Lecciones de humildad
En estas fechas, es habitual encontrar numerosos análisis intentando prever cómo se comportarán la economía y los mercados financieros en el próximo año. Para 2025, el consenso apunta hacia un moderado optimismo: una economía global que desacelera suavemente, el regreso a políticas monetarias más neutrales y oportunidades selectivas en clases de activos, mercados y sectores específicos.
Sin embargo, la historia nos enseña repetidamente la fragilidad de nuestras herramientas de predicción. La incertidumbre sigue siendo la única certeza, y quizá la lección más importante sea aceptar, con humildad, nuestras limitaciones para anticipar el futuro. Este reconocimiento no implica inacción, sino una planificación que incorpore la posibilidad de eventos inesperados y disruptivos.
El término ‘cisne negro’ describe eventos altamente improbables, pero de impacto masivo, como la crisis financiera de 2008 o la pandemia de COVID-19. Aunque no pueden predecirse, estos eventos nos recuerdan que lo inesperado siempre acecha. En el contexto actual, podrían surgir cisnes negros en forma de avances tecnológicos disruptivos o conflictos geopolíticos impredecibles que transformen radicalmente el panorama económico. Otro concepto que complementa esta visión es el de ‘rinoceronte gris’, que describe riesgos conocidos y evidentes que, pese a su visibilidad, suelen ignorarse hasta que se convierten en inevitables. Hoy, los rinocerontes grises están claramente presentes: los niveles récord de deuda global, el incremento de las tensiones geopolíticas, el impacto del cambio climático, el envejecimiento poblacional o la creciente desigualdad económica. Estos riesgos avanzan de manera inexorable, y deberemos enfrentarlos.
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La ilusión de control es un sesgo cognitivo común que nos lleva a subestimar la complejidad de los sistemas económicos. Los mercados financieros son sistemas caóticos, donde pequeños eventos pueden desencadenar reacciones en cadena impredecibles. Por ello, es fundamental reconocer nuestras limitaciones y adoptar una perspectiva más humilde.
La clave está en una diversificación prudente, mantener estrategias más activas y fomentar la capacidad de adaptación. No se trata solo de anticipar el futuro, sino de construir carteras y tomar decisiones empresariales resilientes. En un mundo lleno de cisnes negros y rinocerontes grises, la humildad no es solo una virtud: es una necesidad.
Artículo publicado en Diario SUR , el lunes 2 de diciembre de 2024
Socio gerente en GOVART ABOGADOS, S.L.P
3 semanasRecuperar y aplicar esas lecciones de humildad es extensible a casi todos los campos, el mío el primero. Muy interesante e instructivo, es un placer leerle siempre.
CEO en Anukys
3 semanasPor eso invertir en empresas antifragiles...