Las terapias corporales y las actividades con proximidad física facilitan el Abuso Sexual.

TESTIMONIOS DE PACIENTES.

“El maestro zen con manos de santo”.

Suena el teléfono. Aparece una mujer con voz muy alterada e insegura.

 – Buenas tardes. ¿Es aquí donde se habla de sexualidad y de los abusos?

-Sí señora. Aquí puede hablarme. ¿Cómo se llama? ¿Qué le ocurre?

-Ay, mire usted. Me llamo Antonia. Mire que le cuente: yo soy de un pueblo pequeño de Levante. Y llegó un hombre que daba clases de yoga, como un maestro. Hemos hecho un grupo. Lo da muy bien. Yo tengo 48 años, y mis achaques. Me venía muy bien para relajarme. Y me quedaba como muy tranquila. Ponía una música muy suave, incienso…; hablaba muy despacio. Parecía que estabas en otro mundo.

Este hombre nos dijo que también daba masajes. Y mire, yo tengo la columna muy mal. Así que fui para que me aliviara. Y él me dijo que para darme los masajes tenía que quedarme en ropa interior. Me daba apuro, pero era natural, pensé. Y él me masajeaba la espalda y la columna, toda: de arriba abajo. La verdad es que tenía manos de santo. Y yo volvía a su consulta. Y también desabrocharme o quitarme el sujetador. A ver, yo de esto no entiendo, pero era natural.

Después me iba diciendo que todo el cuerpo está unido, y que para aliviarme tenía que masajear también por delante, encima de los pechos. Lo veía normal. Yo no tengo estudios; ni sé de esto. Pero yo me quedaba mucho más aliviada. El siempre ha sido tan respetuoso y sabía mucho…

Pero es que hace un par de días, así, de improviso, empezó a chuparme…!Usted me entiende, ¿verdad?! (Voz muy ahogada. Llora).

Y yo:- ¡¿Pero qué hace?! Y él me dijo:”Esta vez sí me he pasado bastante”.

¿Qué quería decirme: que se ha aprovechado de mí todo este tiempo? Y yo sin darme cuenta! Soy tonta! ¡Ay dios mío! Y yo que le creía medio santo. ¡ Cómo se habrá reído de mí! Y ahora, ¿qué le voy a decir a mi marido? ¿Cómo se lo explico? Me va a decir que soy más que tonta. Que cómo no me he dado cuenta. Y…!...Ayúdeme, por favor. ¿Qué le voy a decir? ¿Qué me va a decir él?

Tras lo inesperado de la llamada, intenté serenarla, situarla, darle algunas orientaciones.

Era una pobre mujer que confió en un falso “gurú”, profesor de yoga, maestro Zen. No podía ver cuándo se traspasan ciertos límites. Al menos, con sus pocos recursos, buscó por internet y no guardó silencio.

El porcentaje de personas abusadas sexualmente por fisioterapeutas, masajistas…, es muy elevado. Para personas no muy familiarizadas con su cuerpo, hay un límite muy fino entre el placer de eliminar tensiones físicas y la sexualidad. Entre lo que se debe tocar y lo que no; en el cómo… No siempre se detecta, no siempre se discrimina bien. Además, estamos en dos niveles diferentes: la persona que busca aliviar un malestar, ya sea con un masaje, o con el instrumental adecuado… Y la persona que busca un placer sexual en ese contacto.

Cuanto más permiso para acceder al cuerpo, (ya sea un Fisioterapeuta, entrenador, profesor…), más libertad se puede tomar; y más inadvertido, invisible, puede hacerse. También suelen caer en el autoritarismo y maltrato, aparentemente justificado.

Por tanto, atención a ello.

María Calvente.

 26-1. 22.

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