Samuelson. Los orígenes de Errando... Desde Varsovia (Warszawa) a Valencia.
En la plaza del Patriarca de la ciudadela de Valencia y justo a la espalda del muro Oeste de la Universidad en cuyo paraninfo está la estatua de Luis Vives, hay una fuente y en ella, una piedra que acoge el caño de oscurecido bronce cercano a la estatua del Papa Alejandro VI, padre de 10 hijos y cuyo nombre era Rodrigo de Borgia, descendiente lejano de la familia bolognesa de los Tapiero. Mamá Messodi, matriarca de este clan, nunca reconoció este parentesco.
Samuelson se acercó a la fuente para beber un poco agua y aun siendo miope como era, descubrió una inscripción en una mezcla de hebreo y arameo. Se trataba de las primeras palabras del Kaddish, la oración que se reza ante un fallecimiento y que paradójicamente está enfocada hacia los que se quedan en este mundo. La judería de Valencia era muy extensa, desde la calle Caballeros hasta la calle del Mar y desde las Torres de Serrano hasta las Ruinas de la muralla donde se encontraba el cementerio. Esta plaza tan transitada albergaba a diario la Feria del libro y además era centro de reunión de muchos eruditos. En las Ruinas se estaban haciendo las obras del Metro coincidiendo con que Samuelson se encontraba pasando una temporada en mi casa de la calle Sorní.
Era viernes por la mañana cuando una excavadora topó con una enorme piedra de cuarzo. Destellaba por la fricción cuando se enfrentaba al hierro de la máquina. A través de ese cristal se podían adivinar dos esqueletos perfectamente conservados. Estaban cogidos de la mano. Mi madre estaba cocinando Dafina. Samuelson se puso en contacto con el Rabino Schneider de la asociación Beth Lubabich. Vivía en Moscú y aun perjudicado por la diferencia horaria, pudo hablar con él antes de la salida de la primera estrella. Por ello, ya entrado el Sabat, tuvimos que resetear la caldera de cáscara de almendra para así poder dar acceso al rabino al ayuntamiento de Valencia. Aunque el alcalde de la ciudad no le esperaba, Rabí Schneider apareció en su cuarto de baño privado como por arte de magia. Le llamó la atención esa bicicleta verde aparcada en la bañera pero no le dio mucha importancia. Estaba un poco escaldado y quería volver pronto a su casa para ver el partido de baloncesto entre el CSK y el Maccabi. Cogió al alcalde de la oreja derecha y le susurró en la izquierda que esos huesos no se tocaban hasta el domingo por la mañana. Por un momento al alcalde se le pasó por la mente desobedecer esa orden pero cuando el Rabí le arrancó la cabeza del cuerpo con un peine de púas para quitar liendres, cambio de opinión. Schneider lo dejó todo tal y como estaba, incluidos los piojos pero... Ahh... Esa bicicleta... Hermosa máquina... La cogió prestada para dar una vuelta por la circunvalación interior de la ciudad antes de venir a mi casa a dormir. El alcalde no se resistió.
Esa noche, acompañados por un azucarado e hirviente te moruno con hierbabuena, Samuelson y Schneider se enzarzaron en una discusión. Ya sabe: “2 judíos, 3 opiniones...”. Mientras discutían sobre si el cedro del Líbano era realmente un olivo, iWe abrió sus grandes ojos para proyectarnos 5 siglos atrás. Un aire frío recorrió nuestros respiradores recargando las turbinas de grafeno. Teníamos que saber de quiénes eran esos 2 esqueletos. Un hombre y una mujer. Para tener la certeza absoluta, qué mejor que presentarnos en el barrio Xerea en 1490 cerca de la sinagoga.
Nos pusimos las orejeras de lana y aparecimos en la cercana plaza de los Patos. Los comercios ya estaban cerrados y había poca gente por la calle. Andamos unos metros y nos dio el alto una patrulla de los Mártires de la Inquisición. De un soplido enviamos sus moléculas al año 2078 en plena guerra isotópica entre dos latas de Coca-Cola. “A ver qué son capaces de hacer con esas espaditas y dos antorchas flameantes”, dijo Rabí Schneider. Torquemada se enfadó y por eso nos tomamos la licencia de pasar 2 segundos por Toledo para hacerle una visita. Le dejamos caer suavemente en el año 256 a.C. en plena verbena filistea donde el vino dulce como el almíbar de melocotón corría por los cuerpos desnudos de los invitados.
Una vez dejamos Toledo, no sin antes comprar un plato de barro cocido verde en la tienda de Rafael el Trucha, desembarcamos después de un tenso centrifugado en la lavadora de carga superior Otsein de mis vecinos de la puerta 9. iWe contactó con Errando a través del cable de la luz. Se encendieron las bombillas y la gran pantalla de 226” que presidía la sala de comunicaciones. Errando nos dijo que los ADN de los esqueletos eran idénticos a los de Hanna Bolstein y Jacob Friedman. La última vez que fueron vistos con vida fue en el ghetto de Varsovia en 1940, obligados a subir a un camión custodiado por soldados de la Schutzstaffel, más conocida como las SS.
La permutación proteica ideada por Salk y Kerbs estaba dando excelentes resultados a pesar de que la fase final, la de reconstrucción molecular, no estaba muy afinada. Ambos pensaban que el proceso burocrático para falsificar documentación personal era muy largo y que así únicamente podrían salvar la vida a un 0,1% de los judíos amenazados por los nazis. Así que arriesgaron... y mucho.
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Samuelson me miró fijamente. No me dijo nada. iWe abrió sus grandes ojos verdes y nos mostró aquello que debíamos hacer. Nos dio nuestros orejeras de lana y me puso la bufanda thal-let al cuello. “Abríguese, que es invierno... y por favor, no se quite la bufanda. Eso nos haría visibles y además, usted se resfría fácilmente”. Siempre tan amable...
Abrimos el router con un destornillador de punta plana y apretando el botón Reset desde dentro aparecimos en la calle Prozna de la capital polaca el 24 de Noviembre de 1940. Localizamos a Hanna y a Jacob, un joven matrimonio bien avenido y muy enamorado. Él era psiquiatra y ella ayudaba a coser los botones de las chaquetas y abrigos que hacía su vecino, el señor Steinberg. Llegamos justo en el momento en que iban a ser deportados al campo de Treblinka, situado al norte de Varsovia. Samuelson se acercó a ellos y les dio a beber un poco de agua iónica estabilizada con Bicar Solvay a la vez que les ajustó las orejeras que iWe les había preparado para salir disparados de ahí. Rabí Schneider les dio una berahjá (bendición). Saltamos sobre un mugriento cubo de basura y lanzamos molecularmente a Hanna y a Jacob hacia la ciudad de Valencia con dos salvoconductos firmados por el diplomático aragonés en Budapest, Sanz Briz.
Aunque el Bicar es muy soluble y estable, en contacto con el aire se descompone ligeramente formando átomos de agua pura. Esta condición circular fue el motivo de cierto desvío temporal lo cual nos trasladó de vuelta al año 1490 a la calle Caballeros de la llamada ciudad de las flores.
Consultamos con Salk y Kerbs. Ambos nos dijeron que necesitaban una tercera opinión y por ello llamaron a Abraham Saperstein reconocido biólogo. Después de una breve deliberación, nos dijeron que las secuencias duales del ADN de los esqueletos eran idénticas a las de nuestro amigo Errando. Siempre sospeché que Errando era de ascendencia judía. Su gran parecido con Richard Dreyfus no podía ser una casualidad.
Llevamos las muestras al Registro de Valencia donde el Sr. Oviedo deshojó varios libros del archivo del Hospital de Indias para darnos una nota simple que decía: “Hanna Bolstein y Jacob Friedman, matrimonio de procedencia húngara y con claros síntomas de amnesia profunda. Sanos e inseparables. Les hemos denominado Ana y Jaime Errando de Oliete. Hijos: 2. Ignacio y Alejandra. Firmado: Luis de Santángel. Registrador de la ciudad de Valencia y de Porto d’ Duero”.
Rabí Schneider se negó a oficiar el traslado de los restos al nuevo cementerio judío. Negoció duramente con el alcalde y quedó en devolverle la bicicleta si se acotaban dichas tumbas con barandillas de acero inoxidable, unas cuantas piedras de la antigua muralla y una capa de hormigón de basalto. Nunca nadie sabría qué había ahí... Rabí insistió en que si se filtraba la noticia, volvería para cambiar el campo de fútbol de Mestalla de sitio una vez más.
Echamos un vistazo al reloj de Sol y habían pasado 2 minutos desde nuestra llegada a la plaza del Patriarca. El Metro funciona y justo detrás de las tumbas olvidadas, está El Corte Inglés de Pintor Sorolla. En su entrada... la sección de perfumería. Errando tenía una hermana. Creemos que vive en Oporto (Portugal). iWe encendió el televisor. El Macabbi había ganado al CSK 101 a 82. Gran partido.
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4 añosApasionante, como siempre ... Sobre todo, imaginar a Torquemada en la fiesta filistea, ... una caña !! Jajaj ... Toda una sorpresa que Errando, finalmente tenga ascendencia olietina ... como mi apadrinado “empeltre”, y alguna conexión familiar !!! ... Eso sí, lo del parecido con Dreyfus, jamás lo hubiera imaginado ... Eh ! Y menudo partidazo de basket ! ... Doble tanda de palomitas y adrenalina a tope. Ni rastro de Rafael el Trucha ... seguiremos investigando ... 🧐 No guardes la bufanda todavía, Elías, que nunca se sabe , y a puntito de entrar en el verano , las noches son aún frescas en el Norte ... Brrr ... Abrazos para ti, iWe, Samuelson y Errando .
Investigador en JCBSON
4 añosBuenas tardes Antón!!! a sabes que estos "relatos" son para unos pocos chalados y chaladas... Ja!ja!