Los peligros de la falta de confianza
Uno de los grandes males que aquejan a muchas de nuestras empresas es la falta de confianza en el seno de la organización. Y especialmente cuando esta situación se perpetua en el tiempo y es asumida por todos los implicados como algo "normal".
Es muy difícil, por no decir imposible, que una organización alcance sus objetivos cuando todos sus integrantes se observan de reojo, más pendientes de lo que hace el vecino que de hacer lo que tienen que hacer. Cuando se pasa más tiempo buscando culpables que soluciones.
Las causas que provocan la pérdida de confianza en las empresas son muy variadas pero, en general, podemos agruparlas en dos grandes grupos:
- Conductas que provocan que los trabajadores pierdan confianza en la organización: Mala comunicación interna o ausencia de la misma, dirección errática, exceso de burocracia,...
- Conductas que provocan que la organización pierda confianza en los empleados: actitudes tóxicas, absentismo elevado, bajo desempeño injustificado, ...
En un contexto de falta de confianza, los agentes tienden a comportarse de manera ineficiente e ineficaz, perjudicando el interés general de la empresa. Las consecuencias que esto puede tener son desastrosas, pero muchas veces es difícil darse cuenta del problema, especialmente cuando los comportamientos que han generado esa pérdida de confianza han llegado a verse como algo natural y han pasado a formar parte de la cultura de la organización.
No se trata de un problema que pueda ser solucionado con acciones puntuales. Se trata de un mal que afecta a toda la organización, y que va debilitándola día a día, llegando a poner en juego su propia supervivencia. La confianza es la base de toda relación humana y cuando esta desaparece resulta muy difícil hace que las cosas funcionen.
La solución pasa por un cambio en la cultura de las relaciones laborales actuales y supone una ruptura con las prácticas tradicionales. De un lado, las organizaciones deberían adoptar medidas que faciliten el desarrollo y la autonomía de los empleados y fomentar su participación en la actividad de la empresa. De otro lado, los empleados deben asumir su responsabilidad en esta nueva situación, implicándose de forma más decidida en el día a día y no limitarse a ser meros ejecutores de órdenes.
Pero todo esto debe hacerse de forma creíble, y no es un camino fácil. Una vez que la confianza se quiebra, resulta muy difícil recuperarla, ya que cualquier gesto encaminado a resolver el problema podrá ser interpretado por la otra parte como una maniobra táctica destinada a intentar sacar algún provecho. Es necesario el compromiso activo y explícito de toda la organización para que el cambio pueda ser posible.
Muchas gracias Juan Manuel por compartir tus ideas que nos permiten reflexionar.
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8 añosEl fortalecimiento emocional en las relaciones internas ,y educacional es la vase de todo equilibrio