¿Los líderes se cansan?

¿Los líderes se cansan?

Muchas veces hemos escuchado que el líder, en el ámbito empresarial, es la persona que va al frente de un grupo dirigiéndolos, inspirándolos para llegar juntos y con entusiasmo hacia el logro de una meta común. Y por ello se piensa que el líder es el que siempre debe estar con energía, activo, con buenas ideas, alegre y motivado.

Sin embargo, pienso que hay diversas situaciones que desaniman y desalientan a un líder como le pasa a cualquier persona y entonces pueden dificultarle la gestión del personal y llegar a sus deseadas metas. En este artículo te comparto mi punto de vista sobre ello.

Simplemente enfrentar este mundo de tantos cambios, donde hay mucha inseguridad y problemas políticos, económicos, sociales, lleno de actividades y de estrés, ya es algo que va cansando a cualquiera.

Se ve mal hablar de cansancio, porque pareciera que los líderes deben ser invencibles, no rendirse nunca, no darse por vencidos. Líderes a prueba de fuego. Pero en realidad podremos ver a ciertos líderes muy apasionados por su actividad, y otros que de repente sí se desaniman y abandonan.

Considero que normalmente, cualquier líder piensa poco en el descanso porque busca ser efectivo y de alto desempeño, pero se equivoca pensando que sin un descanso adecuado eso se puede lograr. Más bien se necesita dormir bien, estar despejados, tener emociones reguladas, claridad de pensamiento y energía, como cualquier otro integrante de la empresa o de una sociedad.

Quizá algunos líderes no descansen porque se preocupan mucho por los demás continuamente y porque tienen alto sentido de responsabilidad.

Pero hasta los mejores hombres y mujeres se cansan. Más no solo se cansan de la actividad física y de las metas cada vez más altas que persiguen. Se cansan también de ser comparados con otros, de ser juzgados, se cansan de las envidias que se pueden generar cuando otros ven que alcanza sus objetivos y son queridos por su gente, se cansan de que los demás confunda sus intenciones de querer aportar a su personal, a su empresa, a su comunidad y al mundo, pensando que lo hacen por impresionar, y no por el verdadero motivo por el que hacen todo, que es el agregar el mayor valor posible a los demás para de alguna manera, dejar este mundo de una mejor forma a como lo encontraron.

  • Se cansan también de las altas expectativas que otros ponen sobre ellos, de no tener más gente proactiva que resuelva los problemas por sí sola, de que siempre todo urge y cada vez hay más trabajo.
  • Se cansan de entrenar a nuevos miembros de equipo, o de que se hable mal de ellos, porque son personas que sí suelen estar muy a la vista de los demás. 
  • Se cansan de escuchar las problemáticas con las que cada uno de sus colaboradores llega, o con sus peticiones y exigencias.
  • Se cansan de que algunos colegas quieran quedarse con sus ideas sin reconocerlos, o de no tener suficiente apoyo del resto de las áreas con las que necesita coordinarse su equipo.
  • Se cansan de que sus jefes les reconozcan pocas veces, sus logros o lo que han hecho bien.
  • Se cansan de dedicar horas interminables a planear presupuesto, de decir que no a muchas peticiones que les hacen sus colaboradores y que en verdad no está en sus manos resolver.
  • Se cansan de que una vez que junto con su equipo, dominaron un proceso, les piden adaptarse a uno nuevo o crear uno más innovador.
  • Se cansan de dormir poco, de comer con prisa cualquier cosa, para enfrentar las actividades del día, a veces por largos periodos de trabajo, o de muchas veces viajar y dejar a sus familias. O bien, de no tomar vacaciones, a veces por varios años seguidos.
  • Se cansan de reclutar y seleccionar nuevo personal junto con Recursos Humanos, dedicándole muchas veces semanas y semanas a eso, y mientras tanto cubren el trabajo de esa vacante que le lleva a tener horas interminables de trabajo.

Pero también cansados de que a veces hay clientes que no saben agradecer ni valorar su trabajo.

O como cuando sucede que no pueden continuar su desarrollo porque no tienen tiempo para asistir a las capacitaciones que desea.

Cualquiera que sea la razón, hace que los líderes se cansen por dentro y por fuera. Pero no solo se cansan, se desgastan y quedan exhaustos. Y los demás a su alrededor podemos notarlo en su cara, en su cuerpo, en su forma de hablar y responder, o quizá por lo que no dicen.  

Son señales de que probablemente se descuidó, que puso a los demás por delante y no se consideró así mismo primero, y entonces perdió su balance de vida.

Es lógico, que bajo todas esas circunstancias, puedan haber empresarios con ganas de cerrar sus negocios, o jefes que quieran dejar su trabajo y renunciar o abandonar algún proyecto importante.

Y muchas veces todo ello sucede por el miedo a ser vulnerables, a no hablar de eso con sus colaboradores y compañeros porque pareciera que han creído que tienen que ser invencibles y que el aceptar su cansancio, es un lujo que no se pueden dar. 

¿Y qué pasa cuando se cansan? 

Empiezan a tomar malas decisiones, fallan, empiezan a tener resentimientos hacia los demás, a tener mal carácter, a perder la paciencia, sus inseguridades salen y generan un mal clima laboral. Ya no apoyan a su equipo, no dan lo mejor de su potencial, se aíslan y comparten poca información. 

Resulta que a veces es mucho lo que él, o la líder se exige a sí mismo, más incluso de lo que los otros le exigen, y si se mantiene así por mucho tiempo para alcanzar sus metas, que pueden estar fuera de proporción y ser demasiado altas, eso va a acabar haciéndolo daño. Y lo peor, enfermándolo física, mental, emocional y espiritualmente.

Deben aprender a bajar el ritmo, aún y cuando eso implique menos ventas, menos clientes, menos nuevos proyectos, ya que a la larga de cualquier manera esto no será sostenible mantenerlo y puede traer peores situaciones. Y no solo en el ámbito laboral sino también en al ámbito personal, con la pareja, familia, hijos etc. 

¿Qué pueden hacer entonces?

Pienso que necesitan no abandonarlo todo sin antes no procurar su descanso, reconectar con sigo mismos y entonces darse tiempo para ellos, pues indudablemente necesitan descansar. Y eso les generará una nueva perspectiva de la situación. 

Para ello pueden hacer alguna actividad de esparcimiento, un hobbie, algo que les guste, por ejemplo, ir al cine, llevar a su pareja a cenar, pasear con su familia, salir a caminar a un parque, pasear a sus mascotas, admirar la naturaleza, visitar algún lugar que le guste, como un museo, por ejemplo, leer un libro con mensaje positivo, escuchar música, convivir con su gente querida y amigos, que son actividades que muchas veces van posponiendo o dejando poco a poco en el olvido. 

Para ello hay que aprender a manejar mejor su tiempo, a balancear su vida. Y ser capaces de administrar también su energía. Aprender a dormir y alimentarse adecuadamente, a programar vacaciones para que retome su energía y viva nuevas y hermosas experiencias que hagan que todo lo demás valga la pena, si se va a poder regalar esos momentos especiales.

Aprender a hablar de sus emociones o llevar un diario de emociones para que escriba lo que siente y pueda así, desahogarse y comprenderse mejor.

Aprender a delegar para cumplir parte de su misión que es dejar que su gente se desarrolle dejándoles al frente de nuevas responsabilidades, mientras él o ella pueden atender otros tantos temas importantes. 

Aprender a pedir ideas a los demás y fomentar su participación para que se haga un verdadero trabajo colaborativo y no recaiga todo en una sola persona.

Meditar, aunque sea poco cada semana para producir relajamiento y mente tranquila, pues eliminará pensamientos confusos que pueden estar bloqueando su mente y provocándole estrés. 

Puede pedir lo apoyen con un proceso de coaching ejecutivo por ejemplo para ayudarlo a ver nuevas posibilidades ante aquello que lo está atorando, porque no está mal pedir ayuda, no tienen por qué sentir que será mal visto, eso no los debilita, los hace más fuertes, porque es cierto que lo podemos todo, pero con el apoyo de los otros. 

Aprender principalmente a tener compasión por sí mismo o por sí misma.

Y lo más importante, aprender a disfrutar del rol de líder, recordando siempre cuál es la razón por la que se es líder, y porqué vale la pena pasar todos esos retos. Pensar en la influencia positiva que deja a su alrededor, pensar en la gente que gracias a su liderazgo, logran inspirarse, para identificar qué quieren ser, hacer y tener en la vida. Es importante recuerden la posibilidad maravillosa que tienen de dejar un legado y de experimentar la satisfacción de ver crecer, muchas veces desde cero, a la gente y a los negocios.

Así es que los líderes también se cansan, pero también pueden desde su propia elección, levantarse y perseverar para continuar sembrando y cosechando frutos desde el disfrute, tanto ellos como sus colaboradores.

Y si tú eres alguien que percibe a su líder muy cansado o cansada, no lo dejes solo o sola, ellos también están esperando nuestra comprensión, apoyo y aprecio.

¿Tú qué opinas?




Autora: Silvia García

Diana Carintia García Madrid

Mentora Estudiantil en Tecnológico de Monterrey

2 años

Coincido completamente. Hay ciertos desgastes que son emocionales y que nos obligan a fortalecer la resilencia. 

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