Liderar demanda flexibilizarse

Si un proceso, una relación, una negociación, o la convivencia en sí misma, comienza a dar signos de tensión; donde los caminos se alejan; donde se comienza a sentir que el otro “se excede”, o está pidiendo cosas de más, es momento de actuar con flexibilidad, es tiempo para hacer una pausa y “recalcular el camino”.

Ser consultor organizacional implica una importante responsabilidad en cuanto al trabajo que se desarrolla y los resultados que deben surgir. Los consultores ejercen un liderazgo que se espera que acompañe la gestión de los directores y  gerentes de una empresa o institución cliente, para intervenir en un área determinada o utilizar un método particular en el que el consultor sea experto. Los consultores, según las técnicas que utilizamos para lograr nuestros objetivos, podemos caer en la trampa de la rigidez.

En los últimos días, un cliente ha solicitado los servicios de nuestra empresa, para lo cual hemos fijado una serie de condiciones que creemos “esenciales” para el éxito del proceso. El entorno cambiante y el dinamismo de la organización obligan al cliente a cambiar de condiciones con mucha frecuencia, lo que nos incomoda, y como dueño del proceso pido al equipo que: actúe con la debida flexibilidad y, en cada cambio que el cliente proponga, garanticemos el propósito previsto sin afectar la calidad.

No es un ejercicio fácil, sin duda, ya veces sentimos que tantos cambios están afectando negativamente nuestra estructura, a veces nos inquieta la sensación de que el cliente nos cambió las cosas por capricho. El deseo de suspender el proyecto está latente, así, una y otra vez, nuestros juicios y creencias desafían  nuestra paciencia, y lo que ha ocurrido es que nos han hecho sentir lo mismo que viven nuestros clientes, cuando proponemos y llevamos los cambios a su vida organizacional. Recibimos una dosis de nuestra propia medicina.

Dado por lo que hemos pasado, afirmo que los líderes que persiguen una visión deben tener la flexibilidad necesaria para cambiar de forma sin poner en riesgo la sustancia. Un líder debe saber que no todos pueden transitar el camino que él ha emprendido, pero es seguro que muchos querrán llegar a donde él invita. Es necesario que los líderes desarrollen la capacidad de flexibilidad para hacer del camino hacia la visión un espacio de construcción de relaciones basadas en la diversidad.

Un líder que tiene una visión clara, conoce el camino por el que llevará a sus seguidores, tiene la influencia necesaria para que los demás respalden sus ideas, debe ser el más competente y responsable en el uso de la flexibilidad.

Cuando no muestras flexibilidad en el momento en que te encuentras en una situación límite, es demasiado tarde porque aumentan las posibilidades de convertirse en un proceso compulsivo, incómodo y doloroso.

En entornos tan cambiantes; en momentos donde la incertidumbre parece estar de moda; en situaciones donde la polarización es la protagonista; en relaciones donde la intolerancia le gana a la posibilidad de ver objetivos comunes; en un hogar, una empresa, o un país donde la rigidez para ser genética, se requiere de un líder que practique la flexibilidad sin complejos.

Amancio Ojeda Saavedra

@amanciojeda / amancio@alianzasdeaprendizaje.com

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