc. En este caso conviene rebatirle.
Unos y otros pensamientos negativos nos perjudican porque nos amargan unos y otros nos conducen a despreciar a la gente, cortar la posibilidad de acoger, comprender, compartir.
El 2º yo tiende a ser malo, si nos dejamos llevar por él cuando se pone negativo y criticón seremos también aguafiestas, negativos injustos. Es necesario llevarle la contraria, reducirlo con argumentos realistas que desmonten sus razonamientos.
Podemos enseñarle a ser positivo, benévolo, afable. Al actuar así tendremos más paz, seremos más felices, más justos, mejores personas; caerán barreras que nos separan de los demás y nos impiden quererles bien.