LAS FRONTERAS DE LA POLITICA ARGENTINA

Luis Alejandro Rizzi

 

Es obvio que todos los políticos con la excepción de Javier Milei, están enredados en sus “miserabilidades” y lucen “ajenos a las cosas”, mas diría las omiten, por una sencilla razón; quiero creer que saben lo que nos pasa, pero están encerrados o acorralados entre tres muy estrechas fronteras, la del corto plazo, la del mediano plazo y la del agotamiento de la paciencia por parte de la sociedad.

El corto plazo, los próximos cuatro años, nuestro sistema no podrá encontrar solución inmediata para remediar la movilidad social descendente, la fatalidad de los “ex clase media”; los excluidos o “sin trabajo” y la pobreza e indigencia.

Este vasto núcleo de “gentes” quiere lo imposible, un “milagro económico” que los políticos en campaña comienzan a exhibir y prometer imprudentemente como tal, “vaca muerta”, el “litio” la minería, una planta para licuar gas que comenzaría a construirse el año próximo (sic) y otras fantasías por el estilo. Escuché ayer o antes de ayer a Gerardo Morales hablar de millones de dólares que “podrían llover” sobre nosotros debido a explotaciones de algunas provincias del noroeste.

Otros políticos hablan de un “potencial” de todo lo que podríamos hacer además de lo señalado desde la llamada economía del conocimiento, aunque no se explica cómo se haría ni quien financiaría todas esos fantásticos “recursos".

Agreguemos las “otras crisis”, la educación, la salud, la inseguridad, el narcotráfico, ese perverso entramado entre política fuerzas de seguridad y corrupción y en especial nuestra crisis “cultural”.

Los políticos opositores, que se creen próximo gobierno, ya no hablan de los primeros cien días, sino de las primeras horas y no advierten que antes de asumir quizás ya habrán perdido su legitimidad de origen.

Es grave que, con solo mínimas excepciones, se carece de capacidad y vocación de persuasión, siendo imposible imponer como dice Carlos Pagni “un ajuste predatorio”. La sociedad no está para cirugía sin anestesia. -

Esta alta frontera dificultará resolver la cuestión del “tipo de cambio” que es la variante con la que se vinieron ajustando los niveles de pobreza e indigencia, sin advertir que la revaluación de nuestra “inexistente moneda” es precisamente el combustible que alimenta a la “fábrica de pobreza”.

El problema cambiario a su vez es un impedimento para lograr inversiones y financiación, dado que todo indica que no sería posible, liberar el mercado de divisas de un día para otro.

Ello requiere un nivel de credibilidad del que carece nuestra dirigencia.

Tampoco será posible realizar una reforma fiscal en 24 horas, lo que seguramente exigiría derogar regímenes especiales como el de tierra del Fuego. Tampoco se pueden suprimir, en el mismo lapso, derechos de importación sin la previa reforma fiscal por aquello de la teoría del “segundo mejor” a la que nos referimos días atrás en este mismo furgón.

No se podrán privatizar empresas en 24 horas ni se podría reducir el gasto en ese breve lapso.

El próximo gobierno, lo sabemos todos, recibirá una pesada herencia negativa, que tendrá el efecto de un lastre que dificultará su movilidad, no tendrá agilidad.

Por otra parte, ya la gente no acepta las excusas de las herencias, la última oportunidad la tuvo Macri y la desperdició, ahora las herencias se encadenan y llegan hasta su propio gobierno, que duplicó la inflación en sus cuatro años.

El próximo gobierno tendrá a sus espaldas el peso de la frustración social, una frontera y a su frente las otras dos la falta de paciencia y no podrá contar con el “mediano plazo”.

El próximo gobierno deberá ocuparse de lo inmediato y acuciante que será satisfacer a todos aquellos que no saben lo que quieren, pero lo exigen y lo que no podemos saber cuánto demoraran en lavarse los pies en la fuente de Plaza de Mayo.

El próximo gobierno deberá tener la capacidad de una guardia médica, deberá atender cientos de casos urgentes y diferentes unos de otros, desde una uña encarnada hasta un apuñalada en el hígado.

Esa es nuestra calle sin salida, la tarea será cuando menos abrir una ventana al futuro que no estará a la vista de todos.

En la Argentina no existe el largo plazo y apenas el corto, el ayer es nuestro presente.

A eso apunta Javier Milei, podrá satisfacer a la gente ofreciendo destruir todo lo que no quiere, con eso puede ser suficiente, después esa misma gente ira por él...

Las tres fronteras de la política, conforman un triangulo fatal.

Inicia sesión para ver o añadir un comentario.

Más artículos de Luis Alejandro Rizzi

Otros usuarios han visto

Ver temas