Le pedirías a Michael Jordan que juegue en tu equipo de Béisbol?

Sabias que Michael Jordan tuvo fracasos deportivos?, raro cierto.

En 1994, uno de los mejores jugadores de la NBA, el más grande atleta del siglo XX según ESPN, decidió renunciar a su deporte y dedicarse al béisbol, pero Jordan fracasó miserablemente. Sólo jugó una temporada, tuvo bajo % de bateo y cometió once errores, los peores de toda la liga. Su desempeño fue tan malo que no pudo calificar ni para un equipo de reserva. Aunque parece absurdo que alguien con su habilidad física pudiera fallar en cualquier actividad atlética en la que se enfocara, él fue prueba de que si era posible.

Por otro lado, ese mismo año Ken Griffey Jr. otra leyenda del atletismo, arrasó en el béisbol. llegó a ser reconocido por realizar atrapadas espectaculares que daba la impresión de que podía flotar en el aire. ¿Flotar en el aire? ¿Acaso no era ese el espacio en el que Jordan estaba acostumbrado a desenvolverse?. Después de ese gran fracaso, tuvo que volver pronto a lo que su cerebro y músculos hacían mejor que los de cualquier otro.

¿Qué hizo que los talentos de estos dos atletas fueran especializados? ¿Por qué sus cerebros se conectaban mejor con ciertos músculos que con otros? Todo tiene que ver con la manera que estaban cableados sus cerebros y el importante papel que juega la experiencia personal en la manera en que se desarrolla el cerebro.

Es en este sentido y en el mundo laboral, la asignación de proyectos o actividades con base en las fortalezas de cada empleado podría ser crucial para la productividad del grupo. Quizá descubras que tienes a un Michael Jordan en tu equipo, pero no te habías dado cuenta porque hasta ahora sólo le habías pedido que jugara béisbol.