Lo que hacemos por el medio ambiente, ¿funciona?
Cuando le cuento a cualquier persona, en una cena o en un taxi, que me dedico a trabajar en proyectos de agricultura sostenible en los que buscamos conservar el bosque y que la comunidad mejore sus condiciones de vida, la primera pregunta siempre es; ¿y eso funciona?. La respuesta corta es que sí, mi trabajo consiste en preguntarle a las personas y estudiar los resultados para que así sea. La respuesta larga es que detrás de entender si algo "funciona" o logra el impacto que queremos lograr hay muchas variables en juego.
En 2021, Solidaridad cerró uno de sus proyectos más grandes de los últimos 3 años. Una iniciativa para financiar cadenas de valor sin deforestación de café, cacao, ganadería y soja. Para empezar, queríamos lograr una serie de objetivos de diferentes tipos, siendo los más importantes:
Entender si cada uno de esos objetivos fue alcanzado implica diferentes esfuerzos. En el caso de los espacios de discusión significa hablar con diferentes actores y entender qué lograron trabajando juntos y por qué eso es importante para el objetivo. Otros, como la productividad, requieren hacer encuestas a números grandes de productores que representen el perfil de productor al que queremos llegar.
En todos los casos necesitamos almacenar en una forma organizada esa información para poder compararla con la muestra que tomamos tres años antes.Comparar en el tiempo, y también comparar entre los productores más avanzados y los que aún están iniciando el camino. El proceso también implica también revisar cada una de las respuestas para entender si en algún momento, alguna de las personas o las herramientas o de los muchos humanos y máquinas ubicados utilizadas en los diferentes países del proyecto tuvo algún error.
Esto nos permite acercarnos a la imposible respuesta de ¿qué hubiese pasado si no se hubiera realizado el proyecto?. A pesar de que hay una tendencia en el mundo del desarrollo a responder esta pregunta sin dudar (y en todos los campos, porque nos encantan las respuestas que nos simplifican el mundo en vez de mostrarlo complejo, como es), es imposible decir con 100% de certeza esto. Pero podemos acercarnos.
Hacemos muchos esfuerzos por acercarnos lo más posible, dentro de las posibilidades de presupuesto, tiempo y capacidades que tenemos. En este proyecto, nos decidimos a llevar los datos un paso más allá y desarrollar un tablero de control que nos ayude a hacer comparaciones y análisis.
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Es cierto decir que nos ayuda, pero también es un inmenso reto tener nuestras alacenas de datos totalmente ordenadas para que el tablero las pueda entender. Quien haya organizado una alacena (y ni hablar de organizar varias alacenas en diferentes rincones de la Amazonía peruana, en las faldas de las montañas de Colombia, en un barrio concurrido de Sao Paulo) entenderá que es una tarea titánica: ¿De quién es esto? ¿Por qué esto no tiene nombre? ¿En qué idioma está esto? ¿Es este elemento excepcionalmente bueno, malo, o es un error? Con toda franqueza, organizar alacenas que incluyen datos de captura de carbono de cientos de productores es MUY difícil. Gracias a la paciencia y el trabajo colectivo con Carlos Isaza, Juan Manuel Cornejo, Will Pauffley, Mariana Alves, Mariana Pereira, Paulo Lima, Andrea Olivar, Amanda Barboza, Pamela Ferreira, (y otros!), podemos decir que cerramos el proyecto con herramientas que nos permiten probar mucho más fácil cosas como, por ejemplo, que en la medida en que los productores de café adoptan más prácticas de agricultura climáticamente inteligente, su productividad aumenta de forma consistente.
Esos esfuerzos también implican reunir a profesionales de diferentes áreas y herramientas de todo tipo. En este proyecto nos interesaba entender nuestros impactos en la deforestación, lo que significó llamar a los expertos en análisis de imágenes satelitales para que hicieran su magia. Esto es, traer imágenes de los últimos 10 a 20 años, entender qué dinámicas se han dado e interpretarlas dentro de las fincas del proyecto. Esto también implica coordinar que los equipos en campo recojan la información de la manera en que es necesaria para que los satélites y algoritmos la puedan procesar. Esto significa crear un lenguaje entre las necesidades de los proveedores de imágenes Sentinel, Planet y Lanzat con nuestros compañeros que tienen el GPS en la mano en medio de una montaña peruana o colombiana.
Finalmente y quizás aún más complejo e importante es entender en ese océano de datos, mapas y testimonios en español, portugués, inglés, holandés y mandarín; ¿qué es lo que realmente importa? ¿Qué nos dice si lo logramos, o qué nos faltó para lograrlo? La única herramienta que tenemos en este proceso es preguntar y escuchar. "Ask them" dice Robert Wade. Escuchar a los participantes, a los vecinos, a las cooperativas, a las empresas, a los gobiernos y a nuestros equipos teniendo como hoja de ruta nuestros objetivos e interpretaciones de la realidad. Escuchar y preguntar de nuevo, ¿es esto correcto? ¿Esto qué significa? ¿Por qué?. Así, poco a poco se va tejiendo una narrativa de lo que logramos, de lo que ha sido retador, de las sorpresas que se han encontrado y de qué indicaciones nos permiten concluir qué, cómo y hasta dónde funcionó nuestro esfuerzo. Es inmensamente satisfactorio construir estas historias y aprender de las que no funcionaron para la próxima vez.
No alcanzarían las cenas ni los recorridos en taxi (con dificultad alcanzan los artículos y las reuniones) para explicar los esfuerzos detrás de entender el impacto de nuestros proyectos. Sin embargo, seguimos trabajando para decir con confianza y humildad, que sí, en muchas ocasiones hemos tenido un impacto positivo sobre las comunidades y los ecosistemas en los que trabajamos.