Lo que aprendí de First Dates
Si te soy sincera, jamás me imaginé viendo esta serie todas las semanas religiosamente.
Para mi madre y para mí se ha convertido en un hábito. Una vez por semana (como mínimo) nos sentamos en el sofá a verlo y a especular sobre si la pareja va a ser compatible o no.
A veces, incluso me molesto cuando veo que deciden tener otra cita con un maromo que, a mi parecer, probablemente algún día les dejará por Whatsapp. Pero espero equivocarme.
¿Y qué es lo que engancha de First Dates?
Pues supongo que, como todos los realities, lo cotidiano, lo natural. Sentirnos identificados con gente normal, con sus vidas normales y sus fracasos amorosos.
Ah, y luego está el amor, claro. Eso vende.
Por eso "Mujeres, hombres y viceversa" triunfaba, pero el prototipo de hombres ciclados y mujeres operadas no terminó de convencernos a muchos de nosotros, así que se creó First Dates, para que todos nos sintiéramos identificados .
A mí lo que más me gusta es cuando dicen que no quieren otra cita y lo tienen clarísimo, pero es que a veces soy un poco hater y oscura, como dice mi madre.
O no. Esto en realidad conecta con una de las mayores lecciones de vida que me he llevado de First Dates y que te voy a contar a continuación.
En este capítulo en concreto, fueron tres hermanas las que asistieron al programa. Las tres escogieron a sus respectivas citas.
Pero me llamó la atención sobre todo una de ellas.
No se anduvo con medias tintas. Comenzó la cita con un test de compatibilidad.
A ver, la moza estudia psicología, así que sabía lo que hacía (imagino). Es decir, tenía una serie de preguntas preparadas para el muchacho para saber si era lo que estaba buscando (del tipo “¿qué libros lees?”, “¿qué música escuchas?”). Este obtuvo un 80% aproximadamente, o sea que la cosa fue bien.
La cita parecía ir sobre ruedas, hasta que se dio cuenta de algo.
Y es que el chico afirmaba realizar muchas actividades profesionales y en su tiempo libre: que si audiovisuales, que si leía libros de marketing en sus ratos libres, que si tenía un grupo de rock...y no sé cuántas cosas más.
Total, que la realidad es que daba la sensación de que no estaba enfocado en absolutamente nada.
Así que, cuando llegó la hora de decidir si iba a tener o no una segunda cita, la chica dijo que no por este motivo.
Chica lista. Generalmente los chicos que presumen de ser tan polifacéticos, pero no están centrados en nada, no tienen muy claro qué hacer con su vida, y menos con una relación. Doy fe.
¿Y qué lecciones se pueden extraer de este capítulo de First Dates?
- Que el que mucho abarca, poco aprieta, y probablemente es un poco inestable. Aléjate.
- Vale, ahora vamos con la gran lección de ventas y sobre la vida en general: define quién quieres que sea tu cliente ideal, porque si no lo haces, cualquiera entrará por la puerta.
Esto lo puedes aplicar a tu negocio, a tus ligues, o a la búsqueda de tu trabajo ideal. Si quieres algo bueno, primero tendrás que saber qué narices quieres. Y tendrás que decir “no” a lo que no quieres.
Parece muy lógico, pero a mí me ha costado años de experiencia y varios tropiezos aprenderlo.
Hay que ser más como la chica. Saber de antemano cómo te gustaría que fuera tu pareja. Y si tienes un negocio, saber a quién quieres venderle. Y si estás buscando un trabajo que te guste, saber qué condiciones debe reunir ese trabajo.
Y tú, ¿eres más de decir "no" o sí a todo?
P.D: Puede no ser tu caso. A lo mejor sabes perfectamente quién es tu cliente ideal, pero no te comes un colín, o los colines que te comes no te gustan, y no sabes orientar los textos. Yo me dedico a eso, así que podemos hablarlo. :)