LMS: Popularidad vs Ux
Recientemente hemos tenido la oportunidad de leer un estudio que analiza cuáles son LMS mejor valorados desde el punto de vista de la experiencia del usuario (elearningindustry). El ránquin se genera mediante la entrega de una serie de puntuaciones cuyo máximo valor es 100, y presenta los 20 LMS mejor valorados.
Por otro lado, y como todos los años, se han publicado los ránquines sobre los LMS más populares del mercado: por número de clientes, por usuarios/alumnos, los que más aparecen en búsquedas, etc.
Ahora viene lo que más me ha llamado la atención: ¡ninguno de los LMS más populares aparece dentro de la lista de los mejor valorados por los usuarios!
¿Pero cómo es posible que esto sea así?
La verdad es que no parece que tenga mucho sentido. Así que, sin profundizar demasiado, vamos a intentar reflexionar sobre esta situación.
A. Por un lado, los LMS más populares a nivel global (Moodle y Edmodo) son gratuitos, por lo que la mayoría de las compañías y desarrolladores del sector optan por estos sistemas. Se trata de sistemas abiertos sobre los que se realizan constantes desarrollos (nuevos gadgets, servicios, etc.).
B. Igualmente, la mayoría de los LMS propietarios (de pago) más populares son grandes sistemas o forman parte de estos, y están pensados para explotar grandes volúmenes de datos y proporcionar otro tipo de servicios (sistemas de gestión del talento, integraciones con CRM o ERPS, otros servicios de RRHH, etc.)
C. Existe otra serie de condicionantes que afectan a las funcionalidades de los LMS, como la necesidad de cumplir determinados requisitos para certificaciones y/o bonificaciones, que exigen organismos y administraciones para la subvención de las formaciones (trabajadores en activo, convocatorias para jóvenes, desempleados, certificados de profesionalidad…) ¡Si quiero cobrar esta formación tengo que tener esto, aquello y lo de más allá, sí o sí!
Como podemos deducir, de una manera o de otra, nos encontramos con plataformas que por defecto “van con todo”. Es decir, su filosofía de trabajo pasa por proporcionar al cliente la máxima variedad de opciones, módulos y servicios. Esto, como en cualquier sistema generalista, hace que el usuario disponga de decenas de opciones y recursos que desconoce y que jamás va a utilizar. Es evidente que estos LMS (en especial los abiertos) son configurables y parametrizables por lo que podrían “adelgazarse” en función de las necesidades de los usuarios. Pero esto tiene un coste, claro; y no todos están dispuestos a asumirlo.
Y todo esto ¿dónde deja al usuario?
La consecuencia más directa de este planteamiento suele ser una navegación confusa y poco amigable, la necesidad de conocer (memorizar) cómo acceder a los recursos que más le interesan, y flujos de tareas que arrastran infinidad de clics e interacciones.
Al acceder a un curso, el usuario se encuentra una estructura de menús y opciones que desconoce o no necesita, árboles de carpetas con varios niveles que tiene que navegar para poder visualizar una lección o módulo, diferentes accesos a un mismo recurso desde varios sitios distintos, y gadgets de todo tipo. Unas cosas las puede ver y otras no, de otras solo ve partes; y por lo general existe muy poca ayuda contextual para el manejo y gestión de su formación.
La realidad es que si nos centramos en el usuario y le preguntamos qué es lo que necesita para hacer un curso e-learning, contestará casi con seguridad con una colección de recursos muy breve y similar a esta: el acceso y/o validación, la lista de sus cursos, un calendario de eventos, un foro, un área de tutorías, un canal para dudas y, como mucho, el acceso a su progreso y calificaciones. Y lo quiere lo más accesible posible, todo en el mismo menú o sección de la plataforma, a un clic. Además, debemos ser conscientes de que, a este nivel, un usuario no distingue (ni tiene por qué) entre qué es contenido y qué es LMS, simplemente realiza un curso y para él la experiencia de aprendizaje es única.
Como en tantas otras cosas, cuando una organización opta por trabajar con un LMS determinado, mira por los requisitos que afectan a sus necesidades, sean económicos, funcionales o estratégicos; y en la mayoría de los casos se obvia al usuario final de la misma: el alumno, que es quien soporta la mayor parte de la experiencia de uso y donde deberíamos poner el foco y la mayoría de los recursos.
¿Vosotros qué pensáis? ¿Es por esto o por otra cosa? ¿Es posible servir para todo y a la vez centrarse en el usuario? ¿Conocéis algún LMS que saque nota? ¿En qué os fijarías para seleccionar uno u otro?