Los bootcamps tecnológicos como oportunidad para la movilidad social efectiva
“Un Bootcamp es un programa intensivo pensado para formar a estudiantes con las competencias necesarias para insertarse en el menor tiempo posible al mercado laboral.”
No es noticia que estamos viviendo desde hace años una revolución tecnológica que está remeciendo la forma en la que solíamos hacer las cosas, ya sea en nuestras relaciones interpersonales, en el mundo de los negocios o en cómo percibimos la educación. En este marco, se ha comenzado a posicionar como ineludible el concepto de transformación digital, invitando a las diversas organizaciones a abrirse a las nuevas tendencias como las clases virtuales o el trabajo remoto que -aceleradas por el COVID-19- llegaron para quedarse y definir los principios bajo los cuales se construirá nuestro futuro.
Nos encontramos en un periodo en que se requiere capital humano capacitado para los desafíos actuales y que las empresas no están logrando encontrar producto de la brecha digital en la región, que según proyecciones del BID significará un déficit de 1,2 millones de programadores en Latinoamérica para el 2025. Es menester de las empresas encontrar y aportar a la formación de los talentos digitales que nos preparen para este escenario.
¿Qué tienen para aportar los Bootcamps tecnológicos a este escenario? La respuesta a esta pregunta es multifactorial y tiene implicancias positivas tanto para los privados como para el mundo público. Corresponden a iniciativas que tienen el valor de ser de interés simultáneo para empresas, empleadores, trabajadores, estudiantes, cesantes, instituciones no gubernamentales, como para el Estado y la forma en que se busca reducir las desigualdades y ampliar las oportunidades.
Este análisis exige remontarnos a la forma en la que se percibe la educación superior y la formación de capital humano. En primera instancia, cabe mencionar que la educación se ha planteado históricamente como el catalizador positivo para la movilidad social y, en particular, la educación superior es la que más ha destacado por responder a esta consigna. No obstante, caben serias dudas sobre si la educación superior tradicional logra alcanzar un carácter lo suficientemente universal como para abrir oportunidades reales para mejorar las condiciones de vida de los sectores más vulnerables de la sociedad, ya sea por motivos de acceso o costo alternativo del tiempo (la necesidad de trabajar en vez de estudiar). A nivel Latinoamericano existe una media de 57,5% de deserción en la educación superior.
Los bootcamps tecnológicos tienen un costo asociado entre un 30% y 70% menores al arancel anual promedio de Ingeniería en informática y computación en Chile, contemplan duraciones del orden de los 3 a 8 meses, y cuentan con modalidades compatibles con un trabajo de tiempo completo. En este sentido, se ofrece una alternativa real para quienes por su condición socioeconómica están al margen de la planificación de la educación superior. Corresponde ahora analizar las posibilidades que puede abrir un bootcamps tecnológico para una persona de un estrato socioeconómico vulnerable en el caso chileno: Según la consultora IT Hunter, en Chile los cargos en tecnología abarcan salarios entre los $700.000 pesos y los 15 millones de pesos, y en base a la experiencia en Estados Unidos, podemos hablar de tasas de empleabilidad superiores al 70%. Esto quiere decir que un bootcamp representa una oportunidad de crecimiento inicial de un 58% en relación al ingreso medio del 30% de los hogares más vulnerables del país (acorde a los datos de la Encuesta CASEN 2017).
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El ejemplo anterior es solo un análisis casuístico de un fenómeno que merece la atención de todos los sectores de la población. Los bootcamp tecnológicos son una oportunidad para que las empresas consigan los talentos digitales que requieren para sus procesos de transformación, además de representar una opción efectiva para la capacitación y re-skilling de sus propios equipos. También, son la oportunidad para quienes no tienen tiempo ni recursos para entrar a una carrera profesional o técnico profesional en la educación superior, pero que quieren desarrollarse laboralmente y acceder a salarios competitivos en el mercado.
Se requiere además la participación de las universidades, que no deben quedarse fuera de esta revolución en la formación y deben establecer vínculos con los bootcamps, tal como se menciona en trabajos del BID como “La disrupción del talento” de Juan Carlos Navarro y Alison Cathles: “los bootcamps tienen mucho que ofrecer y podrían compartir sus metodologías educativas con las universidades”. Por otra parte, las ONG que buscan promover la digitalización y democratización de la educación deben tener en sus mapas a los bootcamps y considerarlos sus socios estratégicos, ya que representan una apertura de cancha en términos de acceso y adaptabilidad respecto a educación superior tradicional.
Finalmente, los Gobiernos deben tener considerados a los bootcamp como una excelente oportunidad de inversión pública para aportar a la reducción de brechas digitales en la región, a la capacitación de la población y a la dinamización del mercado laboral acorde a las últimas tendencias, porque en definitiva, los bootcamps representan actualmente una oportunidad real para la movilidad social en Latinoamérica, y llegaron para quedarse.
Alejandro Berezin
Director de Relaciones B2B
Desafío Latam
Coach - Psicólogo Organizacional - Asesoría en Empleabilidad Estratégica - Outplacement - Director de Empleabilidad en Desafío Latam
3 añosHola Alejandro Berezin Weitzman me alegro poder leer este articulo. Me parece muy interesante tu perspectiva de cómo se puede optar a alternativas de educación que pueden entregar buenos beneficios a los estudiantes. Me parece que las desigualdades sociales parten por el acceso (o falta de) a educación de calidad y los bootcamp pueden ayudar a disminuir la brecha, considerando factores cómo facilidad de inscripción, precios mas económicos (en algunos casos) que los estudios secundarios y la posibilidad de obtener una nueva ocupación, en un corto o mediano plazo, que es valorada en el mercado. Gracias por el aporte!
¡Alejandro Berezin Weitzman, es una buena lectura!
Director Ejecutivo en Desafío Latam
3 añosEl rol de la educación como motor de movilidad es clave, pero interesante discutir cómo la velocidad de los cambios tecnológicos, la democratización del acceso y la transformación digital, impactan en el análisis y cambia los paradigmas. Lo que me parece valioso de los Bootcamp es que siempre intenta responder la pregunta de ¿cómo desarrollo las mínimas competencias necesarias para acceder a un trabajo en el menor tiempo posible? Encontrar ese equilibrio es fundamental, porque las comunidades vulnerables tienen recursos y tiempos acotados, por lo que responder correctamente esta respuesta implica maximizar las nuestra inversión como sociedad (ya sea pública o privada) y, finalmente, acelerar la movilidad social y el acceso a empleos de calidad. La respuesta no es única y está llena de desafíos (ejemplo, como trabajamos los desniveles educativos de base), pero lo que me motiva es estar siempre buscando y probando las mejores soluciones, para impactar el desarrollo de las personas de nuestra región.
#OpenToWork 🚀 Líder Comercial | Especialista en Ventas B2B | Desarrollo Estratégico de Negocios
3 añosExcelente! 👏