¿Limpias Limpio?

¿Limpias Limpio?

Todo lo que hacemos genera residuos. Respirar, fabricar un coche o leer este artículo, deja un rastro. Y la limpieza, también.

Cuando me contratas, buscas eliminar ese rastro que ha dejado tu actividad. Y seguramente, consigo eliminarlo pero dejando mi propia huella. Con el tiempo, he aprendido a dejar la menor posible, con pequeños cambios y sin grandes esfuerzos, lo voy consiguiendo. Y sé que tú también puedes reducir el impacto en la limpieza. Da igual si limpias tú o limpian para ti, las soluciones están en tu mano.

La tecnología ha cambiado la limpieza en los últimos veinte años. Los productos son muchísimo más eficaces y los materiales han ganado en durabilidad, ergonomía y eficiencia. Aprovechar estas ventajas para cuidarnos la salud y el medioambiente no va a repercutir en la calidad del trabajo. 

¿Quieres saber cómo he mejorado mi manera de limpiar? He repensado mi actividad y la he dividido tres partes.

Los Productos

Han cambiado las fórmulas. La lejía y el amoníaco tienen usos residuales, sustituidos por limpiadores menos agresivos. Cada superficie tiene su producto adecuado pero no hay que volverse locos comprando demasiada variedad. La tendencia es el producto polivalente con el que poder hacer varios tipos de limpieza. Con seis químicos diferentes hago el 90 % de las limpiezas de mi empresa. Casi todos con una versión biodegradable o con etiqueta Ecolabel.

Algunos fabricantes los ofrecen superconcentrados. Mi proveedor es de Barcelona. Por cada litro de producto de alta concentración, saco 24 litros de producto diluido. El agua lo pongo en el lugar de trabajo, ahorrando el transporte de 23 kilos desde mi proveedor.

La dosificación es fundamental. Añadir más producto en un gasto innecesario. En muchos casos, están pensados para no necesitar aclarado. Echar de más, va a necesitar otra pasada con gasto de agua y tiempo. Y si eres valiente, prueba a usar menos de la dosis indicada. La microfibra hace maravillas y permite reducir el uso de químicos.


La biotecnología y el uso de bacterias en la limpieza, ha dejado de ser el futuro. Es el presente, ya hay limpiadores de todo tipo basados en esta idea. Profesionalmente, utilizo un desodorizante de resultados increíbles. Un problema de olores de tuberías que iba a obligar a hacer obra en un restaurante, se ha solucionado con un tratamiento a base de bacterias. El cliente, aún hoy, me lo sigue agradeciendo.

Como ves, solo se necesita conocer los productos y su uso para sacarles el mayor rendimiento y reducir los residuos que generan. Los envases, el consumo de combustible para su transporte y la cantidad que va a ir al desagüe.

 

El material

Antes hablaba de la microfibra. Cuando la empezaron a anunciar en televisión, a la bayeta la bautizaron como La Ecológica. Un gran acierto del publicista, aún hay quien la llama así.

A los trabajadores, la microfibra, nos ha quitado una gran carga de trabajo. Cuando se trabajaba con algodón, fregar o escurrir era muy duro. Las herramientas pesaban más, dejaban restos de fibras, marcas de secado, se usaba lejía para blanquearlas… Todo eso se terminó con La Ecológica. De ahí paso a las fregonas, plumeros y casi cualquier útil textil.

Los nuevos materiales han propiciado la aparición de nuevas técnicas de limpieza. Puede que el fregado plano sea la más destacable. De pasar la mopa para limpiar en seco se ha dado el salto a la mopa húmeda. Húmeda, no mojada. La capacidad de arrastrar suciedad de la microfibra y los detergentes actuales permiten reducir el consumo de agua de manera significativa. No es apto en todas las limpiezas pero usado en el lugar correcto, que se quede atrás todo lo anterior.

 

La maquinaria

En los últimos años, la limpieza con vapor se impone. La decisión de comprar el primer generador para mi empresa, me costó casi un mes. La inversión era grande, había opciones más baratas y su uso iba a incrementar el precio de mi trabajo. A los dos días de usarlo ya pensé que unos meses tendría que comprar otro. Ahora mismo, me planteo el tercero para el 2019. Vaya por delante que consumen mucha electricidad, esa es su huella ecológica. El resto, son todo ventajas. Solo se necesita agua para limpiar. Con cuatro o cinco litros es suficiente para desengrasar una cadena de producción alimentaria. Sin química de por medio, has desinfectado la línea. Así de sencillo. Ah, y dado que reduce tiempos, no incrementa tanto el precio hora.

La limpieza con hielo, el agua ionizada, son otras posibles técnicas de limpieza sin química. Como en el vapor, es el consumo de energía, lo que marca el impacto en la naturaleza.

 

 

Además de buscar el menor impacto medioambiental, cuidar de la salud de quien limpia es importante. Los productos adecuados y los útiles actuales nos reducen muchos esfuerzos. Palos ligeros, carros multitarea, fregado plano, etc. Algo tan sencillo como un extensible puede evitarte trabajar sobre una escalera. Detalles sin importancia en un momento pero muy a tener en cuenta en toda una jornada de ocho horas.

 

Si quieres saber más sobre cómo reducir el impacto de la limpieza en el entorno y en ti o tus trabajadores, puedes seguirnos en nuestro canal de Youtube. También puedo asesorarte o ayudarte a hacer más eficaz a tu equipo de limpieza. Puedes contactar conmigo en mi perfil y escribiendo a gestion@limpiezasymorales.com

Isabel Sobrón Sañudo

Docente hostelería, turismo e idiomas

6 años

Muy interesante M Jesús!😃

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