Los errores en el sector tecnológico se pagan muy caros

Los errores en el sector tecnológico se pagan muy caros

Artículo original de José Antonio Ferreira, publicado en La Región en la edición del domingo 15 de julio de 2018

Si echo la vista atrás, recuerdo un gran número de ejemplos que podría utilizar a modo de hitos tecnológicos importantes de nuestra historia reciente. Por fortuna, alguno de estos hitos los he vivido en primera persona. Me viene a la cabeza uno de los más trascendentes por lo que supuso para propios y extraños.

Esta historia tiene por protagonista a una empresa del sector de las telecomunicaciones que lideraba y campaba a sus anchas en el mercado durante la última resaca del siglo pasado y la primera del siglo XXI. Esta empresa que ostentaba el número uno en el sector de la telefonía celular, no solo poseía la mayor cuota de mercado en la venta de terminales móviles, sino que también era acreedora del liderazgo como proveedor de los operadores de telefonía móvil en materia de infraestructuras de radiocomunicaciones.

Debido a su posición, el nivel de prepotencia tecnológica y empresarial que esta empresa europea tenía era notable, con la creencia y el sentimiento de ser el ombligo del mundo tecnológico.

Mientras tanto, en los territorios de ultramar se estaba gestando un gran cambio al amparo de los avances tecnológicos y de las tendencias que se desencadenaron en el sector de la telefonía móvildurante aquellos años.

La entrada de un competidor inesperado

Entonces una multinacional norteamericana perteneciente al sector de la informática vio las potencialidades del sector, decidió arriesgarse y hacer una incursión dentro del ámbito de la telefonía móvil. Como se demostraría tiempo más tarde, más que un experimento fue una auténtica OPA extremadamente hostil.

Esta incursión no estuvo falta de escépticos: en las hemerotecas están los comentarios de muchos sobre la nueva línea de negocio de la marca y sobre el tremendo fiasco que cosecharía metiéndose en un mundo absolutamente diferente gobernado por dos monstruos multinacionales, uno europeo y el otro norteamericano.

Mientras tanto, en el antiguo continente los defensores de la tecnológica europea renegaban del hecho de sacar al mercado un teléfono sin teclado físico, decían que jamás un teléfono móvil dejaría de tener teclas. Yo les insto a que echen un ojo a su teléfono y cuenten el número de teclas que tiene: probablemente ninguna, solamente una botonera para aumentar y bajar el volumen, un interruptor para desconectar el sonido y poco más. Estoy seguro de que el futuro pasa por que no tengan ni un solo botón, ningún interruptor y tampoco puerto de conexión alguno.

Volviendo al comienzo de este siglo y poniéndonos en situación, un visionario, que al igual que le pasó a Martin Luther King, tuvo un sueño. Y soñó con lo que hoy se denomina smartphone, algo más que un simple teléfono móvil, algo cómodo, bello, funcional y que aportaría un nuevo concepto ante las nuevas necesidades que las personas requerían.

El error de no saber avanzar

Las claves del error de la empresa europea fueron en mi opinión dos: el empeñarse en continuar con el concepto antiguo de la telefonía renegando del uso de pantallas táctiles y añadiendo a sus terminales teclas físicas. Y el otro error y también capital fue el de empeñarse en desarrollar un sistema operativo propio, área en la que no eran expertos, haciendo oídos sordos ante la oferta de otro gigante norteamericano que disponía de un buen sistema operativo y que se lo ofrecía gratis (aunque no haya nada totalmente gratuito en la vida).

Desde la posición privilegiada que supone mirar para el pasado y predecir lo que ocurrió, valga la incongruencia, lo cierto es que tanto el gigante europeo como el norteamericano que lideraban y campaban a sus anchas hace dos décadas, hoy simplemente no existen. Tan solo perviven las marcas que les dieron nombre, dado que han sido compradas por empresas asiáticas buscando el branding que estas representaban, sin embargo las corporaciones han desaparecido.

Y es que en el sector tecnológico los errores se pagan muy caros, generalmente con la desaparición o como mínimo con el ostracismo.

Escuchar a los consumidores de tus productos, nunca renegar de las nuevas tendencias y la humildad tecnológica y empresarial son factores que se convierten en virtud para la supervivencia en la jungla del mercado tecnológico.

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