Liam Echavarría Molloy

Liam Echavarría Molloy

EL IMRESIONISMO Y EL LADO IZQUIERDO DE LA MUJER

Liam Echavarria Molloy·Domingo, 2 de octubre de 2016

" El primer dato en que el se verifica el universo mental ginecocrático es el privilegio de la parte izquierda sobre la derecha. La izquierda pertenece a la potencia natural femenina pasiva y la derecha a la masculina activa".J. J. Bachofen. Mientras disfrutaba de la película Renoir de Gilles Bourdos me sentí empujado a pensar en la gran obra y tal vez injustamente postergada El Matriarcado, Das Nutterrecht de J. J. Bachofen en el que este gran abogado, simbolista y mitólogo suizo plantea que hubo una época muy antigua en que las mujeres habían instaurado un gobierno femenino, la ginecocracia citada al principio que luego, empezando en Grecia y finalizando en Roma termina siendo sustituía e incluso usurpado por los hombres y el patriarcado. La obra de Bachofen fue desacreditada por errores propios de una ciencia antropológica naciente pero incluyendo ya grandes sornas y soberanas soberbias de los investigadores. No viene al caso seguir ventilando esos chismes de alcoba científica, quiero concentrarme en ciertas características que Bachofen atribuye como patrimonio de las mujeres y de los hombres que puedo y quiero relacionarlo con el Impresionismo. Nuestros abuelos antropólogos declaradamente prejuiciosos fundadores de clubes únicamente masculinos, habían considerado que en los principios de la civilización existía una suerte de comunismo sexual que vinculaba amorosa y no muy firmemente a hombres con mujeres para asistirse en las procreaciones y recreos digamos, actividad que luego hereda la prostitución como continuadora de esos ancestrales inicios. Tal vez nunca fue así, ese período indiferenciado se llamó hetarismo. Las mujeres desprovistas de los menores derechos y cuidados reaccionan organizando el matriarcado en el que adquieren derechos y funciones propias de su género, el derecho materno, das mutterrecht. ¿ Cuáles son sus propiedades que Bachofen denomina el lado izquierdo?. "La mujer está relacionada con la Noche y el reino de lo nocturno, mientras que el hombre se vincula al Día y al régimen diurno. El astro de la mujer es la Luna, y el del hombre el Sol. Su elemento es la Tierra, mientras que el agua, y sobre todo el Mar, constituye el elemento masculino. Lo femenino se vincula a la muerte y a los difuntos, mientras que lo masculino se asocia al reino de los vivos. Por ello el luto es propio de la mujer y la alegría del hombre. El reino de la mujer es el reino de la materia, mientras que el hombre halla su morada en el reino del espíritu. La mujer se asemeja a la Tierra, en tanto que madre, mientras que el hombre se asocia al Cielo en tanto que padre. El mundo femenino es el mundo de la generalidad, del sentimiento y de la religiosidad, mientras que el mundo masculino es el del dominio de la individua- lidad, de la Racionalidad, y, en definitiva, del Espíritu, del Derecho civil y de la Cultura". Una actitud típica del matriarcado era la portación de los nombres que incluían el patronímico de las diosas, por ej. Demetrio de Deméter o Herácles, de la diosa Hera. Los principales cultos asociados con la mujer era nocturnos,, misteriosos y dignos de los iniciados en el culto. Añade Bachofen " el cuidado de los frutos de su cuerpo y aprende la mujer, antes que el hombre a desplegar su amor y cuidados más allá de los límites de su propia persona y dirigir todo talento creador que colme su espíritu al sustento y embellecimiento de otros seres". Ocuparse del cuerpo es como ocuparse de la tierra pero también ocuparse de la anhelada existencia de la inmortalidad. Una diferencia fundamental que aun persiste el la relación de la mujer con sus hijos y del padre con sus hijos. La madre como procreadora asiste a todos sus hijos, parodiando de alguna manera, una suerte de democracia familiar, los padres aplican otras técnicas asistidas desde el individualismo, el hijo favorito es aquel que más se parece al padre. " En las estructuras más profundas y oscuras del hombre, el amor que una a la madre con el fruto de su cuerpo forma el foco de luz en la vida, el único claro en la oscuridad moral, el único deleite en medio de la miseria más profunda" aclara Bachofen. Esto no significa ocultar bajo la alfombra otras posturas adversas a la que acabo de exponer, pero se cumplen como generalidades sobre un gran universo de casos, somos muchos para que no haya excepciones. " Si en el principio paterno impera el límite, en el principio materno rige la universalidad, si el primero conlleva siempre la reducción a pequeños círculos, el segundo no conoce limitaciones, tan pocas como la naturaleza. La fraternidad universal de todos los hombres procede del matriarcado procreador y su realidad y reconocimiento sucumbirán con el desarrollo de la paternidad. La familia fundada sobre el derecho paterno se encierra en un organismo individual. La familia matriarcal por el contrario, posee el carácter universal típico que caracteriza a los comienzos de toda evolución y que distingue a la vida material de la espiritual. Cual imágenes mortales de la Madre Tierra Deméter, cada seno de mujer traerá al mundo niños que serán entre ellos hermanos y hermanas, hasta que el desarrollo de la paternidad disuelva esa unidad y la indiferenciación quede superada por el principio de la diferenciación y la división ."La palabra derivada de lo expuesto que cita Bachofen es symatheia, agrega " una simpatía ilimatada que abraza sin distinción a todos los miembros del pueblo. Sobre todo se ha elogiado en los estados ginecocráticos la ausencia de disenciones internas y su rechazo a la discordia. Incluso agrega Bachofen imponer castigos a aquellos causantes de ocasionar daños corporales a los demás hombres, incluso a los animales". Con concluyendo, " estas costumbres constituyen la más bella traducción de la disposición implícita en el principio materno a la realidad de la vida". En síntesis, algunos siglos las ciudades eran abiertas, mas luego aparecieron las murallas, se hicieron más espadas que arados y esa suerte de paz univesal organizado por matriarcado desapareció de la tierra con muchos Herodes que se sucedían por el crimen unos a otros. En su vejez Renoir fue asistido por muchas mujeres y pensé en esos rasgos del matriarcado. Cuando uno observa los temas plasmados por los pintores impresionistas, nos sobresalta el placer de no ver Herodes, ni viejos guerreros ciegos a los costados de los caminos. La configuración del impresionismo es el mundo de las mujeres, de sus vestidos, de sus abanicos, de sus guantes, de sus telas y el de los niños que muchas veces las acompañan, no hay soles de guerra ni clarines ni un patriarca que toma juramento a sus tres Horacios a cuyo costado están las mujeres y los niños que viven para ver caer en la guerra a sus amantes, hermanos y padres. En el impresionismo están los vecinos, vos y yo, un mantel en la hierba, la comida frugal y el momento efímero; otros bailan en paz, otros se reflejan en el espejo de un bar, las calles se pueden cruzar sin ser tragados por ella; el color negro es devorado por otros colores y la Naturleza vuelve a ser la madre originaria y sobre la mar no flotan marinos muertos. " El período ginecocrático es de hecho la poesía de la historia" dice Bachofen, los impresionistas pintaron esas poesías, como nos indica Turner: " Ut Pictura Poesi", un cuadro debe ser poesía viviente. Yo por mi parte siempre una gran tranquilidad que en todos los cuadros impresionistas gozo con beneplácito sympatheia anunciada por Bachofen y también por la religión de la India y por mismo Schopenhauer, la reconciliación de la Naturaleza con sus largas e infinitas vigilias en una vida onírica tan propia como personal. Como la Noche Estrellada de Kant, algo que está sobre mi y algo que está dentro de mi. Florida, Octubre del 2016.

 

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