Lo que aprendí escalando una montaña

Por Dolores Sorzana, Account Manager Lead

La tarea no era fácil.

Un equipo poco preparado, baja previsión de lo que íbamos a encontrar y pánico a las víboras, pumas, precipicios… en cualquier orden. Pero sin dudas, lo que no faltaba era la curiosidad por ver qué venía después del primer paso, el más largo de todos.

Mi expectativa era llegar hasta donde pudiera. Sin embargo, durante el camino, empecé a sentir la adrenalina de la cumbre. “La cima es propia”, escuche varias veces durante la subida. 

Mientras caminábamos me di cuenta que, muchas veces, la mejor posibilidad la da la creatividad aplicada al momento. Por mucha previsión, caminos marcados o paradas intermedias que puedan haber, nada mejor que poder resolver frente a una realidad que nos muestra que el resultado final no siempre es concordante con el plan que armamos. ¿Para dónde se dobla frente a la curva que no figura en el mapa?

Mis compañeras de viaje fueron el aliento perfecto. Cada una ubicada en el lugar que se necesitaba: guía, sostén, inspiración, disciplina, apoyo, curiosidad, dirección, perseverancia, compañía, escucha, confianza, diversión.

Crear en el paso a paso me hizo pensar en lo importante de poder moverse en la realidad, pisando firme en lo que es, sin dejar de visualizar lo que aspiramos que sea. Parece fácil, pero hay que transitar esa idea de a poco.

En un momento del camino descubrí que el viaje es propio, que hay un punto de no retorno, donde internamente decidimos si vamos por todo o si plantamos bandera donde estamos. 

Pero… ¿Por qué escribo sobre el Uritorco?

Porque en mis años de coordinación de equipos de trabajo – que son muchos y muy valorados por mí,  fui aprendiendo a mirar los elementos que creo que hacen a un equipo de alto rendimiento. La magia de la alquimia, con cuotas de todo lo que atravesé en este viaje: pasión, aprendizaje, flexibilidad, curiosidad, perseverancia, solidaridad… La confianza y la certeza de que de la interacción de los elementos que cada uno/a aporta al equipo, surge la posibilidad de la fórmula perfecta.

(Una pequeña postal mía y de la montaña que me puso a prueba y me permitió reafirmar lo esencial que son los elementos multidisciplinarios y corroborar que hay valor en la diversidad.)

Disfruto mucho trabajando con personas, es mi pasión y, sin dudas, sigo buscando esa cima que cada vez nos empuja a aprender más acerca de la importancia de mirar a nuestros equipos, aprender a acompañarnos en el camino, y aprender a potenciar lo que surge de nuestras interacciones. Y esa cima es mucho más alta que el Uritorco.

“Entre las cosas, hay una de la que no se arrepiente nadie en la tierra. Esa cosa es haber sido valiente.” (J.L.Borges)